En la cocina, como en muchos otros aspectos de nuestra vida, no siempre tomamos las decisiones correctas, aunque lo hagamos pensando siempre en hacer lo mejor. Y te ponemos el ejemplo de la cocina, porque de esto va nuestro artículo de hoy: de un hábito que hacemos siempre antes de cocinar cierto ingrediente y que sin ninguna duda estamos haciendo mal, por mucho que nos sorprenda. Si te has preguntado alguna vez cual es la mejor manera de lavar el pollo, la respuesta te va a sorprender mucho. Y es que es clara y concisa: no lo laves.
Efectivamente, lavar el pollo nos puede traer más inconvenientes que ventajas, por lo que los expertos en la materia recomiendan cocinarlo sin pasar previamente por el grifo de agua.
Tranquilo, no nos hemos vuelto locos. Déjanos explicarnos y te contamos mejor.
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¿Por qué no debemos lavar el pollo?
Puede parecernos una locura comer algo que no hemos lavado previamente, pero la locura realmente es hacerlo. En este caso, lavar el pollo aumenta el riesgo de sufrir una intoxicación alimentaria. La causa la encontramos en la bacteria Campylobacter, que nos puede provocar deshidratación, fiebre, diarreas, vómitos… En los casos más graves, aunque no es lo habitual, nos puede conducir también a la muerte. Esta intoxicación dura en torno a 7-10 días y aunque no hay un tratamiento 100% efectivo para ella, lo mejor que puedes hacer es beber mucho líquido y por supuesto acudir a un doctor para que determine si necesitarás tomar antibiótico.
Y no es por el propio alimento en sí, es decir, no es el pollo el que nos va a provocar estos efectos secundarios tras lavarlo, si no que son las gotas de agua que entran en contacto con él las que son portadoras de esta bacteria. Se nos quedarán en las manos, pero también en superficies de la cocina como el fregadero o la encimera, por lo que tenemos que tener mucho cuidado y pensárnoslo dos veces antes de lavar el pollo.
Se trata de una recomendación de la Agencia de Normas Alimentarias de Reino Unido (Foods Standards Agency) que a su misma vez recomienda extremar las precauciones en caso de que entren en juego niños y ancianos, los dos colectivos más susceptibles a la bacteria Campylobacter.
¿Cómo podemos evitar la bacteria Campylobacter?
En el caso del pollo, uno de los alimentos que más se asocian con esta bacteria, podemos seguir una serie de recomendaciones antes de cocinarlo. En primer lugar, no lavar el pollo, como ya te hemos ido advirtiendo a lo largo de este artículo. Y es que como te hemos dicho, al lavarlo facilitas la propagación de dicha bacteria. En segundo lugar, la conservación del pollo es fundamental. Guárdalo siempre bien tapado y en frío, a ser posible, en una parte baja de la nevera y sin entrar en contacto con otros alimentos. A la hora de cocinarlo, cuécelo bien, evita que se quede crudo por dentro.
Por último, lava bien los utensilios que hayas utilizado, desde la tabla de cortar hasta los cuchillos, las pinzas o platos y sartenes. Por supuesto, no te olvides de tus manos. Es muy importante mantener una buena higiene en ellas, especialmente cuando manipulas alimentos. Lávalas siempre con jabón y agua templada para evitar infecciones e intoxicaciones.
Y tú, ¿eras de los que siempre lavan el pollo?
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