Puede ser porque a última hora has comido fuera de casa. Puede ser porque tenías invitados y compraste de más. O puede ser porque, sencillamente, has calculado mal. El caso es que, de una forma u otra, siempre tenemos pan duro en casa. Al no consumirlo cuando teníamos previsto, lo guardamos como creemos que es mejor para que se conserve. Pero, admitámoslo, no es suficiente. Y como aquí no nos gusta tirar nada, y menos si es comida, te contamos las mejores formas de aprovechar el pan duro.
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Contenido
Descubre cómo puedes aprovechar el pan duro
En un principio, una vez que el pan se te ha puesto duro parece que no se puede hacer nada con él. Al menos no podemos emplearlo de la forma que solemos hacerlo normalmente. Y todas esas sobras de pan tienden a acabar en la basura. Aunque muchas veces con gran pena, pero sin saber que podemos darle una segunda vuelta y utilizarlo de formas diferentes.
Pero ya nos conoces, sabes que somos muy fan de la cocina de aprovechamiento. Y es que no nos gusta tirar nada. Tirar comida en buen estado, solo porque nos ha sobrado de preparar un plato, Nos parece poco menos que pecado. Y no iba a ser menos con el pan duro. Aunque te pueda parecer mentira, hay un montón de recetas que puedes hacer con ese pan que pensabas tirar. Desde postres increíbles hasta sabrosas y sorprendentes salsas. ¡La cantidad de cosas que puedes hacer con pan duro es casi infinita!
Si quieres saber cómo puedes aprovechar ese pan duro que estaba destinado a acabar en la basura no dudes en seguir leyendo. Estás en el lugar indicado. Eso sí, vas a necesitar un buen cuchillo de sierra y una tabla para cortar ese pan.
Tortilla de pan duro
Aunque te suene a novedad, no es para nada algo que acabemos de inventar. Es una receta muy popular para aprovechar ese pan duro que ha sobrado del día anterior. Se trata de una receta con un resultado muy esponjoso y muy suave. Además de ser un plato muy completo para toda la familia. Además, los ingredientes son muy sencillos, de los que hay en todas las casas.
¿Qué necesitamos?
- 3 huevos
- Dos porciones de pan duro
- 1 vaso de leche
- 1 diente de ajo
- Perejil fresco
- Aceite de oliva
- Sal
- Pimienta
¿Cómo lo preparamos?
Esta receta es casi tan sencilla como preparar una tortilla francesa. Lo primero que tienes que hacer es poner el pan duro en remojo con la leche, así conseguiremos que quede más blando y daremos una gran textura a nuestra tortilla. Si ves que absorbe toda la leche, añade un poco más.
Por otro lado, pon el diente de ajo troceado en un mortero con un poco de sal y machaca bien. Si quieres evitar que el ajo repita, lo mejor es quitarle el tallo del centro. Lava el perejil y pica en trocitos pequeños y añade al majado. Escurre la leche del pan, una vez que esté bien hidratado, y añade también al mortero. Machaca todo junto para que quede bien integrado.
Por otro lado vamos a batir los tres huevos con un poco de sal y pimienta al gusto. Añade el majado del mortero y bate todo junto. Vierte esta mezcla en una sartén antiaderente caliente, con una gota de aceite de oliva. Y cocina como cuando haces cualquier otra tortilla.
Ya tienes lista una rica tortilla aprovechando el pan del día anterior. Puedes acompañar este plato con un tomate picado o con una ensalada de hojas verdes. De este modo tendrás un plato muy completo preparado en un momento.
Salsa de pan duro
Se trata de una receta típica inglesa. Es una forma muy ingeniosa de utilizar esas sobras de pan duro. Además, es una salsa perfecta para acompañar platos de carne, sobre todo la carne asada.
¿Qué necesitamos?
- 150 gramos de pan duro
- 2 vasos de leche
- 1 cebolla
- 1 hola de laurel
- 30 gramos de mantequilla
- Nuez moscada
- Sal
- Pimienta
¿Cómo lo preparamos?
Como vas a comprobar, esta receta también es muy sencilla de realizar. La puedes hacer mientras se termina de cocinar la carne con la que la vas a utilizar.
Comienza poniendo en un cazo la leche, con la hoja de laurel y la cebolla troceada. La cebolla tiene que quedar cocida, pero cuidado que la leche es fácil que se queme. Por eso deberás mover muy a menudo. Cuando la cebolla esté blanda, añade el pan. Es el momento también de añadir la mantequilla, sal, pimienta y nuez moscada. Las especias le darán un toque aromático muy agradable y puedes echar al gusto. Pero cuidado con la nuez moscada, si te pasas y echas más de la cuenta te quedará una salsa que no se puede comer.
Sigue moviendo hasta que el pan absorba bien la leche con los aromas y comience a deshacerse. Es el momento de retirar la hoja de laurel y batir con una batidora de mano. Te quedará así una rica y espesa salsa homogénea ideal para acompañar cualquier plato de carne.
Si te apetece, puedes darle un toque crujiente a la salsa con ayuda de frutos secos. Te aconsejamos utilizar almendras o nueces. Para que quede lo mejor posible, dora en una sartén sin nada de aceite los frutos secos. Con mucho cuidado de no pasarnos y que no se quemen. Cuando estén tostados, lleva al mortero y machaca. Solo queremos trocearlos, no convertirlos en polvo. Añade a la salsa, ya batida, y mezcla bien.
Sopa de ajo con pan duro
Se trata de una típica y fácil receta de otoño. Cuando el ambiente comienza a refrescar, una rica sopa de ajo te puede calentar el cuerpo. Además, no tiraremos nada de pan duro.
¿Qué necesitamos?
