Es bien conocido que los mosquitos son importantes vectores transmisores de diferentes enfermedades. Entre ellas se encuentra la denominada fiebre del Nilo Occidental, enfermedad causada por un virus, que se ha expandido por el mundo. Se reporta que tan solo en los Estados Unidos de América se han infectado alrededor de tres millones de personas.
Esta enfermedad contribuye de forma importante a engrosar las filas de las llamadas fiebres causadas por mosquitos, tan de moda en los momentos actuales donde el Zika y la enfermedad de Chikungunya ocupan la atención de las autoridades sanitarias del mundo.
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Muchas de las personas que se infectan con el virus del Nilo Occidental no experimentan síntomas y por lo tanto, no se enteran de haber estado afectados por este virus. El resto, en su mayor parte, sufren de una forma febril ligera de la enfermedad, que se presenta con escasa sintomatología.
Algunos pacientes, que por suerte son menos del 1% de los infectados, sufrirán una forma grave que puede incluso provocar la muerte. Se ha reportado que en la mitad de los casos convalecientes, esta seria complicación de la fiebre del Nilo Occidental deja secuelas neurológicas a largo plazo que se pueden considerar de variada intensidad.
Por todas estas razones es que resulta importante que te informes y te mantengas actualizado acerca de la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de la fiebre del Nilo Occidental.
¿Qué se sabe sobre el virus responsable de la fiebre del Nilo occidental?
El virus del Nilo occidental esta clasificado entre los llamados “flavivirus” que se caracteriza por tener una sola cadena de ácido nucleico, la cual contiene la información genética que transmite a las células cuando las infecta.
Imagen 1 Virus causante de la fiebre del Nilo occidental
El virus fue identificado primeramente en un país de África: Uganda. Esto ocurrió en el año 1937, pero en la fecha actual, ya se ha reportado en numerosos países de los diferentes continentes.
Se cree que la infección primaria proviene de las aves, a las cuales pican los mosquitos que luego transmiten el virus al hombre. Por ello la mayor proporción de infección se produce en climas y estaciones cálidos, que favorecen el desarrollo del mosquito.
Por ejemplo, en Alaska, ubicada al noroeste de Norteamérica, el clima frío no permite la proliferación del mosquito, por lo que no se ha reportado ningún caso de la fiebre del Nilo Occidental.
¿Cuáles son los síntomas de la fiebre del Nilo Occidental?
Como ya se explicó, la mayoría de los pacientes, que oscila entre el 70 y el 80%, no detectan que están infectados con el virus del Nilo occidental.
Se describe una forma leve de la infección en alrededor del 20% de las personas afectadas, que se caracteriza fundamentalmente por fiebre, y de ahí el nombre de fiebre del Nilo Occidental, que recibe la enfermedad. Otros síntomas son inespecíficos, es decir, parecidos a los que se producen en diferentes infecciones virales, e incluyen:
- Dolor de cabeza o cefalea
- Dolor de garganta
- Falta de apetito
- Manifestaciones gastrointestinales como pueden ser náuseas que se acompañan de vómitos y diarreas
- Adenopatías o inflamación de los ganglios linfáticos
- Erupción o salpullido
De hecho, en estos casos, el diagnóstico diferencial con otras afecciones virales puede confirmarse solamente a través de pruebas de detección de anticuerpos contra el virus del Nilo Occidental en la sangre o en el líquido cefalorraquídeo, obtenido este a través de la punción raquídea.
La forma grave de la enfermedad se caracteriza por encefalitis o meningitis, con inflamación cerebral así como de las membranas que cumplimentan la importante función de recubrir tanto el cerebro como la médula espinal. Estas membranas se denominan meninges. En este caso puede presentarse:
- Confusión mental y desorientación
- Temblores o convulsiones
- Rigidez en la nuca
- Debilidad en las extremidades que puede llegar a la parálisis
- Coma o pérdida de la conciencia e incluso la muerte, en muy pocos casos
Determinados grupos de la población tienen más riesgo de padecer esta forma grave de la fiebre del Nilo Occidental. Entre ellos se encuentran los niños pequeños, las personas mayores de 60 años, las embarazadas o aquellos que presentan disminución de las defensas inmunológicas, como pueden ser los afectados por el SIDA o síndrome de inmunodeficiencia humana.
