Cuando el páncreas es incapaz de producir insulina, o la produce en cantidades muy bajas o esta no es bien utilizada por el cuerpo, entonces tenemos diabetes.
El páncreas es un órgano que se encuentra en el abdomen. Una de las funciones que tiene el páncreas es fabricar y llevar a la sangre una sustancia que se llama insulina, que es una hormona. La insulina es la que se encarga de regular el azúcar en la sangre. Esta azúcar se llama glucosa.
La diabetes también se conoce con el término de diabetes mellitus. Es lo mismo, y en este artículo la llamaremos como diabetes solamente. En esta primera parte describiremos qué es la diabetes, cuáles son sus síntomas, y qué podemos hacer para tratar de prevenirla.
En otro artículo te hablaremos de cómo vivir siendo diabético, y como evitar las complicaciones de esta enfermedad.
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¿Qué es la diabetes?
De hecho ya sabemos que la diabetes es enfermedad causada por la ausencia de insulina o que aunque exista esta, o hay muy poca o el cuerpo humano no reacciona a ella. Teniendo en cuenta esto, la diabetes se clasifica en tipo I y tipo II.
La llamada de tipo I es cuando el páncreas no produce insulina. También se le llama diabetes insulinodependiente, pues las personas para vivir necesitan administrarse insulina. Otro nombre por el que se la conoce es diabetes juvenil, pues es en edades jóvenes cuando más se diagnostica, lo cual no quiere decir que no se diagnostiquen por primera vez en personas mayores, aunque esto no es lo más frecuente.
La denominada de tipo II es cuando se produce poca insulina en el páncreas pero esta no es suficiente, o cuando el organismo no reconoce la insulina que vierte el páncreas en la sangre.
¿Qué importancia tiene la insulina para los seres vivos?
Las células producen energía a partir del azúcar o glucosa. La mayoría de los alimentos que comemos, al final se transforman en azúcar para que pueda ser utilizada por las células. Pero este azúcar debe entrar a las células para que la usen, y precisamente eso es lo que hace la insulina: entrar el azúcar a través de las membranas de las células hacia su interior. Cuando no hay insulina, o esta falla o hay poca, aumenta mucho el azúcar en sangre.
Cuando el azúcar está elevada en la sangre por mucho tiempo, se producen muchos trastornos en todo el organismo, que son las llamadas complicaciones de la diabetes.
Hay otro estado que se conoce como pre-diabetes, o intolerancia a la glucosa, que es cuando el azúcar sube en sangre pero no lo suficiente para decir que hay diabetes. Este estado, si no se atiende a tiempo y se trata de revertir, puede conducir al desarrollo pleno de la enfermedad, en este caso la de tipo II
¿Cuáles son los síntomas de la diabetes?
Los síntomas pueden variar en intensidad y rapidez de aparición si se trata de tipo I o tipo II. En la de tipo I aparecen más rápidamente, en la de tipo II pueden demorar mucho más tiempo y ser menos intensos, y a veces la enfermedad se diagnostica por las complicaciones sin que haya dado los síntomas típicos antes.
En general, los síntomas son mucha sed, orinar mucha cantidad y tener mucho hambre. A esto se une una pérdida de peso inexplicable.
Otros síntomas pueden ser demora en curarse las heridas, que se infestan con facilidad, la visión puede ser borrosa, las personas pueden estar fatigadas sin motivo.
Puede haber infecciones en la piel, principalmente por hongos en las zonas húmedas, como son las axilas, en el pliegue inguinal y debajo de las mamas en las mujeres.
Los síntomas pueden no ser siempre los mismos. Puede haber personas con glicemia elevada sin que tengan síntomas.
Las complicaciones pueden ser muchas, pero mientras mejor controlados tengamos los niveles de azúcar en sangre, menos serán.
Podemos sentir en las piernas y pies adormecimiento, hormigueo, sensación de quemazón, ardentía, calambres. Todo esto es producido por el daño en los nervios. Se pueden llegar a producir úlceras en los pies.
De forma simultánea encontramos que se acelera la aterosclerosis, con obstrucción al paso de sangre por las arterias. Esto puede producir úlceras en las piernas, de muy difícil curación, y hasta gangrena en los dedos de los pies o parte de este.
Estos mismos daños en las arterias si se producen en los ojos pueden provocar daños en la retina (parte posterior del ojo) que nos dificulten ver, llegando a la ceguera en casos severos.
Si los cambios ocurren en los riñones, puede producirse insuficiencia renal crónica.
Si ocurren en las arterias coronarias (arterias que alimentan al corazón) se puede producir cardiopatía isquémica que puede llegar al infarto cardiaco, y si ocurren en las arterias cerebrales, puede aparecer un ictus.
¿Cómo saber si la persona tiene diabetes?
Para saber si una persona padece de diabetes, se deben hacer determinaciones de glucosa en sangre.
Esto puede ser en ayunas, habitualmente se hace por la mañana después de al menos ocho horas sin ingerir alimentos. Si los resultados son 126 mg/dl o más es muy probable que este afectado, pero debe confirmarse con otras prueba en ayunas que arroje cifras por encima de esta cifra.
Si está entre 100 mg/dl y 125, es probable que tenga una prediabetes o intolerancia a la glucosa. Si es inferior a 100 mg/dl es normal.
Otra prueba que le puede solicitar su médico es la llamada prueba de tolerancia a la glucosa. También en ayunas de ocho horas, deberá beber un vaso de agua con 75 gramos de glucosa, y a las dos horas le tomarán una muestra de sangre.
Si se obtienen valores de 200 mg/dl o más, es muy probable que sea diabético, debe confirmarse. Si le da valores entre 140 y 199 mg/dl, entonces tenemos una prediabetes. Si arroja valores de menos de 140 mg/dl, es normal.
¿Se puede prevenir la diabetes?
La diabetes tiene un componente hereditario importante: hijos de padres diabéticos tienen más probabilidad de padecerla. No resulta igual si tienen hermanos o tíos en esta situación. Teniendo en consideración el nivel de desarrollo científico con que contamos en la actualidad no existe la posibilidad de prevenir la diabetes tipo I.
Las personas no pueden hacer nada sobre la herencia genética, pero hay otros factores que sí pueden ser modificados, aun teniendo familiares diabéticos, y retrasar el comienzo de la enfermedad, o evitarlo.
Entre los factores de riesgo que favorecen la aparición de la diabetes, el más importante de todos es la obesidad. El sobrepeso favorece la aparición de diabetes tipo II, que es con mucho la más frecuente. De ahí que la dieta no es tan solo importante, sino determinante.
El exceso de comer dulces por sí mismo no produce diabetes, pero sí aumenta de peso. Por ellos se recomienda no ingerir grandes cantidades al día de gaseosas u otras bebidas muy azucaradas. Los jugos de frutas son saludables, pero si están muy dulces pueden llegar a lastimar nuestra salud.
Hay varias formas para saber si estamos pasados de peso o no. Si tiene duda, consulte a su médico.
Al sobrepeso están asociados muy estrechamente la actividad física y la dieta. Una dieta muy rica en calorías o la inactividad física, harán que subamos de peso.
Tanto la dieta, como el ejercicio y el peso pueden ser controlados. Así las cosas podemos prevenir la diabetes tipo II viviendo una vida normal. Merece la pena. Intentémoslo.
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