El momento de subir a la báscula puede no ser demasiado agradable para muchas personas. Este temido instante, en ocasiones, es algo injusto, sobre todo si solo se tiene en consideración una única variable: el peso. Los kilos de los que se compone nuestro cuerpo nos dan una buena referencia sobre nuestro estado físico, eso es cierto, pero no es lo único que debemos considerar. ¿Cuáles son los otros datos importantes a tener en cuenta a la hora de subir a la báscula?
Por supuesto, el IMC es crucial, ya que él nos indica en qué baremo nos movemos. Si estamos demasiado delgados, saludables o si presentamos sobrepeso o incluso obesidad. También el porcentaje de grasa y de músculo. Ya que dos personas pueden pesar igual, pero no es lo mismo que este peso sea de grasa a que sea de músculo. La cantidad de agua es otro buen referente a tener en cuenta. Con todos estos datos te puedes hacer una idea bastante certera sobre tu estado de salud, si tu plan alimenticio te está sentando bien o si necesitas hacer un poco más de deporte.
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No vale con cualquier báscula
Este es un punto en el que, por fortuna, hemos avanzado bastante en los últimos años. Hasta hace no mucho, las básculas domésticas eran de lo más sencillo. Simplemente subíamos y, conforme lo hacíamos, nos pesaba. Un único dato: el peso. Y con eso ya debíamos saber todo sobre nuestro estado físico, algo que, hoy en día, ya sabrás que no es así. Si queríamos una medición un poco más precisa, debíamos acudir a las básculas profesionales de farmacia o del nutricionista.
Por suerte, la tecnología nos permite ahora tener todos estos datos también desde casa, sin tener que acudir a un centro especializado, por lo que podremos hacer un mejor seguimiento de nuestra evolución física y saber cuáles son los puntos más débiles pero también los más fuertes. En cuanto a las veces que debemos subir, lo cierto es que depende un poco de cada uno. No es contraproducente subir más o menos veces a la semana. Hay quienes defienden que lo ideal es pesarse una vez a la semana, mientras que otros se quieren pesar a diario. Ambas opciones son buenas, siempre que tengamos en cuenta que el cuerpo puede reaccionar de forma diferente cada día (especialmente el de las mujeres, muy marcado por el ciclo menstrual), y que el hecho de engordar unos gramos un día no significa que no vayamos por buen camino. Lo importante es que el cómputo general sea favorable y, sobre todo que, más allá del peso, el IMC, la grasa, el músculo y el agua también acompañen.
¿Qué es el IMC y qué nos indica al subir a la báscula?
Un IMC saludable debe dar un dato, como muy alto, de 25. ¿Cómo se calcula? Multiplica tu altura dos veces y luego multiplica este resultado por 25. Por ejemplo, si mides 1.65 metros, deberás hacer esta cuenta: 1.65 x 1.65. Esto da como resultado 2.7225. Ahora multiplica 2.7225 x 25. El resultado, en este caso, es 68. Es decir, para estar saludable, midiendo 1.65 metros, deberás pesar como máximo 68 kilos. La misma cuenta la podemos hacer por abajo. El IMC saludable mínimo debe ser de 18.5. Así que aplicando la cuenta anterior, el resultado es de 50 kg. Por lo tanto, para nuestro ejemplo de una altura de 1.65 metros, el peso saludable va de 50 kg a 68 kg.
Pero, por supuesto, influyen otras variables, ya que no es lo mismo que estos 68 kg sean de grasa que de músculo. Vamos a verlo.
Porcentaje de grasa: fíjate en él al subir a la báscula
Como te decíamos, dos personas que midan 1.65 metros pueden pesar 60 kilos y tener cuerpos muy diferentes, incluso que una de ellas parezca a simple vista más rellenita y la otra parezca muy delgada. Esto es debido a que la distribución del peso no sería la misma en ambos casos.
No es lo mismo que la mayoría de peso sea de grasa a que sea de músculo. Ten en cuenta que el porcentaje de grasa saludable varía según edad y sexo. A la hora de adelgazar, debes buscar que el porcentaje de grasa se reduzca. Y esto lo puedes conseguir principalmente mediante la alimentación, eliminando aquellos alimentos ricos en grasas saturadas. También se queman muchas grasas almacenadas a través del ejercicio. Así que, de nuevo, encontramos que el combo alimentación saludable más ejercicio es la solución a nuestros deseos a la hora de subir a la báscula.
Músculo: un indicador que nos puede dar sorpresas al subir a la báscula
A veces pasa que comes sano, haces mucho ejercicio y, aún así, al día siguiente subes a la báscula y te has mantenido de peso o incluso has subido. ¿Qué está pasando? Esto es algo que a nadie que busque adelgazar le convence, pero tenemos que pedirte que mires un poco más allá del peso. Compara los datos de músculo desde la última medición hasta la de ahora. ¿Has subido músculo? ¿Y has bajado de grasa? ¡Genial! Entonces vas por buen camino.
Un cuerpo más musculado, además de ser un poco más atractivo, te hará tener una mejor forma física, estar más enérgico, tener más fuerza y, en general, estar más saludable. Para subir de musculatura lo puedes conseguir por supuesto a través del ejercicio. Te recomendamos que los sigas con un entrenador personal o incluso con alguna cuenta de Instagram o Youtube que trabaje específicamente sobre el músculo. También es recomendable que consumas proteínas después del ejercicio, ya que esto te ayudará a hacerle un guiño a tu cuerpo y darle una ayudita extra después de esta sesión de ejercicio. Recuerda que tratar de conseguir el cuerpo deseado sin ejercicio es un error. No solo de dietas vive el hombre y no solo de dietas se puede lograr moldear el cuerpo.
¿Y qué hacemos con el porcentaje de agua?
Por último, otro dato que debemos mirar al subir a la báscula, más allá del peso, es el porcentaje de agua. ¿Por qué? Porque la cantidad de líquido que tengamos también nos hace engordar, pero, además, también nos hincha, aumenta nuestro volumen y nos hace sentir más pesados. Por eso, si nos sentimos así, podemos mirar los resultados arrojados por la báscula para valorar si es por un exceso de líquido y saber así si estamos reteniendo líquidos (esto, en algunas personas, puede llegar a ser un problema a resolver).
Si el resultado es positivo, tendremos que esforzarnos más en este tema. Beber infusiones, hacer ejercicio y acudir con regularidad al baño es el combo perfecto para acabar con la retención de líquidos. También hay ciertos alimentos que te pueden ayudar, como la piña, las sopas, las espinacas y, en general, aquellos que actúan como detox. Como ves, conseguir el cuerpo deseado va más allá del peso y, dado que el objetivo debería siempre ser el hecho de estar más saludable, es importante atender a estos cinco valores (peso, IMC, grasa, músculo y agua) para lograr los resultados más óptimos.
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