Por desgracia, todos hemos escuchado hablar del ictus e incluso la mayoría de nosotros conocemos a alguien que le ha sucedido. Es demasiado habitual y por su gravedad, uno de los trastornos más temidos por médicos y pacientes. Por eso consideramos de vital importancia nuestro artículo de hoy: saber reconocer los síntomas del ictus te pueden salvar la vida.
A través de estas líneas, queremos que conozcas más sobre el tema: saber qué es un ictus, los tipos que existen e identificar sus síntomas para prevenirlo, así como la forma de actuación que deberías seguir si te ocurre.
En materia de salud, la prevención y la rápida actuación es fundamental, por lo que no trates de engañarte ni tengas miedo de acudir al hospital y que finalmente sea una falsa alarma. Es mucho mejor pecar de hipocondríaco que sufrir consecuencias fatales por haber mirado para otro lado cuando el cuerpo trataba de alertarte de lo que le estaba sucediendo.
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¿Qué es un ictus exactamente?
El ictus es definido como un cambio en la circulación cerebral que afecta a sus funciones básicas. Normalmente, son causados por una disminución del torrente sanguíneo debido a la rotura de un vaso cerebral, aunque como hemos comentado existen diferentes tipos de ictus y no todos tienen el mismo origen a pesar de que sus síntomas son muy similares.
Grupos de riesgo:
Las personas de avanzada edad es el grupo de riesgo más importante a la hora de sufrir un ictus, pero no son los únicos. Si reconoces sus síntomas en ti, no te confíes por la edad: hay muchos casos de personas jóvenes que lo han sufrido. El más conocido quizás el de la joven actriz Silvia Abascal, quien se enfrentó a él con solo 32 años y del que por fortuna logró salir, aunque con lesiones de por vida.
Factores de riesgo:
Aunque son más frecuentes de lo que quisiéramos, los ictus se pueden prevenir. Sus factores de riesgo son en la mayoría de los casos resultado de hábitos o particularidades personales, aunque es cierto que en algunos casos no está en nuestra mano modificarlos al tratarse de una cuestión genética.
Entre los factores de riesgo que sí podemos reducir para evitar un ictus, encontramos el tabaquismo, la obesidad, la diabetes, el colesterol o la hipertensión.
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Tipos de ictus:
Existen dos grandes grupos y dentro de ellos otras variedades de ictus. Veamos los más importantes por su frecuencia y tasa de mortalidad.
Ictus isquémico:
También conocido como infarto cerebral, es el más frecuente con una aparición del 80% de los ictus padecidos. El ictus isquémico es un estado prolongado de oclusión en la arteria cerebral, lo que termina desembocando en una necrosis del área. Menos frecuente, pero también posible, es el ictus isquémico aterotrombótrico, mismas características pero con estado temporal. Se forma por un coágulo de sangre que impide la circulación de la misma en el cerebro.
Ictus hemorrágico:
La frecuencia de este ictus es menor, pero su mortalidad mucho mayor. Dentro de este grupo, el más habitual es la hemorragia intracerebral, provocado po rla ruptura de una arteria del cerebro que provoca una hemorragia en el mismo.
5 Síntomas del ictus que deberíamos tratar de reconocer
Conocer (y reconocer) los síntomas del ictus es fundamental para evitar sufrirlo. Identificarlos nos puede salvar la vida, por lo que es muy importante que los conozcas y sepas interpretar las señales que te envía tu cuerpo.
Es cierto que en algunas ocasiones el ictus no emite síntomas claros y es muy difícil reconocerlo, pero es importante estar alerta (especialmente si contamos con factores de riesgo o tenemos una edad avanzada).
Pérdida de visión:
Por suerte, la mayoría de estos síntomas del ictus sí son muy fácilmente reconocibles y señal inequívoca de que algo no marcha bien. El primero del que te vamos a hablar es de la pérdida de visión: puede ser parcial o total, así como darse en un solo ojo o en ambos.
Debilidad:
Entre los síntomas del ictus, este es uno de los más sencillos a la hora de reconocerlo. Se trata de una pérdida brusca de fuerza en alguna de nuestras extremidades o incluso en la cara. Dificultad para gesticular o debilidad intensa en brazos, piernas o cualquier otra parte del cuerpo. Si lo sufres, ¡llama a un médico! Es muy posible que estés sufriendo un ictus, un infarto o cualquier otro problema cardiovascular con consecuencias bastante peligrosas.
Falta de sensibilidad:
La falta de sensibilidad es muy similar al síntoma anterior. También comienza de forma súbita, aunque puede comenzar con un hormigueo. Se suele dar también en la cara o las extremidades. Si dejas de notar por ejemplo tus piernas o te tocas la cara y no tienes sensibilidad, el cerebro te está tratando de mandar una señal.
Dolor de cabeza brusco:
Si sufrimos un infarto o un derrame cerebral, la cabeza sufre, lógicamente. Por ello, otro de los primeros síntomas del ictus es un dolor de cabeza muy intenso, sin causa identificable, sin «aura» como las migrañas y con un inicio brusco e inesperado.
Dificultad para hablar:
Problemas para encontrar las palabras que quieren decir, dificultad para articular… Las dificultades en el habla son muy comunes en una persona que está sufriendo un ictus. Además, la parte «positiva» es que es fácilmente reconocible por la propia persona y por los que están a su alrededor, por lo que la ayuda no debe demorarse.
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¿Cómo debemos actuar si sufrimos alguno de estos síntomas del ictus?
Lo primero de todo, no alarmarte. Un ataque de ansiedad es lo último que necesitas si estás sufriendo un ictus, por lo que mantener la calma y proceder correctamente es fundamental para salvar tu vida. Sufrir un ictus no implica necesariamente la muerte, pero es muy importante que actúes con rapidez para que solo se quede en un susto.
Si hay alguna persona a tu alrededor, cuéntale lo que te está pasando y pídele que llame a la ambulancia. Es fundamental actuar con rapidez, ya que cuanto antes se coja mayores son las posibilidades de sobrevivir. La rápida atención del equipo médico es clave.
Es posible que los síntomas aparezcan unos pocos minutos y a continuación desaparezcan sin dejar rastro aparentemente. Es posible que se deba a otra causa, pero lo más probable es que el ictus se esté enmascarando especialmente si tienes una edad avanzada o algunos de los factores de riesgo que hemos descrito en nuestro artículo, por lo que ni mucho menos debes restarle importancia y olvidarte de lo ocurrido. Si realmente son síntomas del ictus, éste brotará con más fuerza y habrás perdido un tiempo clave.
No te preocupes por llamar al doctor y que sea una falsa alarma. Como bien sabes, es mejor prevenir que curar y en cuestión de salud, a veces no hay tiempo para lo segundo.
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