Nadie nos preparó para vivir una pandemia mundial. Eso que parecía algo del pasado, de nuestros ancestros y que nunca le iba a suceder a una sociedad tan avanzada y moderna como la nuestra, nos ha salpicado en la cara y ya llevamos meses luchando con ello. Lo peor de todo es que parece que el virus no tiene freno y que, tras un pequeño respiro estival, vuelve a sacudir con fuerza a todo el mundo. Llegados a este punto y ante las cuestionables políticas que se están llevando a cabo en algunos países, seguro que tú, como ciudadana y persona individual, te has preguntando en alguna ocasión qué puedes hacer para frenar la expansión de la COVID-19.
En realidad, no hay que olvidar que este es un problema de todos, que no entiende de géneros, edades ni estatus social, por lo que también deberíamos concienciarnos de que frenar la expansión de la COVID-19 es también tarea de todos. Es más, se trata de un asunto de responsabilidad social y más allá de las medidas que nos impongan nuestros políticos, nosotros, como ciudadanos, tenemos mucho que decir en este tema para que consigamos, por fin, frenar la expansión de la COVID-19 a nivel mundial.
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Usar mascarilla siempre: el primer paso para frenar la expansión de la COVID-19
En general, la mayoría de las personas tienen ya bastante interiorizado este tema. El uso de la mascarilla es obligatorio en toda España y solo hay algunas excepciones, como menores de cierta edad, cuando se esté fumando o bebiendo / comiendo, en algunas actividades deportivas y poco más. Por eso, decir a estas alturas que es necesario usar mascarilla para frenar la expansión de la COVID-19 puede parecer una banalidad. Pero en realidad no lo es.
No basta con usarla, hay que usarla bien y en todo momento. Si te reúnes con un amigo, por mucho que sea un amigo de confianza, NO te la quites. Si estás en un sitio público, NO dejes la nariz fuera. Si recibes a un mensajero en casa, NO te la olvides. Y como estos, tenemos muchos otros ejemplos: no te la quites en el ascensor llegando a casa ni te la dejes olvidada en el bolsillo solo porque vas a salir un minutito. La mascarilla es el primer mecanismo de protección que tenemos para poder luchar contra esta pandemia y es tan sencillo como ponérsela siempre.
No bajes la guardia con ciertas personas
Si es mi madre o mi hermano, ¿cómo va a contagiarme del virus? Este es un razonamiento muy habitual que prácticamente todas las personas piensan, sin embargo, te invitamos a que lo reflexiones al revés. ¿Puedes poner la mano en el fuego a que tú no te has contagiado en ningún momento? ¿Y si eres tú quién se lo contagia a él? Las autoridades sanitarias han advertido del riesgo de las reuniones con el círculo cercano y hay que distinguir muy bien entre convivientes y amigos o familiares. El primer caso es inevitable y por supuesto el contacto es más estrecho, pero si no vives con alguien y esa otra persona está haciendo un mínimo de vida (va a trabajar, acude al supermercado, ha visto a otras personas…) es un peligro potencial, igual que lo eres tú.
Lo que queremos decirte es que no debes bajar la guardia, no des besos ni abrazos y evita estar en su presencia sin mascarilla. Suena ilógico, pero en el fondo es la mejor manera de proteger a los que más quieres, a aquellos con los que precisamente te sentirías más cómodo.
Escucha a tu cuerpo
Una de las mayores desventajas del virus es que se puede tener y ser totalmente asintomático. Esto es precisamente uno de los motivos por los que es prácticamente imposible (o al menos lo parece) frenar la expansión de la COVID-19. Pero no hay que olvidar que en muchos otros casos sí manifiesta síntomas: tos, fiebre, cansancio… Escucha a tu cuerpo y, en caso de tener cualquier síntoma, corta toda relación con otras personas y avisa a tu ambulatorio por teléfono para que te digan cómo debes proceder.
No le restes importancia a los síntomas ni esperes a que se mantengan durante varios días, porque si tú sigues haciendo vida normal solo porque “es un poco de fiebre” y finalmente se confirma el positivo, seguro que no estarás nada orgulloso y tu preocupación de haber contagiado a otros ascenderá. Otros de los síntomas son pérdida del gusto y el olfato, pérdida del color en las yemas de los dedos, dolor de cabeza, diarrea, conjuntivitis… Como ves, son síntomas muy habituales que todos hemos tenido alguna vez, pero ahora hay que estar más atento que nunca. Ya sabes, más vale prevenir que curar.
Si eres empresario, cuida de tus trabajadores para cuidar de todos
Lo vemos en la televisión y todos conocemos algún caso en el que sucede así. Los trabajadores tienen un problema añadido en algunos casos y es que, en caso de positivo o de presentar síntomas, se pueden arriesgar a perder su trabajo o a no cobrar dinero durante el tiempo que dure la enfermedad. Por eso, hay quienes prefieren velar por su economía doméstica y ocultar los síntomas o simplemente se niegan a hacerse una prueba de diagnóstico para evitar que salga positivo y poder enfrentarse a estos problemas.
Comprendemos la posición del trabajo, por eso, queremos que seas consciente que, si eres el empresario, está en tu mano ofrecerles las mejores condiciones posibles a tus trabajadores durante esta pandemia. Sabemos que la situación económica es muy difícil para todos, pero tú puedes aportar tu granito de arena si le garantizas a tu empleado que su puesto va a seguir en pie aunque se contagie y si le priorizas que, en caso de algún síntoma, no acuda a trabajar para evitar podemos en peligro al resto de la empresa y a la sociedad en general. Se trata de un pequeño paso atrás para poder dar muchos adelante.
Aplica la sensatez para frenar la expansión de la COVID-19
Esto te servirá para cualquier objetivo que quieras conseguir en la vida. Al final, frenar la expansión de la COVID-19 depende en gran medida de tus acciones como ciudadanos. Si un vagón de metro va muy lleno, espera al siguiente. SI te invitan a una fiesta de cumpleaños, no vayas. Si en el ascensor ya hay gente montada, deja que suban y esperas a que vuelva a bajar vacío. Si un restaurante tiene terraza, elige esta en lugar de meterte en el interior.
La sensatez es la mejor aliada en este caso y aunque, por desgracia, no nos asegura que vayamos a estar totalmente protegidos del virus, al menos minimiza las posibilidades de un contagio, tanto de otros hacia nosotros como al contrario.
Recuerda que esto es cosa de todos y que, si tu no crees que vayas a estar en peligro, piensa que a tu alrededor sí hay muchas personas a las que puedes contagiar, por supuesto, sin quererlo. Frenar la expansión de la COVID-19 debe ser ahora mismo el objetivo de todos nosotros y solo remando juntos y en el camino correcto conseguiremos vencer.
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