Se habla mucho del cáncer y la incidencia que la alimentación puede tener sobre él. Sí, es cierto que salud y alimentación van de la mano, pero… ¿en el caso del cáncer es un mito o una realidad? Hoy vamos a tratar de desempolvar un viejo tema que últimamente está resurgiendo con más fuerza: la incidencia de las carnes rojas y procesadas sobre el cáncer.
¿Son tan perjudiciales como dicen? ¿Pueden provocarnos cáncer o acelerar su aparición y desarrollo?
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La incidencia de las carnes rojas y procesadas sobre el cáncer
La Organización Mundial de la Salud, junto con un grupo de 22 expertos de 10 países diferentes muy ligados al Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC), emitió recientemente un informe sobre los alimentos que más nos deberían alarmar en nuestra lucha contra el cáncer, ya sea en su prevención como en su desarrollo.
Y efectivamente sí, lograron alarmar a la población ya que gran parte de estos alimentos son de consumo habitual. Entre ellos, las carnes rojas y procesadas, englobadas en el Grupo 1 y compartiendo peligrosidad con otros elementos tan devastadores como el tabaco, el alcohol o el arsénico.
Para que comprendamos la importancia de estos alimentos sobre la aparición del cáncer, en el propio informe se nos muestra un ejemplo muy claro: consumir 50 gramos de carne procesada al día hace que el riesgo de padecer cáncer de colon aumente un 18%. Sin duda un dato importante como para tenerlo en cuenta.
¿Sabes cuáles son las carnes procesadas y las carnes rojas?
Carnes procesadas: Estas carnes de origen animal se modifican mediante procesos de fermentación, ahumado u otros métodos para mejorar su conservación. Por ejemplo, entran en este grupo los embutidos, las morcillas, salchichas, hamburguesas, salsas de carne o carnes en conserva.
Motivos por los que pueden causar cáncer:
Como todo en la vida, si lo tomamos de forma esporádica no debemos temer. Sin embargo, un consumo elevado de carnes rojas y procesadas y sobre todo continuado, sí pueden ponernos en serios aprietos. La Organización Mundial de la Salud elimina el peligro si no lo tomamos todos los días y lo hacemos en cantidades inferiores a las 50 gramos.
Los motivos por los que se apuntan como responsables del cáncer son varios. Por una parte, la presencia de sales de ácido nítrico empleadas para la conservación de las carnes procesadas (tanto en olor, sabor y color) pueden provocar el desarrollo del cáncer. En la misma línea va el hierro hemínico, un mineral que puede dañar el colon y facilitar la formación de tumores. Por último, destacamos la presencia de sustancias hidrocarburos aromáticos policíclicos en las carnes ahumadas.
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