Normalmente, solemos relacionar el hecho de ganar peso al de habernos atiborrado de comida o llevar una dieta demasiado copiosa. Aunque, evidentemente, suele ser un indicador de este problema, no siempre es así. Es posible que vayas a engordar comiendo poco, ya que existen otros factores que pueden desencadenar el aumento de peso.
Y precisamente sobre eso te queremos hablar en nuestro artículo de hoy. Ya estamos inmersos en pleno septiembre y adelgazar es una de las prioridades de muchas personas, sin embargo, conseguirlo no es tan fácil como puede parecer. No solo depende de esfuerzo y sacrificio (que también) si no que influyen otras variables, como el estado de salud de la persona, su estilo de vida, una alimentación incorrecta…
Sin que te sirva de excusa para seguir comiendo mal y no hacer ejercicio, hemos querido recopilar algunas de las causas por las que es posible que vayas a engordar comiendo poco.
De esta forma, puedes ver si tu caso está en algunos de estos hechos y si puedes ponerle solución por ti mismo o debes consultar con un especialista. Recuerda que el aumento o la disminución de peso sin aparente motivo puede ser causa de algún tipo de trastorno en la salud, por lo que te invitamos a consultar con un doctor para que evalúe de donde viene esta variación, a priori injustificada, de peso.
Otros artículos de interés: Por qué NUNCA debes hacer una dieta milagro
5 causas por las que vas a engordar comiendo
Comes más calorías de las que gastas
La fórmula matemática es sencilla. Es ocasiones, aunque comamos poco, seguimos engordando y esto es porque nuestro gasto energético es todavía menor. Esto suele ocurrir principalmente en las personas sedentarias. Por ejemplo, aquellas que tienen un trabajo de oficina, que van allí en vehículo privado y que su tiempo libre lo dedican a actividades como ver la tele, navegar por Internet o jugar a videojuegos. El sedentarismo de estas personas es tan brutal que su consumo energético es ridículo y no consumen ni una pequeña parte de lo que comen.
En este sentido, la clave está clara. Si comes más de lo que gastas, irás engordando. La cuestión está en buscar siempre el déficit calórico si quieres adelgazar, es decir, que adaptes las calorías que consumes al gasto que realizas.
Estás haciendo un mal reparto de la alimentación
Otra de las cuestiones más habituales en los nutricionistas es esta: “si me salto comidas y como pequeñas cantidades, ¿por qué sigo engordando?” y, en realidad, la respuesta a esta pregunta también la encontramos relacionada con el punto anterior. En este caso podríamos decir que, además de no estar gastando todo lo que tomas, estás repartiendo mal las calorías. A veces, aunque no seamos conscientes de ello, el consumo calórico es mucho más elevado de lo que pensamos.
Da igual si te has hecho una patata cocida, a priori poco calórica y una cantidad pequeña, pero si has picado un poco de fuet, la has aliñado con mahonesa y de postre te has tomado “un poquito” de ese tiramisú casero que ha hecho la abuela, sí, evidentemente el consumo calórico es elevado, aunque tú quizás te has quedado con hambre. Lo mismo sucede si no sabemos elegir el tipo de alimentos. Siguiendo el ejemplo propuesto, las patatas son carbohidratos, los cuales, si no se queman, se acumulan. Este mismo plato podría haber sido mucho más saludable si, por ejemplo, hubieras tomado un buen plato de brócoli, aliñado con una vinagreta natural y de postre un yogur natural con frutos rojos. Podrías haber tomado más cantidad a la vez que consumías menos calorías.
Estás ganando masa muscular
Otro error recurrente en aquellos que buscan perder peso es fijarse solo en la báscula y, al ver que no solo no bajan los kilos, si no que en ocasiones llegan a aumentar. Esto no significa que no vayamos por buen camino, en ocasiones puede suceder que estés perdiendo grasa, pero a la vez ganando músculo, lo cual es muy positivo.
El músculo está más relacionado con deportistas, y sin duda así es, pero para el resto de los mortales también es interesante desarrollarlos, por lo que, si ves que no pierdes peso, pero sí te notas más ligero, con menos volumen, con un cuerpo mejor definido y con mayor capacidad física, sigue adelante con tu objetivo, vas bien. Para ganar masa muscular, lo mejor que puedes hacer es aumentarla gracias al ejercicio. El deporte es fundamental en este punto, aunque también la alimentación te puede ayudar, con las proteínas. Busca siempre lo natural y olvida los clásicos suplementos que te prometen ganar mucho músculo en poco tiempo. Lo que se cocina despacio es mejor.
El tiroides ha tocado a tu puerta
Quizás ni te lo habías planteado si en tu familia no hay antecedentes, pero te aseguramos que le puede ocurrir a cualquiera, aunque existen causas que son factores de riesgo. Cuando el tiroides ataca, el metabolismo se ralentiza y por ello ganas peso, comas lo que comas. ¡Ojo! No lo tomes de excusa para darte atracones, sé realista y céntrate en que tendrás que esforzarte todavía más que otras personas. Aunque, también, tienes que saber que probablemente no vas a poder solo y necesitarás ayuda médica para seguir un tratamiento que te regule el tiroides.
Y, si no existen antecedentes, ¿por qué te ha ocurrido? Hay muchas causas que pueden alterar el tiroides, como infecciones, niveles descompensados de yodo en la alimentación, el estrés, la depresión, el consumo de ciertos fármacos, entre otros. Otras veces no existe una explicación como tal y simplemente aparece, lleva al día tus exámenes médicos y busca una solución para compensarlo. Hasta que no le pongas tratamiento a tu tiroides no vas a conseguir adelgazar.
¡Estrés! Ese gran enemigo
Y por último, toca hablar de ese gran enemigo que todos conocemos en algún momento de nuestra vida y que también es responsable de las variaciones de peso. Algunas personas, van a engordar comiendo poco, mientras que otras pueden adelgazar comiendo mucho. Depende de cada uno. Pero el estrés es uno de los mayores responsable de las variaciones de peso, además de por los propios cambios que provoca, por nuestra actitud ante él. Es frecuente decir eso de “se me ha cerrado el estómago” o, por el contrario, que solo sepamos aliviar nuestro estado de estrés yendo a la nevera. Quizás solo picas un poquito, cantidades pequeñas que te hacen pensar a la larga que no es posible que hayas llegado a engordar comiendo poco, pero sí, así es, incluso esas pequeñas cantidades, a deshoras y de productos insanos, pueden tener un impacto enorme en tu peso. Si no puedes evitarlo, mientras que lo controlas, al menos opta por picoteo sano.
Además, el estrés también afecta al sueño, y un mal descanso propicia un aumento de peso. Está demostrado que dormir mal engorda, por lo que, si quieres mantenerte en tu peso ideal y que no te cueste demasiado ni perder ni ganar el peso que quieras, tienes que enfocarte en tratar de llevar una vida tranquila, dormir bien, hacer ejercicio, llevar una rutina activa, tener al día tus exámenes médicos y, sobre todo, saber comer bien. Con este tándem te aseguramos que serás capaz de conseguir lo que quieras.
Sigue leyendo: Cómo calcular el índice de masa corporal