Las hormonas son nuestras inseparables tiranas, son las responsables de que pueda engendrarse una nueva vida, del parto, del amamantamiento del bebé, de que vaya creciendo el pequeñito, del desarrollo óseo, muscular, de que los órganos internos aumenten de tamaño poco a poco hasta llegar a la pubertad.
Son las hormonas las que dan origen al famoso estirón, a la aparición de los vellos, que las mujeres comiencen a adquirir lo que se conoce como “forma femenina del cuerpo” y digamos ¡pero si ya se está convirtiendo en mujer!.
Te sugiero leer: Sistema endocrino, glándulas y hormonas un trío inseparable
Los varones por su parte adquieren la forma característica de este sexo y también expresemos ¡pero si ya es un hombre!. Después de pasar unas décadas, la piel comienza a perder su elasticidad e hidratación, se vuelve más fina, los huesos son más frágiles, y llegamos a encorvarnos un poco.
Llegó la tercera edad y con ella una nueva etapa en la vida donde la caída de los niveles de estrógenos en la mujer de forma brusca es uno de sus signos más característicos y en los hombres la disminución de la testosterona de forma lenta y paulatina.
Te recuerdo, una hormona es…
Las hormonas son sustancias químicas que se producen en el llamado sistema endocrino, en especial en las llamadas glándulas de secreción interna. Son sustancias muy poderosas, solo muy pequeñas cantidades producen cambios. Las hormonas intervienen en numerosas funciones y órganos de nuestro cuerpo, uniéndose a los llamados receptores, y realizando su efecto, como son:
- Controlar los niveles de azúcar en sangre
- Regula el crecimiento y el desarrollo de la persona a lo largo de la vida, fundamentalmente en la niñez, adolescencia y a partir de la década de los 40 en la mujer y un poco más tarde en el hombre.
- Controlar el metabolismo
- Permitir que el hombre pueda fertilizar a la mujer y que esta pueda salir embarazada, así como que tenga leche en sus senos para amamantar al bebé.
- Fortalecimiento de los huesos
Tanto las mujeres como los hombres producen sus hormonas en los mismos órganos, con dos excepciones: las mujeres producen los estrógenos en los ovarios y los hombres la testosterona en los testículos.
¿Cómo cambian las hormonas en el envejecimiento?
Las hormonas en el envejecimiento, se modifican reduciéndose su producción y por tanto sus niveles en sangre, así como también en algunos casos los receptores imprescindibles para ejercer su acción son menos sensibles o disminuyen. Algunas hormonas aumentan y otras se mantienen estables. Algunos de estos cambios son más visibles o preocupantes que otros.
Cada hormona tiene una función, en un órgano específico, como por ejemplo la calcitonina en los huesos y a veces en varios órganos como las hormonas tiroideas. Un ejemplo es la disminución de los niveles de insulina en sangre que puede ocasionar la diabetes, cuya falta de control determina serias afectaciones en la salud.
Aunque los cambios endocrinos en el envejecimiento son numerosos, aquí nos vamos a referir solo a la producción de los estrógenos y la testosterona por los ovarios y los testículos respectivamente.
Estas hormonas en el envejecimiento se modifican sustancialmente y son responsables de una gran parte de los cambios que se experimentan en la tercera edad.
Menopausia y estrógenos
La menopausia es cuando la mujer deja de producir estrógenos en los ovarios, y es un proceso normal del envejecimiento. Su lado más visible es que las mujeres dejan de menstruar, aparecen por un tiempo “sofocos”, y unos años después comienzan a hacerse ostensible los cambios en la piel tornándose más fina, laxa y como una señal inexorable del paso de los años las llamadas “manchas de la edad o del envejecimiento”, fundamentalmente en las manos y otras zonas expuestas al sol.
Pero estos cambios tienen un lado menos visible: los huesos se vuelven más frágiles y aparece la osteoporosis, cuya principal consecuencia es el aumento del riesgo de fractura.
Los hombres y la testosterona
La testosterona es una hormona que se secreta en los testículos, y ella es la que produce en la pubertad los llamados caracteres masculinos del cuerpo, al deseo sexual, los espermatozoides necesarios para la reproducción y también ayuda a que los huesos no se descalcifiquen. Su disminución con el envejecimiento es la llamada andropausia, que ocurre más tardíamente y más lentamente que en la mujer la menopausia, que es su equivalente en las féminas.
Cuando disminuye la testosterona en sangre por el envejecimiento, puede aparecer falta de vigor físico, disminución de los deseos sexuales, y cierto grado de descalcificación de los huesos. No todos los hombres presentan con la misma intensidad estos síntomas.
Estos cambios se hacen más notorios después de los 60 años y además de la disminución de la testosterona se produce una reducción de la hormona del crecimiento secretada por la hipófisis, y de la adrenalina y corticoides producidos por las glándulas suprarrenales.
¿Cuándo puedo usar la terapia con hormonas?
Cuando ocurre la menopausia, es que surge la pregunta: ¿Debo utilizar estrógenos para sustituir los que faltan? Este tratamiento es el que se conoce como Terapia Hormonal Sustitutiva o Terapia hormonal de Reemplazo.
El dilema ocurre porque este tratamiento entraña riesgos. Y algunos pueden ser muy serios: el suplemento con hormonas ováricas se ha asociado con algunos tipos de cáncer, en especial el cáncer de mama, de útero, y con enfermedades del corazón y los vasos sanguíneos principalmente. Los factores de riesgo son propios de cada mujer y ellos dependerán de sus antecedentes, de los problema de salud previos y hasta de su información genética.
En el caso de los hombres existen diferentes formas de tratamiento sustitutivo de la testosterona. Estos solamente están indicados cuando los niveles de testosterona se encuentren bajos en sangre. Esto se determina por un análisis que le pude indicar su médico. Si esta es la situación, su sustitución está recomendada, pero solamente si su testosterona está baja en sangre.
¿Cuándo no se deben utilizar hormonas?
La terapia sustitutiva con estrógenos en la mujer no se aconsejan en las siguientes situaciones: haber padecido de cáncer del seno o del colon, padecer del corazón, haber tenido trombosis o coágulos en las piernas y las personas que padecen de alguna enfermedad hepática. Si decide utilizarlas, debe evaluarse cada seis meses si debe continuar con el tratamiento. Este habitualmente no debe pasar los cinco años.
El uso de la terapia con testosterona se ha asociado a riesgos, principalmente el cáncer de próstata, y esto ocurre más en los hombres que tienen niveles normales de testosterona. Si decide iniciar este tratamiento, debe realizarse periódicamente un PSA, que es un análisis inmunológico que alerta sobre cáncer de próstata.
En caso de que se encuentre en alguno de estos grupos y valore probar estos tratamientos con hormonas debe acudir a su médico para valorar riesgos y beneficios.
Te invito a leer: La menopausia no es una enfermedad