- 60 gramos de pan duro
- 5 dientes de ajo
- Aceite de oliva
- Sal
- Pimentón dulce
- Agua
Opcional
- 1 huevo por persona
- Jamón serrano
¿Cómo lo preparamos?
Esta sopa siempre se ha considerado «de pobres» por los pocos ingredientes que necesita y la humildad de los mismos. Pero es indudable que se trata de una receta muy saludable y nutritiva que ha ido adquiriendo un montón de versiones con el paso del tiempo.
Comenzaremos la receta quitando la piel a los ajos. Los partimos por la mitad y quitamos el tallo del centro, así evitamos que nos puedan repetir y nos acordemos de la sopa todo el día. Ponemos los ajos en una cazuela con un chorrito de aceite de oliva y comenzamos a cocinar. Cuando tengamos los ajos dorados, añadimos el pan duro. Puedes echar el pan cortado en dados pequeños o en rebanadas finas. Fríe un poco también el pan, para que coja el gusto del aceite, y echa una cucharadita de pimentón dulce. El pimentón es muy fácil que se queme y nos arruine el plato, así que cuando lo eches remueve todo rápido y añade un litro de agua. Sazona y deja cocer todo durante quince minutos.
Puedes hacer un plato mucho más nutritivo añadiendo taquitos de jamón serrano junto con el pan, para que se dore todo junto. Pero si lo haces ten cuidado con la sal, ya que el jamón puedes subir el tono sabroso del plato. Además, cuando lleve unos 5 minutos la sopa cociendo, añade un huevo por persona para que cueza junto con la sopa. Echa los huevos de uno en uno para que a la hora de servir no estén juntos y puedas poner uno por comensal. ¡Qué aproveche!
Torrijas de pan duro
Por supuesto, no podíamos hablar del aprovechamiento del pan duro sin nombrar a las famosas torrijas. Una de las formas más conocidas de preparar un postre de aprovechamiento en toda regla.
¿Qué necesitamos?
- Pan duro
- Medio litro de leche
- 1 huevo
- Azúcar
- 1 rama de canela
- Canela en polvo
- Aceite de oliva
¿Cómo lo preparamos?
Para comenzar nuestras ricas torrijas, pon la leche en un cazo junto con la rama de canela y pon a calentar. No pongas el fuego muy fuerte para que la leche no se queme ni se suba. Mejor dejar a fuego medio para que coja todo el aroma de la canela y mueve de vez en cuando. Dejaremos cocinar unos 5 o 10 minutos una vez esté la leche caliente.
Mientras la leche toma el aroma de la canela, corta el pan duro en rodajas como de un dedo de grosor. No conviene hacer las rebajadas muy finas porque se acabarán rompiendo. Pon las rebanadas en una fuente y riega con la leche cuando se enfríe un poco. Dale la vuelta a las rebanadas para que se impregnen por los dos lados, pasa por huevo batido y fríe en aceite caliente.
Por otro lado, en un plato hondo mezclaremos el azúcar con la canela. Conforme las torrijas estén fritas pásalas por esta mezcla por las dos caras. Tendrás listo un espectacular postre o una sabrosa merienda para invitados.
Receta de albóndigas para aprovechar el pan
Las albóndigas son todo un clásico si quieres aprovechar el pan duro que tienes acumulado. Además puedes darle un toque diferente a las mismas albóndigas solo cambiando el tipo de carne que utilices o utilizando una salsa diferente en cada ocasión. De cualquier forma el resultado seguirá siendo estupendo.
¿Qué necesitamos?
- 500 gramos de carne picada (mitad de cerdo mitad de ternera)
- 200 gramos de pan duro
- 2 huevos
- 2 dientes de ajo
- 1/2 cebolla
- 1 vaso de leche
- Harina
- Sal
- Pimienta
- Aceite de oliva
¿Cómo lo preparamos?
Lo primero que tenemos que hacer es poner el pan duro en remojo con la leche para que quede blando. Mientras absorbe la leche, vamos a picar muy pequeña la cebolla y los dos dientes de ajo. Recuerda quitarle al ajo el tallo del centro para que no repita.
Ahora es el momento de ponernos con la carne. En este caso, vamos a utilizar carne picada de ternera y de cerdo a partes iguales, pero puedes utilizar todo de un mismo tipo o utilizar la carne que prefieras. Vamos a poner la carne picada en un bol y le añadimos la cebolla y el ajo que tenemos picado, los dos huevos y el pan escurrido. Es importante que el pan no tenga un exceso de leche para que las albóndigas nos queden bien compactas. Echa también sal y pimienta y mezcla todo bien.
Ahora es el momento de ponernos a hacer bolitas. Si tienes las manos húmedas evitarás que la carne se te quede pegada, que no es una sensación demasiado agradable. Con las manos húmedas, vamos a hacer bolas con la mezcla de carne picada, las pasamos por harina y ponemos a freír en una sartén con aceite bien caliente.
No queremos que las albóndigas queden del todo cocinadas, solo que se sellen para que queden jugosas. Después las echaremos en la salsa que nos apetezca para acompañarlas y dejaremos que ahí cuezan hasta que estén cocinadas por dentro. Así estarán mucho más jugosas y absorberán mejor todos los sabores de la salsa.
Una salsa que es perfecta para acompañar estas albóndigas es con salsa de tomate. En ciertos supermercados puedes encontrar salsa de tomate estilo casero ya preparada que están bastante conseguidas. Aunque algunas suelen dar buen resultado, siempre quedará más rica si la preparas tú mismo. Claro que si no tienes tiempo, siempre puedes poner a cocer las albóndigas que has preparado en éstas salsa, que caliente todo junto. Y en un momento tendrás unas sabrosas y ricas albóndigas. Y si te animas a preparar tu propia salsa verás que el resultado es espectacular.
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