El envejecimiento poblacional nos lleva de la mano a considerar una verdad de nuestros tiempos: hoy se vive más que antes.
Típicamente, un romano de la época de los césares vivía de promedio alrededor de unos cuarenta años, aunque a lo largo de toda la historia han existido personas que llegan a edades mayores. En los momentos en que vivimos, por primera vez en los antecedentes históricos de la humanidad, la mayoría de las personas que nacen tienen la posibilidad de alcanzar los 60 años de edad. Por ello cada vez hay más interés en la llamada tercera edad y en el envejecimiento.
El envejecimiento no afecta a todos por igual…
En unos cuantos países del mundo hay ya más personas mayores que niños. Esto se debe, entre otras causas, a que cada vez las mujeres tienen menos hijos. Demos una mirada a las familias de nuestros abuelos: abuelo, abuela y cinco o seis hijos. Miremos a las nuestras: mamá, papá y uno o dos hijos. Cada vez somos más personas mayores y menos hijos y nietos.
En la actualidad ha aumentado la esperanza de vida, que es la cantidad de años que se espera que viva una persona, por lo que hay mayores posibilidades de llegar a edades mayores que antes. Por estos motivos es importante que conozcamos el envejecimiento de las personas, por qué envejecemos y qué debemos hacer para envejecer mejor.
El afamado filósofo español Ortega y Gasset afirmaba: “Las edades son de nuestra vida y no, primariamente, de nuestro organismo, son etapas diferentes en que se segmenta nuestro quehacer vital”.
¿Tenemos una sola edad? Como es eso…
Hay diferentes tipos de edades, como la cronológica que es la que se utiliza a los efectos legales y es la que representa los años que han pasado desde que nacemos, y la biológica, que es la verdadera edad que tienen nuestros órganos, tejidos y nuestro cuerpo en general. En la edad cronológica no podemos influir, pero en la biológica, que es a fin de cuenta la que se acerca más a cómo estamos y qué podemos hacer, sí podemos y debemos influir. Y esto es una buena noticia.
Como se define el envejecimiento
No existe un criterio único para definir la edad o el envejecimiento. Esta afectado por el punto de vista de cada persona, consideramos una persona mayor a aquella que tiene 10 años más que uno. Cuando éramos niños, decíamos que una persona de cuarenta años era una persona mayor, y a los 65, decimos que una persona mayor es la que tiene 75 años. Es decir, el envejecimiento también es relativo.
Ahora bien, la generalidad de los países desarrollados han aprobado la edad cronológica de 65 años como definición de adulto mayor, persona mayor o comienzo de la tercera edad y comienzo del envejecimiento, aunque existe a su vez el consenso que el envejecimiento es un proceso que comienza desde el propio nacimiento.
Como clasificar la categoría de adulto mayor
No obstante, dado el aumento de la esperanza de vida y a que envejecemos a diferentes ritmos debido a las huellas que van dejando el paso del tiempo, se llegan a demarcar tres posibles grupos para clasificar los adultos mayores:
Viejos-jóvenes: son las personas en edades entre los 65-74 años de edad. En sentido general las personas en estas edades tienen buena salud y son autónomos e independientes, es decir, pueden realizar sin ayuda las actividades cotidianas de la vida diaria, como comer, bañarse, uso del servicio, caminar, entre otras.
Viejos-viejos: son aquellas personas que rebasan los 75 años de edad. Aquí es donde comienza a haber más dependencia para la realización de las actividades cotidianas y se necesita mayor ayuda para estas tareas y otras que permiten nuestra vida de relación, como el uso del transporte, comprar alimentos y uso del teléfono entre otras.
Longevos: personas que llegan a los 90 años. Cada día hay más longevos en el mundo, incluso centenarios. A estas edades la dependencia y la fragilidad es mayor.
Así pues, el envejecimiento es una etapa de la vida de las personas en la que disminuye de manera progresiva la capacidad de adaptación y de reaccionar de manera adecuada a los cambios acaecidos por el paso del tiempo, los hábitos, costumbres y estilos de vida que hemos llevado y las enfermedades.
Esta disminución de nuestra capacidad de respuesta ocurre por la disminución de la capacidad de reserva que acontece en el organismo humano con el paso de los años, independientemente de las enfermedades, y esta disminución de la reserva es la característica principal del envejecimiento.
Las personas jóvenes tienen una importante capacidad de reserva y adaptación frente a las demandas de la vida cotidiana. Por ellos su capacidad de recuperación ante las enfermedades es mayor que en las personas mayores.
¿Es el envejecimiento una enfermedad?
