La fiebre amarilla es una enfermedad provocada por el virus de la fiebre amarilla y transmitida por un mosquito.
Si presentas fiebre alta y dolor de cabeza y has visitado recientemente o vivido en Sudamérica o África, debes estar atento, pues tan simple como sencillo, puedes estar contagiado con la fiebre amarilla.
Cocolitze, vómito negro o fiebre amarilla, los tres dan nombre a una enfermedad que transcurre de manera epidémica y que es en alto grado grave y mortal.
Por la importancia de esta enfermedad te invitamos a compartir este artículo donde se describen las principales características de la fiebre amarilla.
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¿Cómo se transmite la fiebre amarilla?
La fiebre amarilla es una enfermedad infecciosa. Es endémica especialmente de África subsahariana y de América del Sur, lo que significa que en esas regiones se presenta de manera constante en determinadas épocas fijas del año. Se presenta en muchos casos en forma de epidemia y es transmitida por un virus del género flavivirus.
La fiebre amarilla tiene dos formas de presentación: la fiebre amarilla selvática o de la jungla y la fiebre amarilla urbana. La fiebre amarilla selvática la transmite el mosquito Haemagogus y otros mosquitos de la jungla en tanto la fiebre amarilla urbana es transmitida por un tipo de mosquito denominado Aedes aegypti.
La transmisión tiene lugar cuando el mosquito pica a una persona que se encuentra libre de la enfermedad después de haber picado a una persona enferma. De esta forma se transmite la enfermedad a la persona sana.
La epidemia se desata por lo general durante los meses más húmedos, con mucha lluvia. En el caso de África, el comienzo de la estación seca también propicia la aparición de la enfermedad.
¿Cuándo pensar en fiebre amarilla?
Siempre que la persona viva en una de las zonas endémicas de la enfermedad o haya visitado alguno de los lugares mencionados anteriormente y la persona presente fiebre elevada, se debe sospechar que ha sido contagiado con la fiebre amarilla.
La fiebre amarilla presenta varias características que la diferencian de otras enfermedades y nos permiten descartarlas.
Luego de la picadura del mosquito y la transmisión del virus, la persona puede permanecer sin síntomas de 3 a 6 días. Este período se denomina el período de incubación del virus. En este tiempo el virus está preparando las condiciones para comenzar a hacer estragos en el organismo.
En necesario señalar, que si bien la fiebre amarilla puede presentar un cuadro grave que conduce a la muerte, también puede cursar sin síntomas. De ser así, a pesar de que la persona tenga la enfermedad, no presentará ninguna manifestación que genere preocupación y deba acudir al especialista.
El comienzo de los síntomas suele ser repentino. Primero se presenta una fiebre alta de 39 a 40 grados Celcius. Esta fiebre puede estar acompañada de otros síntomas como mareos, dolores musculares, cefalea o dolor de cabeza y escalofríos.
La frecuencia cardiaca también varía y se comprueba midiendo el pulso. El pulso generalmente es rápido al principio. Después suele ponerse lento por la fiebre. A esto se le denomina signo de Faget. La cara de la persona infectada por el virus se nota enrojecida e hinchada. Los ojos aparecen rojos, es decir inyectados de sangre.
Otros síntomas que frecuentemente se presentan durante la fiebre amarilla son las náuseas y vómitos. El paciente también puede padecer de estreñimiento. Puede verse la persona postrada, irritable e inquieta.
En dependencia del grado de gravedad de la enfermedad será el tiempo que demore el enfermo en volver a la normalidad. Si la fiebre amarilla se manifiesta de forma leve, transurridos los 2 o 3 días el paciente puede estar normal. Sin embargo en las variantes moderadas y graves el virus actúa durante más tiempo y la persona permanece enferma un mayor número de días. En estos casos la fiebre puede bajar de forma repentina entre el segundo y el quinto día. La fiebre puede mantenerse baja durante horas e incluso hasta días. Después de este período, la fiebre reaparecerá y la frecuencia cardiaca continuará disminuida.
El enfermo de fiebre amarilla frecuentemente presenta la piel con una coloración amarillenta, lo cual da nombre a la enfermedad. Este signo se denomina ictericia. También el paciente presenta albuminuria que no es más que la presencia de una proteína llamada albúmina en la orina. Las orinas son turbias y con espuma.
Otro signo que antes le daba el nombre a la enfermedad y que nos indica el agravamiento del cuadro de fiebre amarilla es el vómito negro. Este signo se denomina científicamente hematemesis y no es más que la presencia de sangre en el vómito, proveniente de sangramientos en el tubo digestivo. La hematemesis nos indica que hay hemorragia y por lo tanto el virus se encuentra todavía activo en el sistema de la persona y la vida del enfermo peligra gravemente.
