Suena muy bien: perder peso sin hacer nada especial. Sin embargo, más allá de un par de kilos la pérdida de peso sin motivo aparente debería alarmarnos más que alegrarnos. Tras ella se pueden esconder algunos trastornos y enfermedades a los que deberíamos ponerle nombre a tiempo para cortar el problema de raíz.
Evidentemente, no hablamos de perder peso mediante una dieta, ya que en este caso sí es normal deshacernos de esos kilos que nos sobran. En nuestro artículo de hoy queremos hablar de la pérdida de peso que no ha sido planeada, aquella que vas notando en tu ropa y confirmas en tu báscula sin haber cambiado tus hábitos alimenticios ni tu rutina física. ¿Por qué perdemos peso si no hay razones para ello?
La pérdida de peso, un asunto de salud
Uno o dos kilos no es nada alarmante, el problema viene cuando la ropa comienza a quedarnos grande, cuando la báscula nos dice que hemos perdido a partir de 5 kilos en un tiempo casi récord y cuando continuamos perdiendo incluso si aumentamos la ingesta de comida. No siempre tiene que haber un problema grave detrás, pero lo ideal es acudir a la consulta de tu endocrino o médico de cabecera para que determine la causa.
Para que vayas conociendo las posibles teorías que se puede plantear tu doctor, te damos algunos de los motivos que pueden acarrear esta pérdida de peso:
Tiroides
El tiroides es el principal responsable de los cambios de peso. Aunque normalmente está relacionado con el aumento, también puede darse de forma invertida y provocarnos pérdida de peso continuada y sin aparente motivo. Este es seguramente el primer factor que descartará un doctor, ya que la mayoría de los casos están relacionados con el tiroides.
Nerviosismo y estrés
El segundo trastorno más habitual a la hora de buscar culpables de nuestra pérdida de peso, ese es el estrés y en general cualquier cuadro de nerviosismo, estados de alerta o depresiones. El estado psicológico de una persona incide más de lo que creemos en el organismo y también puede provocar que perdamos peso incontroladamente. En este caso, deberíamos acudir a un psicólogo que diagnostique la raíz del problema y nos ayude a buscar una solución.
Problemas digestivos
Como resulta evidente, un problema digestivo también estará detrás de esos kilos que estamos perdiendo. No procesar bien los alimentos es una de las causas y, aunque suele tener síntomas físicos (diarrea, dolor de estómago…), mediante una exploración o escáner también se puede descartar que el problema no esté en nuestro aparato digestivo.
Fármacos
Si has comenzado un nuevo tratamiento farmacológico, sea cual sea su tipología, lo más probablemente es que la pérdida de peso súbita esté propiciada por ellos. Consulta con un doctor esta interacción para buscar un nuevo tratamiento que no afecte a tu salud.
Diabetes
Una diabetes sin diagnosticar es otro de los motivos más frecuentes por los que podemos experimentar esta pérdida de peso. Con un sencillo examen podemos salir de dudas.
Otras enfermedades más graves
No vamos a ser nosotros quienes pongan nombre propio a lo que está haciendo que adelgaces a un ritmo preocupante. Sin embargo, es conveniente alertarte que dicha pérdida de peso puede esconder una enfermedad grave, por lo que antes de autodiagnosticarte nada, debes acudir a un médico que realice las pruebas oportunas y extraiga conclusiones reales.