La Rubéola es una enfermedad infecciosa, viral y contagiosa que es producida por el virus de la rubéola.
Aunque la Rubéola es una enfermedad infecciosa aparentemente benigna e inofensiva, ya que generalmente produce síntomas y signos leves, también puede traer por consecuencia serias complicaciones. Por ejemplo, cuando afecta a una mujer encinta puede provocar diferentes alteraciones del embarazo y del niño, tales como la inducción de malformaciones que dejarán sus secuelas para toda la vida, como es el caso de la microcefalia. Esta en particular la encontramos tambien en casos afectados por el virus del Zika.
Si estás embarazada o tienes planes de estarlo en el futuro, seguramente te interesará conocer los detalles que aquí te brindamos sobre esta aparente benigna enfermedad, incluyendo sus posibles consecuencias, su diagnóstico, tratamiento y prevención.
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¿Qué riesgo tengo de padecer de Rubéola?
Se describe que afecta más frecuentemente a los niños y a los adultos jóvenes; mientras en los lactantes se presenta raramente. La gran mayoría de los casos se presenta entre los 15 y los 45 años. Se presenta en forma de epidemias cíclicas cada 6 a 9 años, principalmente en poblaciones que no han recibido vacunación contra esta enfermedad infecciosa.
Sus periodos predilectos de aparición son durante la primavera y el invierno.
La importancia de la enfermedad, medida por el número de casos, ha disminuido en el mundo desde el advenimiento de una vacuna, pero no ha sido totalmente eliminada.
¿Cómo puede ocurrir el contagio con el virus de la Rubéola?
Esta es una enfermedad infecciosa contagiosa pero menos que otras enfermedades virales, como es el sarampión. El virus causante de la enfermedad se transmite desde las personas infectadas a las personas sanas fundamentalmente por vía aérea.
¿Cuáles son los periodos por los que pasa una persona con Rubéola?
Periodo de incubación
Es una fase que pasa generalmente inadvertida en la infección. Su duración es de 2 a 3 semanas y puede haber leve resfriado con estornudos, febrícula, inflamación de la conjuntiva de los ojos o conjuntivitis ligera, y menos frecuentemente síntomas gastrointestinales como la diarrea.
No se observan lesiones en la piel en esta etapa. En la consulta del odontólogo este puede detectar pequeñas manchas rojas en el paladar blando que se denominan manchas de Foscheimer.
Lo más llamativo de esta etapa es la inflamación de los ganglios linfáticos tambien conocidas como adenopatías que de forma preferencial aparecen en la zona por detrás de las orejas o retroauricular, asi como en la parte posterior del cuello.
Periodo exantemático
En esta fase hay tres signos característicos. Estos son:
- la fiebre de no más de 39 C
- el incremento del tamaño de los ganglios o adenopatías en el cuello
- la erupción en la piel denominada exantema maculopapuloso. Esta comienza en el cuello y se extiende por el tronco.
La erupción es de pequeño tamaño y dura de 3 a 5 días. Es pruriginosa, es decir, que ocasiona picazón, en los adultos, pero generalmente no en los niños. En estos últimos, puede no aparecer la erupción hasta en un 25% de ellos.
¿Existe la posibilidad de que una persona con Rubéola tenga complicaciones?
Como ya se explicó, esta enfermedad suele cursar de forma leve, por lo que se le considera como una enfermedad infecciosa bastante benigna. Sin embargo, en ocasiones se pueden presentar complicaciones de determinada gravedad.
Se describen como posibles complicaciones de la Rubéola la presencia de:
Artritis y artralgia que se refieren a la inflamación y dolor en las articulaciones, respectivamente. Se presentan fundamentalmente en los adultos y los adolescentes, pero no en los niños. Ocurren después de aparecer el exantema e involucran a varias articulaciones, que incluyen particularmente las de la rodilla, de la muñeca y de los dedos.
Encefalitis o proceso inflamatorio del encéfalo. Su desarrollo es una complicación muy rara y de menor gravedad que en el caso del sarampión.
La aparicion de otras complicaciones neurológicas resultan menos frecuentes.
¿Qué problemas puede tener una embarazada que padece la Rubéola?
El virus de la Rubéola tiene un efecto embriopático, lo que significa que es dañino para el embrión que se está desarrollando en los primeros meses del embarazo.
De hecho, el virus de la Rubéola fue el primer virus que se describió con carácter teratógeno, es decir con capacidad de inducir las malformaciones congénitas o al nacimiento. También en etapas más avanzadas la infección puede afectar al feto.
Por todo ello, cuando una mujer que se encuentra en el primer trimestre de su embarazo se enferma con la Rubéola, puede provocar diversas alteraciones como por ejemplo:
- Pérdida del embarazo por aborto espontáneo
- Nacimiento del feto muerto
- Malformaciones congénitas o al nacimiento, agrupadas en el denominado Síndrome de Rubéola Congénita
- Panencefalitis rubeólica subaguda; es una complicación neurológica que causa deficiencias al principio de la adolescencia.
