La inflamación de los ganglios linfáticos es una señal de alerta, es un respuesta del sistema inmunológico a una agresión. Las causas de esta manifestación son diversas. La mayoría de las veces se asocian a procesos infecciosos simples que no tienen serias complicaciones, en otras puede ser expresión de una enfermedad un poco más severa y en la minoría se pueden corresponder con un proceso maligno. A la inflamación de los ganglios linfáticos se le denomina adenopatía. Pueden presentarse diversos tipos de adenopatías aisladas o en forma de cadena.
Una de las enfermedades que puede inflamar los ganglios: La Amigdalitis: ¡no se debe pasar por alto!
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¿Qué son los ganglios linfáticos?
Los ganglios linfáticos o glándulas linfáticas son parte del sistema inmunológico el cual cumple funciones esenciales en el organismo. Es una especie de guardián que impide la entrada de sustancias extrañas y de agentes infecciones y que nos defienden y protegen contra las agresiones. Ellos se interconectan mediante una red de vasos linfáticos formando cadenas ganglionares que se distribuyen por todo el organismo. En el interior de los vasos linfáticos se encuentra la linfa.
La inflamación de los ganglios linfáticos en la zona de la cabeza y el cuello es frecuente porque la orofaringe es puerta de entrada de agentes infecciosos diversos y hay importantes cadenas de glándulas linfáticas alrededor de esa zona. También en la región de la ingle y las axilas hay cadenas de ganglios.
Un ganglio linfático es como un pequeño frijol y en su interior contiene pequeños conjuntos de células linfocíticas y otras denominadas macrófagos. Actúan como si fueran filtros que van limpiando el líquido linfático en su paso por el organismo y va destruyendo a las sustancias agresoras. Cada grupo de ganglios filtra la linfa proveniente de una parte específica del organismo.
Los ganglios linfáticos más reconocibles al examen físico externo son aquellos que se encuentran ubicados alrededor de la cabeza o cuello, bajo la mandíbula, en las axilas y las ingles.
¿Por qué se produce la inflamación de los ganglios linfáticos?
La inflamación de los ganglios linfáticos ocurre cuando el cuerpo detecta un proceso infeccioso o un cuerpo que no reconoce como propio, y entonces se da a la tarea de combatirla por medio de los linfocitos y los macrófagos. Estos se dirigen de una manera electiva y natural hacia la zona del organismo que está afectada, concentrándose en los ganglios cercanos al proceso y causando inflamación. No obstante, es preciso tener en cuenta que estas inflamaciones se presentan tanto en una infección relativamente benigna o linfadenitis, como en el caso de un cáncer.
Infecciones frecuentes
Entre un 60% y un 80% de las adenopatías en pacientes jóvenes, tienen una causa benigna y están asociadas a infecciones. Entre las más comunes la faringitis estreptocócica, infecciones del oído, en la piel y de la cavidad oral. También la Mononucleosis o enfermedad del beso y el sarampión.
Infecciones menos frecuentes que pueden causar adenopatías
Otras infecciones menos comunes como la tuberculosis, enfermedades de transmisión sexual como sífilis, toxoplasmosis, fiebre por arañazo de gato y el Virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).
Trastornos del sistema inmunitario
Hay enfermedades relacionadas con afecciones autoinmunes, como el Lupus o la Artritis reumatoide que también producen inflamación de los ganglios linfáticos.
Cáncer
Cánceres del sistema linfático como el linfoma y la leucemia pueden dar origen a inflamación de los ganglios linfáticos.
Otros tipos diferentes de cáncer se propagan o hacen metástasis a través del sistema linfático, es por ello que por ejemplo en el caso del cáncer de mama en numerosas ocasiones es necesario extirpar la cadena linfática asociada a esa zona.
¿Cuándo acudir a un especialista por una inflamación en los ganglios linfáticos?
Es recomendable acudir a un especialista para que le realice un análisis clínico a la persona que presenta las adenopatías y poder llegar al diagnóstico de su origen.
