Hoy venimos con un tema de salud que suele ser bastante preocupantes entre quienes acuden a la consulta del doctor. La inflamación de los ganglios linfáticos es más habitual de lo que puedes pensar y a la vez, bastante desconocida, por ello, genera un mar de dudas.
Hoy trataremos de dar respuesta a una serie de preguntas que seguro te rondan por la cabeza: ¿qué es?, ¿por qué sucede?, ¿cuáles son los síntomas?, ¿se puede prevenir?, ¿cómo podemos tratarla?. Si quieres saber todo esto sobre la inflamación de los ganglios linfáticos, sigue leyendo.
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Todo lo que quieres saber sobre la inflamación de los ganglios linfáticos
¿Qué es?
La inflamación de los ganglios linfáticos se representa mediante unos pequeños bultos un poco inflamados en la zona del cuello principalmente. Los ganglios son básicos para nuestro organismo y nuestro sistema inmunitario y los podemos encontrar en cuello, axilas, abdomen, tórax e ingles, aunque, como decimos, los del cuello son los más destacados.
Normalmente, su inflamación no responde a una causa alarmante, por lo que puedes estar tranquilo aunque, eso sí, no dejes de observarlo.
Síntomas y causas:
Los síntomas de la inflamación de los ganglios linfáticos es clara, palpable y visible en muchos casos. Si tocamos en la zona y está inflamada, no hay mucho más que decir al respecto.
Pero, ¿por qué nos ha ocurrido esto? Las causas son muchas y variadas. Desde un simple resfriado u otra infección común, hasta episodios de estrés, reuma, interacción con ciertos medicamentos, descanso insuficiente, mala alimentación o incluso enfermedades más serias, como el lupus o un cáncer, puedes aparecer también entre las causas de la inflamación de los ganglios linfáticos.
Siempre debe ser un doctor el que, en base a la exploración, los análisis y una entrevista personal, determine las causas.
¿Se puede prevenir?
Sí. Y no solo podemos, sino que también debemos hacerlo. La inflamación de los ganglios linfáticos debilitará nuestro sistema inmunitario, por ello, debemos «contraatacar» para evitar que esto suceda. ¿Lo mejor? La alimentación.
Entre los alimentos que debemos incluir sí o sí en nuestra dieta, destacamos aquellos ricos en Vitamina C, Vitamina E, betacaroteno, selenio y zinc. ¿Por ejemplo? Kiwis, fresas, frutos secos, zanahorias, remolacha, cereales, mariscos o soja, serán excelentes aliados contra la inflamación de los ganglios linfáticos.
Tratamiento:
Para tratarla, además de seguir las pautas alimentarias descritas anteriormente, lo mejor será acudir a tu médico de cabecera para que, juntos, tracéis un plan personalizado. ¿Y por qué decimos personalizado? Porque es muy importante determinar la causa de dicha inflamación y, a partir de aquí, buscar soluciones adaptadas a ti, a tu cuerpo y a tu salud.
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