El envejecimiento no es una enfermedad, es un proceso natural que se acompaña habitualmente de un aumento de las enfermedades que padecemos, la mayor parte enfermedades crónicas, como hipertensión arterial, artrosis, diabetes mellitus y cataratas, entre otras, y estas enfermedades contribuyen mucho a la discapacidad debida a enfermedades, que son las que ocasionan una disminución de la capacidad funcional y termina impactando negativamente en la calidad de vida, reduciendo la participación de las personas mayores en la vida social y familiar. Durante el envejecimiento puede ocurrir deterioro por diferentes causas:
Por la ocurrencia de enfermedades: las enfermedades que aparecen a lo largo de la vida van dejando su huella y contribuyen a la disminución de las reservas.
Por malos hábitos: los hábitos nocivos a la salud como el fumar, el sedentarismo, la mala nutrición, el alcoholismo predisponen a la aparición de enfermedades y son conocidos como factores de riesgo. Por otro lado, la práctica de ejercicios físicos, no fumar, comer sanamente y mantener el peso contribuyen a un envejecimiento sano y son conocidos como factores protectores.
Por el paso del tiempo: El propio paso de los años va ocasionando cambios en nuestro organismo que producen una disminución de la capacidad de respuesta ante el estrés de la vida cotidiana o de las enfermedades u otra condición de salud.
En este último no podemos influir, pero en los dos primeros sí. De la forma en que se use el cuerpo, así envejeceremos y habrá más disponibilidad de reserva que favorecerá o no que seamos más frágiles a los desafíos de la vida cotidiana.
Como hemos visto, el envejecimiento no es una enfermedad, pero sí genera mayor probabilidad de que no reaccionemos bien o lo hagamos más lentamente.
Las personas envejecemos de acuerdo a como hayamos vivido. Cuando van pasando los años, y nos vamos haciendo cada vez más viejos, nos podemos sentir casi como unos años atrás, o como si nos hubiera pasado una aplanadora por encima. Esto va a depender en gran medida de cómo hayamos vivido, de los hemos hecho, y de los hemos dejado de hacer. Y ello va a incidir notablemente en cuan independientes seamos en nuestra vida o que necesitemos ayuda para la realización de las actividades del día a día.
Cambios que acompañan al envejecimiento
Los cambios que acontecen con el envejecimiento pueden manifestarse a diferentes niveles. A nivel biológico, ocurren cambios que favorecen un menor funcionamiento de los diferentes órganos y tejidos y hacen más propensa la aparición de enfermedades crónicas. La marcha se hace más lenta, la capacidad de respuesta también es algo más demorada.
Desde el punto de vista psicológico solemos demorarnos más en procesar información nueva, de responder ante determinados estímulos y generalmente la memoria no es tan buena como antes.
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En la esfera social, debido a los cambios biológicos y psicológicos, por una parte se reduce nuestra área de relaciones sociales, nuestro entorno social, con una menor participación social.
Por supuesto, no podremos realizar las tareas, principalmente las que requieran esfuerzo físico, de manera similar a como lo hacíamos a los 30 o 40 años, pero casi siempre se pueden realizar adaptaciones en el ambiente o en la forma de hacer las cosas que nos permitan seguirlas haciendo.
Todas las personas mayores no son iguales. Aunque compartimos unas cuantas características, los adultos mayores son más diferentes entre sí que los niños. Y eso es debido al paso de los años, a las decisiones que hemos tomado a lo largo de nuestra vida. Miremos a los lados, a nuestros vecinos o familiares de edad parecida a la nuestra. El paso del tiempo imprime en cada uno de nosotros distintas huellas. Al nacer nos parecemos mucho, pero a la vez que van pasando los años, nos vamos diferenciando.
El envejecimiento no se puede evitar, pero su calidad dependerá en gran medida de como hayamos vivido. El hecho de vivir más años y hacerlo de la mejor forma posible depende de varios elementos, pero el principal es la salud.
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El envejecimiento tiene muchos aspectos positivos, como la posibilidad de conservar hasta edades avanzadas la capacidad funcional, el tener más sabiduría, y un mayor tiempo libre que si lo utilizamos bien, lejos de convertirse en una carga puede ser fuente de placer.
Vivir más años es una oportunidad muy apreciable. Nos da la oportunidad de cambiar aspectos de nuestra vida y vivir los años que nos quedan de una mejor manera. Aprovechemos esta oportunidad que nos da el propio envejecimiento. Y como hacerlo… siga con nosotros que en próximos artículos abordaremos este interesante tema…