La lactancia materna es la forma ideal para alimentar al recién nacido y garantizar el adecuado desarrollo y crecimiento del niño, según afirman la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
¿Cómo se produce la leche materna?
Habitualmente se considera que el tamaño de las mamas o senos determina la cantidad de leche que producirá una mujer que recientemente ha tenido un parto. Nada más alejado de la realidad pues el tamaño de los senos es dependiente del tejido adiposo presente, y este es de naturaleza lipídica, es decir, graso. Esto explica el por qué el tamaño de estos no está relacionado ni con la cantidad ni con la calidad de la leche que se produce por una mujer durante el periodo de la lactancia materna.
Y es que las mamas son glándulas compuestas por tejido glandular, tejido conjuntivo y tejido adiposo.
La leche se produce por células específicas dentro de las mamas que reciben el nombre de alvéolos mamarios. Estos producen leche en respuesta a la acción de una hormona denominada prolactina que aumenta su producción en la medida que el recién nacido succiona. Se acompaña de la acción de otra hormona denominada oxitocina, que actúa sobre los pequeños músculos que determinan que las células se contraigan y salga la leche durante la etapa de lactancia materna.
La oxitocina también participa en la contracción del útero durante y después del parto. Esta contribuye a que el útero recobre su tamaño original y evita la posibilidad de sangramiento en el periodo inmediato después del parto.
Una expresión de que estos mecanismos están funcionando adecuadamente es la sensación que tienen las mujeres de que sus mamas están llenas e hipersensibles al tacto durante el periodo de embarazo, reflejando que los alvéolos están preparados para trabajar. De esta forma se garantiza que la gran mayoría de las madres son capaces de producir la cantidad de leche necesaria para satisfacer las necesidades de su niño.
Y es que los senos producirán la leche como respuesta directa a las necesidades del niño. De hecho, mientras con mayor frecuencia reciba su cuota de leche y más satisfacción sienta un bebé, el resultado no se dejará esperar y se producirá más leche. Tengamos en cuenta que los recién nacidos trabajan por duplicar su peso en unos pocos meses, en el orden de unos seis meses, y como su estómago es chico, la necesidad de alimentarse para desarrollarse, crecer y gozar de buena salud hace que se incremente la frecuencia de las tomas de leche.
Ventajas de garantizar una adecuada lactancia materna…
Se reconoce en la literatura especializada que el niño que recibe lactancia materna es menos propenso a enfermarse y presentará menos:
- Alergias
- Infecciones
- Gases
- Diarreas
- Estreñimiento
- Enfermedades de la piel
- Enfermedades respiratorias
A su vez se reconoce que los recién nacidos alimentados mediante lactancia materna pueden beneficiarse de tener menor riesgo de padecer:
- Diabetes
- Obesidad o problemas de sobrepeso
- Síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL)
- Caries
En paralelo se reconoce que la lactancia materna puede contribuir de forma importante ahorrando dinero y tiempo, solo por el concepto de no tener que depender de la leche maternizada, así como evitar la compra y limpieza de biberones lo que de conjunto con obviar el tener que preparar la leche maternizada se convierte en un factor que facilita esta compleja etapa del desarrollo del niño, pues de hecho, la leche materna siempre se encuentra disponible y a la temperatura adecuada.
Nuevos estudios evidencian que la lactancia materna puede coadyuvar en la disminución del riesgo de que el niño padezca del cáncer infantil más común, la leucemia infantil al asociarse en un 19 por ciento menor.
Otros resultados expuestos en la prestigiosa revista The Journal of Nutrition señalan que existirá más fuerza muscular en las piernas en la etapa de la adolescencia como beneficio que se logra a largo plazo después de la lactancia materna.
¿Cómo lograr una buena lactancia materna?
Es frecuente que las mujeres durante el embarazo tomen medidas excepcionales relacionadas con mantener una alimentación sana y que extiendan esta preocupación aun después del parto en la etapa de lactancia materna. Esta práctica de mantener una alimentación sana contribuirá a mantenerse saludable, lo cual determinará mejor nivel de energía y magnifico estado de ánimo.
Durante el periodo de lactancia materna se puede consumir la misma cantidad de calorías que en la etapa anterior a quedar embarazada, lo que contribuirá a perder peso después del parto. Por supuesto que repetimos que no hay reglas generales, el comportamiento individual preside la respuesta de cada ser humano: cada persona es un universo particular que reacciona de forma diferente.
Se considera que no existen alimentos específicos ni especiales que se deba evitar u otros que determinen aumentos en la producción de leche durante la lactancia materna.
Se reporta que si mantiene una dieta vegetariana o que el consumo de proteína animal este deprimido es posible que exista un déficit de vitamina B12 para la mama así como para el niño. Esto puede manifestarse con pérdida del apetito, cansancio excesivo, debilidad muscular, desarrollo motor lento, e incluso en ocasiones con vómitos y anemias. De presentarse estas manifestaciones se debe acudir de inmediato al médico, pero puede ir paleando la situación con el uso de suplementos vitamínicos ricos en particular en vitaminas del complejo B.
Otro tema de gran interés está relacionado con el consumo de líquidos. Y aquí si es una regla general que todas las madres durante la etapa de lactancia materna deben mantenerse bien hidratadas mediante el consumo de suficiente cantidad de líquidos.
Otro sano consejo es que no se debe ingerir bebidas alcohólicas o exceso de café u otras bebidas ricas en cafeína durante la lactancia materna. El hecho es que cafeína en exceso, es decir, más de cinco tasas de café o de bebidas puede determinar que el niño este intranquilo y molesto y no pueda dormir adecuadamente.
Si eventualmente ingiere alcohol, al menos se debe esperar dos horas antes de lactar al niño.
La lactancia materna es una etapa crucial en el futuro del niño, aproveche la oportunidad para brindarle un mejor futuro… ¡él lo agradecerá!