Si hay un alimento que nos acompaña a lo largo de todos nuestros años, esa es la leche. Una aventura que comienza con el primer sorbo de vida, ya sea a través de la lactancia materna o de las fórmulas lácteas de farmacia, y que nunca deberíamos abandonar.
Este alimento rico en calcio resulta imprescindible en cualquier etapa, desde que somos bebés hasta que alcanzamos la tercera edad, sus propiedades y beneficios lo convierten en uno de los llamados alimentos básicos.
No importa tu edad: nunca serás demasiado mayor para necesitar la leche en tu vida.
¿Por qué es tan importante la leche a lo largo de nuestra vida?
La vida no es otra cosa que una sucesión constante de etapas. Las medimos en años, una magnitud que nos determina en qué momento del ciclo vital nos encontramos.
Con el tiempo vamos cambiando de necesidades, pero en lo que a alimentación se refiere, nunca dejamos de necesitar la leche.
Durante la infancia, la leche es nuestro chaleco salvavidas para lograr el crecimiento adecuado, desarrollar nuestros huesos y sentar las bases de lo que será nuestra salud futura.
Precisamente relacionada con los huesos está la adolescencia, una etapa en la que crecemos a un ritmo acelerado y nos convertimos en el adulto que vamos a ser el resto de nuestra vida. Presentar una deficiencia de calcio a esta edad nos puede condenar para siempre a lidiar con unos huesos débiles y con poca resistencia. Es por ello que no debemos descuidar el consumo de leche en particular y lácteos en general durante este momento de nuestra vida.
Aunque durante la edad adulta nuestros huesos ya no van a crecer más y las reservas de calcio pasan a un segundo plano, tomar leche nunca pierde importancia. Es precisamente en esta etapa cuando nos enfrentamos al embarazo y la menopausia, dos momentos clave en los que una deficiencia de leche puede arruinar todo el camino andando.
Cerca de la vejez, nuestro organismo presenta más dificultades para absorber el calcio, por lo que es importante volver a aumenta la ingesta de leche y otros lácteos. Es cierto que ya no necesitaremos tanto calcio como en la niñez, pero si queremos mantener la salud de nuestros huesos y dientes debemos continuar con el buen hábito de tomarnos, al menos, un vaso de leche en el desayuno y otro antes de irnos a dormir.
Intolerancia a la lactosa… todo tiene solución
La intolerancia a la lactosa ha existido siempre, pero es ahora cuando se está dando más información sobre ella y estamos conociendo más sobre un tema que puede afectarnos a todos en cualquier momento.
No es necesario sufrirlo desde pequeños, ya que puede presentarse en cualquier momento de nuestra vida. De hecho, los médicos afirman que durante la tercera edad existe una mayor predisposición a sufrir intolerancia a la lactosa incluso si nunca lo hemos padecido a lo largo de nuestra vida.
Ser intolerante a la lactosa no significa específicamente que no puedas/debas tomar leche. Es posible que algunos lácteos los toleres mejor que otros, tu tarea es observarte ya que nadie mejor que tú podrá saber cuales son ls alimentos que mejor le sientan a tu organismo.
Afortunadamente hay muchos tipos de leche y aunque uno en concreto te siente mal, te animamos a probar otros que sí pueden ser tolerados. Incluso, en el peor de los casos, puedes acudir a la leche sin lactosa, un alimento que ya lo ofrecen varios fabricantes de alimentación y que te ayudará a no renunciar nunca a la leche.