Por regla general, si las adenopatías son móviles y dolorosas, lo usual es que tengan una causa benigna. La inflamación de los ganglios en el cuello ocurre en enfermedades tan comunes como las amigdalitis, la gripe o la varicela. Si se presentan duras y poco dolorosas, es probable que el paciente esté presentando un proceso maligno, la aparición de adenopatías alrededor de la clavícula no es un buen signo.
Si la inflamación de los ganglios linfáticos aparece sin causa aparente, si se agrandan, si son duros al tocarlos o se acompañan de fiebre, sudoraciones y pérdida de peso deben ser investigados. Cuando además se presenta algún tipo de problema al tragar o disfagia, o si tiene dificultades para respirar, entonces no se debe perder tiempo en acudir al facultativo.
Como el sistema inmune dirige sus defensas hacia las zonas afectadas, se puede orientar hacia sus posibles causas. Por ejemplo, si se presenta un cáncer de mama, lo más probable es que se inflamen los ganglios ubicados en las axilas. En cuanto al cáncer de pulmón en ocasiones puede dar origen a ganglios inflamados en la zona del cuello.
La inflamación glandular es una señal de que el organismo se encuentra combatiendo una posible infección. Si no existe infección alguna o hace varias semanas que ya sanó de una y aun así se mantiene el ganglio inflamado o se inflaman otros en sitios diferentes, entonces se hace imprescindible encontrar las causas.
Aunque en el caso de los niños las enfermedades infecciosas son muy habituales, no se debe perder de vista el hecho de que el exceso de ganglios inflamados puede indicar una enfermedad maligna como la leucemia.
No siempre la presencia de la inflamación de los ganglios linfáticos, significa un proceso maligno, la gran mayoría de las veces, no se corresponden con cánceres, pero la única manera de salir de dudas y recibir el tratamiento correspondiente es asistiendo a consulta médica.
Diagnóstico de la inflamación de los ganglios linfáticos
El facultativo se interesará por la historia clínica del paciente, sus estilos de vida y de sus antecedentes familiares. También realizará el examen físico, mediante la palpación del ganglio, teniendo en cuenta la coloración, el calor, la textura, y la zona del cuerpo que se encuentra afectada.
En ocasiones para establecer un correcto diagnóstico se necesitan, exámenes sanguíneos: hemograma, conteo de leucocitos, serología. Solo ante resultados alarmantes se procede a la ecografía y biopsia del ganglio linfático, para descartar la presencia de un proceso tumoral.
De acuerdo al diagnóstico que se sospeche pueden ser requeridos otros exámenes complementarios.
Alternativas de tratamiento para las adenopatías
Cuando la inflamación de los ganglios linfáticos se produce cuando el paciente se ve afectado por un virus, lo más probable es que retornen a la normalidad una vez que se cure la infección. En estos casos los antibióticos no son útiles ni se deben emplear.
Cuando es consecuencia de una infección bacteriana su tratamiento dependerá de la enfermedad sospechada y debe desaparecer posterior al tratamiento. Si la inflamación de los ganglios linfáticos está condicionada a otro tipo de afecciones como el lupus, la tuberculosis, la artritis reumatoide o enfermedades de transmisión sexual, el tratamiento será dirigido para tratar la enfermedad existente.
En los casos de gripes o varicela, se recomienda aplicar compresas tibias sobre la zona afectada, la toma de analgésicos de ser necesario y descansar todo lo posible. La alimentación, hidratación y el reposo son fundamentales para una buena recuperación.
Cuando la inflamación de los ganglios linfáticos, es provocada por cáncer, son indicados tratamientos específicos para el tipo de cáncer que padece el paciente y el estadio en que se encuentre. En dependencia del diagnóstico final se evaluará el tipo tratamiento a emplear, que puede incluir cirugía, radiaciones o ciclos de quimioterapia.
De forma general, la aparición de un ganglio inflamado no debe ser tomada como una señal de alarma, sino una alerta de que el cuerpo está reaccionando y movilizando al sistema inmunológico para hacer frente a un proceso anormal en el cuerpo. Eso sí, en el caso de que esta inflamación no ceda pasados los síntomas de la enfermedad, es preciso cerciorarse y buscar ayuda médica para establecer el diagnóstico y tratamiento adecuados.