¿Qué es el albaricoque?

Estamos en verano y el calor nos sofoca. ¿Qué podemos hacer para combatir sus terribles efectos? Desde luego, echar mano de las recetas saludables que siempre os presentamos en Alimentos Ricos y también, por supuesto, darle un buen mordisco a esas frutas que la estación estival nos regala como, por ejemplo, un delicioso albaricoque.

La Prunus armeniaca, ése es su nombre científico, es un fruto carnoso, muy dulce, de color amarillo, con una característica piel aterciopelada. Su árbol, el albaricoquero, pertenece a la familia de las Rosáceas. Crece en climas templados y su punto óptimo de maduración llega, precisamente, a finales de la primavera y a principios del verano.

Conozcamos sus orígenes

Es increíble todo lo que tenemos que agradecer a Asia en referencia a nuestra alimentación y salud. Pero no sólo hablamos de productos como el té o la canela, exóticos manjares de los que ya hemos hablado, sino que frutas tan comunes hoy en día, como pueden ser los albaricoques, deben su procedencia al continente oriental. Los primeros testimonios que se tienen de su cultivo en China pertenecen al año 3000 A.C. Pero se cree que su origen primigenio corresponde a Corea del Norte o a zonas de la Manchuria.

Después, los romanos fueron los encargados de traernos este fruto a Europa, una consecuencia de la Ruta de las Especias que pronto comunicó a Europa con Asia. Así su producción se expandió rápidamente y su delicioso sabor lo convirtió en un favorito. Su introducción fue a través de Armenia, de ahí el nombre que recibe: «armeniaca».

Las propiedades del albaricoque

Una de las primera cualidades que hemos de destacar del albaricoque es su alto contenido en fibra, por lo que resulta ideal para aquellas personas que tienen problemas para ir al baño de manera regular. Este tipo de fruta ayuda a que las deposiciones se hagan de un forma óptima; cuida de nuestra flora intestinal, siendo un aliado para quienes padecen estreñimiento.

Además, el albaricoque tiene provitamina A, es decir, betacarotenos, un elemento de propiedades antioxidantes que hace que nuestro organismo se conserve más saludable y joven, pues retrasa el envejecimiento de los tejidos. Y, aún hay más, se trata de un nutriente excelente para cuidar de nuestra vista y mantenerla en óptimas condiciones. Otros órganos de nuestro cuerpo que se befenician del efecto saludable de los betacarotenos son la piel, el pelo, los huesos y, primordial, el sistema inmunológico al que la ingesta de albaricoque ayuda encontrarse más fuerte.

Pero el albaricoque también es muy conocido por la cantidad de minerales que nos aporta. En primer lugar, tenemos el potasio, totalmente necesario para el correcto funcionamiento de las células y la transmisión de los impulsos nerviosos, fundamental para que nuestros músculos se mantengan sanos. El potasio es muy necesario también para personas con problemas diuréticos, para quienes padecen hipertensión o enfermedades cardiovasculares. Por otro lado, tiene magnesio, que también colabora con nuestros músculos y huesos y que tiene que ver con las propiedades digestivas que hemos comentado antes, pues beneficia al correcto funcionamiento de los intestinos y favorece la función laxante de esta deliciosa fruta.

Si elegimos comer el albaricoque un poco maduro, hemos de saber que estaremos nutriendo a nuestro cuerpo de taninos, unas sustancias ideales para cuidarnos, por sus propiedades astringentes y antiinflamatorias. Los taninos colaboran en la correcta digestión de las comidas, pues desinflaman la mucosa del intestino.

Variedades del albaricoque

Esta fruta se cultiva en todo el mundo. Algunas de sus variedades más importantes son:

• Albaricoque Bulida: de origen español. Es un fruto con poco surco que se recolecta en junio.
• Albaricoque Canino: también es una variedad española, de frutos bastante grandes.
• Albaricoque Nancy: de sabor un poco ácido y de color cobrizo.
• Albaricoque Paviot: su carne es fina y dulce.
• Albaricoque Moniquí: De sabor muy dulce, el fruto tiene forma ovalada.

Tabla nutricional