Otros signos de gravedad del paciente con la fiebre amarilla son la disminución del volumen de orina u oliguria, es decir que el paciente orina muy poco. También se presentan puntos rojos en la piel denominados petequias. Las mucosas suelen sangrar, por ejemplo las encías sangran al cepillarse los dientes. El paciente puede mostrarse confundido y apático.
La enfermedad puede extenderse más allá de 7 días y luego el paciente puede, de forma espontánea, recobrarse sin posteriores secuelas para su salud. En los casos más graves el paciente comienza a delirar, y ya este se considera el período terminal. El enfermo presenta convulsiones y puede llegar al coma. Este período suele continuarse con la insuficiencia multiorgánica. Esta no es más que el fallo conjunto de los órganos del cuerpo, lo cual termina con la vida del paciente.
En el período de recuperación, el sistema inmune del organismo se encuentra débil, ya que este empleó todas sus fuerzas en combatir el virus causante de la fiebre amarilla. Por esto el paciente puede desarrollar otras infecciones como neumonía.
Si la persona presenta algunos de los síntomas y signos que se mencionaron anteriormente y proviene de algunas de las zonas endémicas señaladas debe diríjirse rápidamente al médico más cercano.
El especialista le realizará un interrogatorio detallado seguido de un examen físico minucioso. Después se requiere ordenar los exámenes de laboratorio que permitan confirmar el diagnóstico inicial. Las pruebas de laboratorio más utilizadas son el hemograma, el análisis de orina para ver si hay albuminnuria. Se realizan pruebas de función hepática y el cultivo del virus.
¿Cómo se trata la fiebre amarilla?
El tratamiento de la fiebre amarilla está encaminado principalmente a las medidas de soporte. Estas son acciones enfocadas en mantener al paciente estable y salvar su vida, ya que no hay tratamiento médico específico para contrarrestar el virus.
La primera e impostergable acción consiste en ingresar a toda persona con una fiebre de origen desconocido, sobre todo si proviene de los lugares endémicos de la enfermedad.
Es necesario señalar que el mosquito Aedes aegypti es el agente que transmite, además de la fiebre amarilla, otras infecciones epidémicas como el dengue, el Chicungunya y el zika. Los cuatro son virus que pueden dejar secuelas importantes o que llevan al fallecimiento del enfermo en sus formas más graves.
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Hay que controlar la hemorragia. Para esto se puede emplear gluconato de calcio en vena una o dos veces al día. Es necesario medir la tensión arterial, la frecuencia cardíaca y la temperatura varias veces en el día. El enfermo debe consumir suficiente líquido en el día y mantener una alimentación adecuada.
Los enfermos deben permanecer aislados para impedir la propagación de la enfermedad. El cuidado adecuado de los pacientes con fiebre amarilla puede ser decisivo para determinar si este vive o muere. Hasta las variantes más sencillas pueden complicarse de no recibir las medidas generales correspondientes.
¿Cómo prevenir la fiebre amarilla?
- El primer eslabón en la prevención de la fiebre amarilla es la vacunación con una cepa del virus atenuado. Esta vacuna es efectiva en el 95 % de los casos.
- En segundo lugar se deben tomar las medidas necesarias y suficientes para aniquilar el mosquito o prevenir su picadura. Para esto se pueden utilizar los llamados repelentes que son sustancias que se aplican a la piel e impiden la picadura del mosquito y por lo tanto impiden la transmisión del virus.
Y a modo de homenaje reverencio el aporte sustancial del sabio cubano Carlos J Finlay sobre su descubrimiento de que es el mosquito el transmisor del virus de la fiebre amarilla.
- Realizar el autofocal en nuestros hogares tiene también una gran importancia:
- romper las latas y los deshechos
- romper y botar las claras de huevos
- destruir o tapar los depósitos que puedan servir de criadero para las larvas del mosquito
- mantener la limpieza adecuada de los tanques y cisternas
- aplicar abate en los depósitos
- revisar y cambiar diariamente las vasijas espirituales, también los potes para alimentar y dar agua a los animales deben ser lavados diariamente.
Debemos percatarnos de que ningún depósito quede con agua de un día para otro. Esto es una importante fuente para el mosquito poner sus huevos y que ahí se desarrollen.
- Utilizar mosquiteros sobre todo en las temporadas húmedas que son más propicias para el
- Fumigar con insecticidas las casas y calles.
- Mantener una higiene personal, familiar y de la comunidad siempre ayudará a combatir el mosquito y por lo tanto las enfermedades que transmite.
Imagen 3 Fumigación aérea para el control del mosquito transmisor de la fiebre amarilla
La fiebre amarilla es una enfermedad grave, pero prevenible si se toman las medidas adecuadas.
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