También entran en este grupo los que han sido sometidos a trasplante de órganos, quienes reciben terapia inhibidora de la defensa inmunológica o inmunosupresora. Otras enfermedades predisponen también a padecer la forma grave de la fiebre del Nilo Occidental entre las cuales se encuentran: la diabetes, el cáncer y las enfermedades renales.
Como se ha mencionado, un alto porcentaje de los pacientes que sufren la encefalitis por infección con el virus del Nilo Occidental quedan con secuelas a largo plazo. En ocasiones, estas secuelas son parecidas a las que provoca el virus de la poliomielitis.
También se ha reportado que el 25% de los pacientes con historia de haber padecido la fiebre del Nilo Occidental sufren daño en la retina o retinopatía, porcentaje que se eleva a casi el 50% en aquellas personas que se presentaron con daño en el cerebro. En otros casos también se ha identificado que aparecen reflejos neurológicos anormales, aprendizaje más pobre, mayor dependencia para las actividades de la vida diaria y menor calidad de vida.
¿Existe tratamiento para la fiebre del Nilo Occidental?
Se realizan investigaciones en busca de un medicamento antiviral que sea útil en el tratamiento de la fiebre del Nilo Occidental, y esto es muy importante fundamentalmente para las formas graves de la enfermedad. Sin embargo, hasta la fecha no se ha tenido éxito en este sentido. Otra dirección que han tomado las investigaciones es hacia el logro de vacunas preventivas o terapéuticas, terreno en el cual, también se trabaja intensamente con algunos candidatos vacunales.
¿Qué hacer entonces para evitar la infección por el virus del Nilo Occidental?
Te comento que en los momentos actuales, las medidas preventivas deben encaminarse a:
- Controlar la proliferación del mosquito
Para esto deben evitarse todos los posibles focos que proporcionan las condiciones adecuadas para el ciclo de vida del mosquito. Se debe evitar arrojar gomas de autos o latas vacías a las calles o mantenerlos en patios, jardines y garajes, pues en su interior pueden acumular agua. Igual sucede con las cáscaras de huevo, que deben triturarse luego de vaciarlas, para evitar que sirvan de reservorio de los huevos y larvas del mosquito. También es necesario cambiar diariamente el agua de jarrones o de ser posible sustituirla por tierra o arena. En el caso de los depósitos de agua para el consumo del hogar y otros usos, deben vaciarse y cepillarse también frecuentemente, pues los huevos se adhieren a sus paredes; así como agregarles productos que eviten el desarrollo de las larvas, sin afectar la salud humana. Además, se debe mantener una adecuada limpieza, tanto en los alrededores de las casas en las que residimos como en los centros de trabajo donde laboramos, entre otras medidas.
Otra forma complementaria de evitar la proliferación del vector es la fumigación con plaguicidas que provoquen la muerte de los mosquitos adultos, en hogares, centros de trabajo y las calles en general. Esto debe ser coordinado por los sistemas nacionales de salud, que actúan de manera integrada con otros factores de la comunidad.
- Evitar las picaduras de los mosquitos
Para evitar las peligrosas picaduras de estos insectos, debes vestirte con ropas preferiblemente de colores claros, cubrir brazos y piernas mediante el uso de ropas con mangas largas y pantalones largos. Además, se deben complementar estas medidas con la utilización de repelentes para insectos sobre la piel que queda expuesta, como pueden ser los que contienen picaridina, DEET e IR3553, entre otros muchos. Te recomiendo que veas algunos de estos insecticidas que son de naturaleza orgánica, es decir a partir de productos naturales, tema que abordaremos en próximos trabajos.
También se deben usar mallas protectoras en las ventanas y puertas, así como mosquiteros para dormir.
¿Qué hacer ante una sospecha de padecer la fiebre del Nilo Occidental?
Ante cualquier duda, debes acudir a tu servicio médico más cercano. Así te podrán realizar una evaluación que conduzca a diagnosticar o descartar la fiebre del Nilo Occidental. Los casos graves requerirán hospitalización y seguimiento, y puede requerirse terapia rehabilitadora a largo plazo.