Las frutas de invierno tienen la virtud de proporcionarnos la mayoría de los nutrientes y calorías que necesitamos precisamente en esa época del año. Aunque en estos tiempos de globalización es muy fácil encontrar frutas de contraestación en las góndolas de los supermercados, por ejemplo frutos tropicales en pleno invierno, lo mejor es consumir las frutas de estación y adquirirlas a los proveedores locales para disfrutar un producto fresco y saludable.
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Importancia de consumir las frutas de invierno… ¡en invierno!
El consumo de frutas en temporada tiene muchas ventajas pero hay requisitos que deben cumplir las frutas de temporada para convertirse en un alimento nutritivo y saludable.
Para comenzar, digamos que las frutas de temporada suelen ser más económicas que las frutas de contraestación, ya que estas últimas suelen ser importadas o provenir de invernaderos. Además, es probable que hayan sido madurados artificialmente y conservados en cámaras frigoríficas.
Consumir los alimentos frescos en su temporada, por ejemplo las frutas de invierno en invierno, nos asegura poder disfrutar de productos frescos, nutritivos, saludables, llenos de color y sabor. Te recomendamos adquirir las frutas de invierno a proveedores locales para evitar la manipulación de los alimentos y acceder a alimentos con todo el sabor de la fruta recién cosechada.
Frutas de invierno frescas y desecadas
La reina de las frutas de invierno en ambos hemisferios es… ¡la naranja! Cítrico por excelencia, contiene todos los elementos que necesita nuestro organismo para afrontar con éxito el duro invierno: rica en vitamina C aumenta las defensas para prevenir las gripes y resfriados propios de la estación fría.
De hecho, un vaso de jugo de naranjas recién exprimidas cada día es un verdadero pasaporte a la salud. La vitamina C también ayuda a mantener la salud de huesos y dientes. Además, su contenido en fructosa proporciona energía y es muy importante en la alimentación de niños y adolescentes por su riqueza en fibras como bien lo informa la Fundación Nemours.
Es necesario recordar que la vitamina C pierde rápidamente sus propiedades en contacto con el oxígeno, por lo que se recomienda tomar el jugo recién exprimido o comer la fruta entera.
Otra de las frutas de invierno que no debe faltar en tu mesa es la granada. Las granadas aparecen en otoño y pueden adquirirse durante todo el otoño e invierno. También son muy ricas en vitamina C pero contienen también antioxidantes y ácido elágico, relacionado actualmente con la prevención de distintos tipos de cáncer.
Tradicionales durante el otoño e inviernoson los caquis. Esta fruta originaria de Asia es muy rica en agua, azúcares, fibras y vitaminas A y C. Tiene propiedades antioxidantes a partir de su riqueza en betacarotenos, que le otorgan su típico color anaranjado. Sirve para prevenir el envejecimiento y los problemas de la visión.
Para finalizar, una de las frutas de invierno más apropiadas para la realización de conservas es el membrillo. Pertenece a la misma familia de las manzanas y las peras. Muy ricos en azúcares, fibras como la pectina y vitamina C, son especialmente recomendados para las personas que padecen síndrome del colon irritable y otras enfermedades intestinales.
Sin embargo tienen un sabor áspero que no los hace muy apetecibles para consumirlos frescos, sin embargo son muy versátiles y con ellos se pueden preparar dulces, mermeladas, jaleas y compotas.
El invierno invita a disfrutar alimentos dulces y energizantes como las frutas desecadas. De hecho, el invierno es la estación ideal para adquirir y consumir frutas desecadas en múltiples preparaciones. Entre las frutas de invierno desecadas encontramos los higos, orejones, pasas de uva, ciruelas pasas y dátiles.
Recetas con frutas de invierno frescas
A continuación te ofrecemos dos recetas con frutas de invierno, para preparar en las largas tardes de invierno, aromatizar la casa con el perfume de los dulces caseros y almacenar para disfrutar todo el año:
Receta de mermelada de naranjas
Ingredientes:1,3 Kg. de naranjas,el jugo de 2 limones, 2,6 Kg. de azúcar.
Preparación: Colocar las naranjas enteras con el jugo de limón en una olla junto con 2 litros de agua, de manera que el agua cubra la fruta. Llevar al fuego y cocinar a fuego lento durante 2 horas o hasta que las naranjas estén blandas.
Por otra parte el azúcar en otro recipiente a fuego bajo y verter el agua de cocción de las naranjas. Dejar reducir mientras se enfrían las naranjas. Cuando puedas manipular las naranjas, cortarlas por la mitad, quitar las semillas y agregar la pulpa a la reducción de líquido. Reservar las cáscaras. LLevar a hervor, dejar hervir seis minutos y presionar la pulpa con cuchara de madera para que se deshaga y libere la pectina.
Cortar las cáscaras en finas tiras. Verter la preparación anterior en un recipiente, llevar a fuego suave, agregar el azúcar restante y las tiras de cáscara, aumentar la temperatura y dejar hervir 15 a 20 minutos revolviendo constantemente.
Envasar en frascos limpios y esterilizados, sellar y etiquetar.
Receta de jalea de membrillos
Ingredientes: 1 Kg. de membrillos, azúcar.
Preparación: Pelar y lavar los membrillos, cortarlos a lo largo y retirar el centro y las semillas. Reservar las cáscaras, centros y semillas. Colocarlos en una bolsita de lienzo limpia. Atar la bolsita con un hilo.
Colocar en una olla profunda los membrillos, la bolsita de lienzo y cubrir con agua. Llevar a fuego mediano y cocinar hasta que los membrillos estén bien cocidos.
Retirar los membrillos del agua y colocar en un colador con un recipiente debajo. Dejar escurrir toda la noche.
Al día siguiente medir la cantidad de líquido escurrido y agregar la mitad de su peso en azúcar (por ejemplo, si se escurrió 1 litro de líquido, agregar 1/2 Kg. de azúcar). Llevar a fuego suave y remover constantemente hasta que se disuelva el azúcar. Subir un poco el calor y continuar cocinando hasta que alcance el punto de jalea sin dejar de remover (entre 15 y 40 minutos de acuerdo a la cantidad de líquido).
Envasar en frascos limpios y esterilizados, sellar y etiquetar.
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