El pan tomate es un plato curioso. Cualquiera de los que estéis leyendo esto seguramente pensaréis, ¿curioso? Es sólo una rebanada de pan con tomate, aceite y sal, ¿no?. Bueno, eso es lo que habría que esperar, pero nada más lejos de la realidad. El pan con tomate se ha convertido en algunas comunidades autónomas de nuestro país una auténtica seña de identidad y de buen gusto culinario. Y es que, para hacer un buen pan con tomate, hay hacerlo con los ingredientes adecuados, mimo y, sobre todo, de la forma adecuada. ¿Quieres saber cómo? Sigue leyendo.
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La historia del pan con tomate.
El pan con tomate tiene muchos nombres:pa amb tomàquet, pa amb tomata, pa amb tomaca, pa amb oli o simplemente pan tumaca. Como habrás observado, este plato tiene su origen en Cataluña y, sí, has leído bien: es un plato. Y es que en sus orígenes, aunque no estén muy claros se sabe que en la época de hambre de nuestro país, los campesinos cogían los trozos de pan duro que les quedaban, los regaban con aceite de oliva y le echaban el tomate, de forma que el pan se reblandecía y así lo podían aprovechar.
Como la mayoría de los platos de nuestro país, surgieron en la época en la que no tenías más remedio que echarle imaginación a la hora de cocinar y aprovechar todos los recursos disponibles. En el caso del pan tomate era así y, aunque ahora sólo lo comamos durante el desayuno o para acompañar algunas comidas, este fue el plato principal de muchas familias durante estos años.
El pan con tomate y la discordia.
Pero no todo es tan sencillo y es que, como ya hemos dicho al principio de este artículo, el pan con tomate es auténtico arte culinario. Si eres de Cataluña sabrás de lo que hablamos, y si conocer a alguien de allí también. Y es que cómo hacerlo es muy importante. Hoy os vamos a hablar de las variantes admitidas para crear un auténtico pan tumaca.
Pan con tomate: variante primera.
La forma más extendida y aceptada es la más sencilla de todas: restriegas el tomate partido por la mitad por la rebanada de pan, le echas aceite y sal y consumes enseguida para que el pan no se reblandezca. Muy sencilla.
Pan con tomate: variante segunda.
Exactamente igual que la anterior, pero untando las dos caras del pan con tomate. Seguramente esta sea la receta más tradicional pues, al ser el plato principal y su finalidad ser la de reblandecer el pan duro, no sería de extrañar que añadieran el tomate por las dos caras.
Pan con tomate: variante tercera.
En la rebanada de pan, restregamos un diente de ajo. Echamos un chorreón de aceite de oliva. Dejamos que se empape un poco el pan y le echamos la sal. A continuación, restregamos el tomate. Es decir, el tomate se echa después del resto de ingredientes.
Puntos en común.
Como habrás podido observar, existen ciertos puntos en común entre las variantes más extendidas y aceptadas de nuestro país, que son en definitiva lo que caracteriza al pan con tomate como arte culinario de un simple trozo de pan con tomate. Éstas son:
- El pan es en rebanada y se puede tostar o no, al gusto del consumidor.
- Los tomates deben ser de ramillete y tener el punto de madurez adecuado para que ni estén muy duros ni demasiado blandos.
- Lleva sal y aceite, aunque siempre al gusto por supuesto.
- Puede llevar ajo o no.
- El tomate se restriega, no se ralla o bate y luego se añade.
- Y lo más importante, nunca se mezcla en un bol el aceite, la sal y el tomate. Nunca.
Como habrás podido observar, a lo que en la mayoría de los sitios llaman pan con tumaca no es otra cosa más que la típica media tostada de tomate, que no tiene nada que ver con el auténtico pan con tomate, ¡no te dejes engañar!
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