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Grasa en el hígado o esteatosis hepática, la enfermedad silenciosa

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Grasa en el hígado o esteatosis hepática, la enfermedad silenciosa
Al padecer de hígado graso se afectan parte de las funciones de este importante órgano

La acumulación de grasa en el hígado es una de las enfermedades hepáticas más comunes; de hecho, afecta al 25% de la población mundial  y es la más común en su tipo en el  mundo occidental.  Técnicamente se denomina esteatosis hepática; casi no presenta síntomas, no es fácil de diagnosticar y su incidencia está aumentando en el mundo, igual que la diabetes tipo 2, la obesidad y la hipertensión arterial.

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Un poco de grasa en el hígado es normal, pero cuando se acumula mucha grasa en el hígado éste no puede cumplir adecuadamente sus funciones.   Los médicos pueden sospechar la presencia de hígado graso principalmente por los factores de riesgo… ¡entre los cuales el beber alcohol no es la única causa!  En realidad existen dos formas de hígado graso: alcohólico y no alcohólico.  ¿Quieres saber si puedes estar padeciendo la enfermedad? ¡Sigue leyendo!

El hígado graso conlleva perdida de importantes funciones hepáticas
Al padecer de hígado graso se afectan parte de las funciones de este importante órgano

Grasa en el hígado, la enfermedad silenciosa

Se ha llamado a la esteatosis hepática una enfermedad silenciosa porque casi no tiene síntomas, ya sea causada por el consumo de alcohol o no; uno de los pocos síntomas es sensación de cansancio y molestias en el abdomen del lado derecho hacia arriba.   Otros síntomas pueden ser hinchazón abdominal después de comer, sensación de saciedad y digestión lenta y pesada.

Además, hay una forma leve de la enfermedad que prácticamente no tiene síntomas.  Sin embargo, si te encuentras dentro de la población de riesgo es importante realizar las consultas correspondientes ya que las consecuencias del hígado graso son para preocuparse: fibrosis, cirrosis y hasta cáncer de hígado.

Para comprender de qué se trata la enfermedad debemos saber que hay dos tipos principales de hígado graso: el hígado graso no alcohólico y el alcohólico.  Y también que hay dos tipos de hígado graso no alcohólico: el simple, que presenta poca inflamación de las células del hígado y no causa daños ni complicaciones, y la esteatosis hepática no alcohólica que presenta daños e inflamación en las células del hígado.

Los investigadores saben que la enfermedad del hígado graso por alcohol se debe al alto consumo de alcohol.  También puede aparecer en personas que aunque no beban actualmente lo hicieron durante mucho tiempo.  Pero aún no se pueden determinar las causas de la grasa en el hígado no alcohólica.

Grasa en el hígado por alcohol

Esta enfermedad sólo afecta a personas que beben mucho, o que han bebido mucho aunque no lo hagan actualmente.   Las posibilidades aumentan si la persona bebedora es obesa, mujer o padece alguna mutación genética.

La enfermedad del hígado graso alcohólico se debe al importante papel del hígado en el metabolismo del alcohol.  Recordemos que el 20% del alcohol que consumimos se procesa en el estómago mientras que el 80% se metaboliza en el intestino delgado desde donde es enviado a la sangre.  Así llega al hígado, que se encarga de convertirlo en una sustancia inocua para el organismo.   Sin embargo el hígado tiene una determinada velocidad de procesamiento;  de hecho el alcohol no desaparece de la sangre sino hasta una hora después de haber bebido sólo una copa.

Precisamente la intoxicación con alcohol se debe a que se sigue ingiriendo alcohol sin dar tiempo al hígado a metabolizarlo totalmente. 

El consumo de alcohol provoca depósitos de grasa en las células hepáticas, que se inflaman y pueden morir (necrosis celular).   El mayor consumo o consumo continuo de alcohol aumenta los depósitos de grasa.  La necrosis celular deja cicatrices (fibrosis) que si se continúa consumiendo alcohol se extienden y desembocan en la hepatitis alcohólica y finalmente la cirrosis.

Lo primero que debe hacer una persona que padece grasa en el hígado alcohólica es dejar de beber.  Para conseguirlo, lo más importante es que la persona admita que tiene una adicción al alcohol y que descubra cuál es su forma de beber, por qué lo hace y cuánto bebe.  Si no puede dejar la adicción por sí mismo o con medicamentos debe buscar apoyo en grupos de autoayuda.

El hábito del alcohol provoca la formación de grasa en el hígado

Grasa en el hígado no alcohólica

Aún no se conoce la causa del hígado graso no alcohólico pero sí los factores de riesgo:

  • Prediabetes
  • Diabetes tipo 2
  • Obesidad
  • Edad (media o mayor aunque también se han dado casos de niños)
  • Altos niveles de colesterol y triglicéridos en sangre
  • Hipertensión arterial
  • Ingesta de corticoides y algunas medicinas contra el cáncer
  • Síndrome metabólico (la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad observó que el 90% de las personas con síndrome metabólico padecen hígado graso).
  • Rápida pérdida de peso
  • Hepatitis C
  • Exposición a toxinas

La primera recomendación de los médicos ante la grasa en el hígado no alcohólica es bajar de peso.  Al perder peso puede reducirse también la grasa en el hígado y la inflamación de las células hepáticas.   Si la causa es un medicamento, es necesario que la suspensión del mismo se realice bajo supervisión médica.

Como prevención las personas dentro de la población de riesgo pueden recibir vacunas contra la hepatitis y la enfermedad neumocóccica ya que si aparecen estas enfermedades junto con el hígado graso puede producirse insuficiencia hepática.

En realidad, aún no se ha encontrado ningún medicamento contra el hígado graso.  Solamente los cambios en el estilo de vida y la alimentación pueden ayudar a curar esta enfermedad.

Recomendaciones para combatir la grasa en el hígado

Para comenzar es necesario adoptar una estilo de vida saludable basado en  tres pilares: alimentación saludable, ejercicio y cuidado de los afectos. 

Vida saludable
Un estilo de vida saludable ayuda a prevenir la formación de grasa en el hígado

En cuanto a la alimentación, sigue estos consejos:

  • Adopta una dieta con menos azúcares y sal agregada, más vegetales especialmente frutas frescas y granos enteros, nada de alcohol (ni siquiera bebidas de baja graduación alcohólica) y aumentar el consumo de alimentos que provean ácidos grasos omega-3.
  • Si hay obesidad o sobrepeso es necesaria una dieta baja en calorías y rica en fibras, que aumentan la sensación de saciedad, equilibran la glucemia y ayudan a controlar la resistencia a la insulina, habitual en las personas con hígado graso.
  • Utilizar endulzantes naturales como stevia.
  • Limitar al máximo el consumo de lácteos enteros, embutidos, bollería y alimentos industrializados, aumentar el consumo de aceite de oliva virgen extra.

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