Mientras más temprano en el embarazo se produce la infección con el virus de la Rubéola mayores son las probabilidades de causar malformaciones congénitas. Así, cuando la embarazada se infecta durante las primeras 4 semanas de embarazo, el riesgo es de alrededor del 60%, mientras que disminuye al 8% entre la novena y la duodécima semanas.
Se cree que de todas las malformaciones congénitas, la infección perinatal por Rubéola es responsable del 2 al 3% de las mismas.
¿Se pueden detectar en el diagnóstico prenatal las malformaciones congénitas características del Síndrome de Rubéola Congénita?
Se han reportado las diferentes malformaciones congénitas, que pueden ser identificadas más frecuentemente, durante el chequeo o diagnóstico prenatal por ultrasonido a la embarazada infectada con Rubéola. Entre ellas se destacan:
- Cardiopatía congénita, caracterizada por defectos en los tabiques del corazón y estenosis o estrechamiento arterial pulmonar
- Microcefalia o tamaño anormalmente pequeño de la cabeza
- Cataratas u opacidad del cristalino del ojo, que pueden desarrollarse antes o después del nacimiento
- Microftalmia o pequeñez anormal de los ojos
- Hepato- esplenomegalia o incremento de tamaño del hígado y del bazo
La sordera también es característica del Síndrome de Rubéola Congénita pero no puede ser detectada en el chequeo prenatal por ultrasonido. Este trastorno es muy importante detectarlo lo antes posible después del nacimiento, pues puede dar lugar a retraso en el desarrollo psicomotor.
¿Cómo se confirma el diagnóstico de la Rubéola?
Ante una persona con incremento de tamaño de los ganglios del cuello y erupción de la piel o exantema, se debe sospechar la infección por Rubéola.
La confirmación se logra por pruebas de sangre dirigidas a detectar los anticuerpos que produce el cuerpo contra el virus de la Rubéola en particular. Sin embargo, estas pruebas comúnmente no se realizan, debido al carácter generalmente benigno de la Rubéola. Se reserva entonces para los casos complicados, los recién nacidos o las embarazadas.
Es necesario diferenciar la Rubéola de la escarlatina, la sífilis secundaria, los exantemas por medicamentos, el eritema infeccioso, la mononucleosis infecciosa, y otras enfermedades que incluyen erupción en la piel.
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De particular importancia es la distinción con el Sarampión que presenta signos y síntomas muy parecidos, aunque de mayor gravedad generalmente. Otro problema es la aparición de la forma modificada y la forma atípica del sarampión que son prácticamente indistinguibles de la Rubéola, desde el punto de vista de los síntomas morfológicos.
¿Cuál es el tratamiento más común para la Rubéola?
Como no se dispone de ningún medicamento específico contra el virus de la Rubéola, el tratamiento consiste en el alivio de los síntomas.
En el caso de surgir complicaciones, estas serán tratadas de acuerdo a su carácter.
Igual sucede con los recién nacidos aquejados del Síndrome de la Rubéola Congénita, que recibirán tratamiento de acuerdo a las alteraciones que presentan.
¿Cómo se puede prevenir la Rubéola?
La vacunación contra la Rubéola con virus atenuados se usa en muchos países. Produce protección frente a la infección en un gran porcentaje de los casos, mayor del 95%, durante más o menos 15 años.
El uso de la vacuna ha logrado una disminución importante del número de casos que se reportan. Esto incluye los casos de Síndrome de Rubéola Congénita que han disminuido en las Américas, en Europa y el Mediterráneo Oriental, después de la introducción en el 2010 de la vacuna contra la Rubéola en los esquemas de vacunación rutinarios.
Las embarazadas no pueden recibir la vacuna contra el virus de la Rubéola pues existe un cierto porcentaje de riesgo de afectación del embrión o el feto calculado en alrededor del 3%. Esto se debe a que el virus utilizado en la elaboración de esta vacuna puede infectar al embrión o feto durante las fases iniciales de la gestación.
Por ello además, en el caso de las mujeres en edad fértil, se debe comprobar que no están embarazadas antes de suministrarles la vacuna. Deberán además cuidarse de no salir embarazadas durante los 28 días siguientes a la vacunación.
Los recién nacidos y lactantes con Síndrome de Rubéola Congénita, deben ser adecuadamente aislados pues son una fuente importante de contagio. Esto se debe a que el virus se libera por las heces fecales, la orina y la nariz durante un año después del nacimiento.
Padecer de infección por el virus de la Rubéola otorga inmunidad y protección permanente.
Sin embargo, frecuentemente la Rubéola se confunde con otras afecciones, por lo que es usual encontrar que aparentemente se repite en una persona, quien supuestamente ya sufrió la enfermedad.
Por todo ello, si usted ha padecido de Rubéola, esto no garantiza que no sea susceptible de adquirir la enfermedad; y por lo tanto, particularmente si está pensando en el embarazo, debe hacer uso de todas las medidas de protección a su alcance, para impedir el contagio con el virus de la Rubéola.