Cuando se habla de diabetes siempre pensamos en insulina y nos olvidamos de esta otra hormona que juega también un importante papel protagónico. Nos referimos al glucagón.
¿Qué es el glucagón?
El glucagón es una hormona peptídica, es decir, formada por 29 aminoácidos que se unen entre si en los islotes de Langerhans, células especializadas para esta función que se encuentran en el páncreas.
El glucagón, al igual que la insulina, tiene como función regular los niveles de glucosa en sangre, lo que hemos conocido como glicemia o glucemia.
Funciones que cumplimenta el glucagón
Las acciones biológicas esenciales que cumplimenta el glucagón convergen en que participa en la regulación de la llamada homeostasis de la glucosa, es decir, del equilibrio entre niveles bajos y altos de glucosa para mantenerlos a las concentraciones normales.
Como elemento regulador de la concentración de azúcar en sangre, y en particular de la glucosa, encontramos que el glucagón resulta de gran utilidad cuando se presenta hipoglucemia, que puede acompañarse de pérdida del conocimiento. En otros términos, es una hormona hiperglucemiante, ya que aumenta los niveles de glucosa en sangre. Me explico; ahora me entenderás porque titulé así este artículo: ¡Glucagón! otra cara de la diabetes
Y esto justifica el consejo que en ocasiones escuchamos sobre la necesidad de que las personas con diabetes, y muy en particular aquellas que utilizan insulina, deberían poseer glucagón disponible, tanto en la casa como en el trabajo, escuela en fin, a su alcance. Pero sobre todo tener alguien cercano que este entrenado en administrarlo en caso de ser necesario.
Habitualmente las comidas suprimen la secreción de glucagón de los diabéticos y esto explica la perdida frecuente del control de la secreción de glucagón, lo que ocasiona que exista un exceso de producción de glucosa por el hígado.
Y es que la liberación de glucagón es estimulada por la concentración baja de glucosa en sangre, es decir, hipoglucemia, e inhibida por la hiperglucemia y la propia insulina.
Existen estudios preclínicos que proporcionan pruebas de que el glucagón puede ser un factor de saciedad que también controla el peso corporal a través de la regulación del gasto de energía.
Hasta la fecha muy poco se conoce acerca de los factores que regulan la formación de glucagón. De hecho los mecanismos que regulan la degradación y la liberación de glucagón todavía no son bien entendidos. Sin embargo algo aceptado en la literatura científica es que la insulina es un potente inhibidor de la liberación de glucagón.
Una mirada al futuro
Hasta aquí hemos visto que el glucagón generalmente funciona como una hormona contra-reguladora, es decir, se opone a las acciones de la insulina, y así logra mantener los niveles de glucosa en la sangre, particularmente en personas con hipoglucemia. En los pacientes con diabetes, los excesos de secreción de glucagón juegan un papel fundamental en los trastornos metabólicos asociadas con la diabetes, tales como hiperglucemia.
Esta es una de las razones fundamentales que justifica que la administración de glucagón conduzca farmacológicamente a un aumento rápido de la glucosa en la sangre, por lo tanto, el uso de glucagón inyectable puede ser aplicado como un tratamiento para los pacientes diabéticos en riesgo de hipoglucemia.
Dada la importancia central de glucagón para el control de azúcar en la sangre, antagonistas de esta hormona se están estudiando para su posible aplicación con fines terapéuticos en personas diabéticas.
Al respecto se encuentra en fase de prueba en ensayos clínicos la versión de un dispositivo médico que se ha definido como páncreas biónico. En estos ensayos, desarrollados por especialistas de la Universidad de Boston y el Hospital General de Massachusetts se establecieron restricciones mínimas a las actividades diarias de los pacientes. En este escenario donde desarrollaron las actividades correspondientes a una persona sin diabetes se alcanzó el control de la concentración de azúcar en sangre en aquellos pacientes con diabetes del tipo 1, dependientes de insulina. Al efecto se utilizó tanto insulina como glucagón, y se logró mantener los niveles normales de glucosa en sangre.
Por otro lado investigadores canadienses de Montreal expresaron que un sistema de páncreas artificial de doble hormona para pacientes con diabetes del tipo 1 que distribuye insulina y glucagón mediante bombas que trabajan de acuerdo a lecturas basadas en sensores que monitorean de forma continua los niveles de glucosa en sangre. Los autores señalaron que el sistema de distribución de ciclo cerrado, logró optimizar el control de las concentraciones de glucosa con la correspondiente reducción del riesgo de hipoglucemia.
El estudio demostró que el sistema de páncreas artificial consiguió conservar los niveles adecuados de glucosa en sangre durante el 71 % del tiempo, en tanto usando el tratamiento convencional tan solo se logró un 57 %.
El futuro de los tratamientos para el control de la diabetes será, sin lugar a dudas, la combinación armónica del uso de este par de hormonas: insulina y glucagón, tal y como lo hace la naturaleza.