Hay una serie de enfermedades que, solo con escucharlas, ya nos provocan bastante temor. Por fortuna, la mayoría de nosotros no las hemos sufrido nunca, ni nadie de nuestro entorno, pero el miedo existe y es real. Por ejemplo, se me viene a la cabeza el ébola, una enfermedad por la cual ya han perdido la vida miles de personas en todo el mundo y que sigue cobrándose víctimas por su rápida propagación. Por suerte, ahora está controlada en humanos, pero no debemos olvidarnos de ella.
Hoy queremos hablar precisamente del ébola: qué es, cuáles son sus síntomas, cómo diagnosticarla, dónde es más frecuente y cuál es su tratamiento.
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¿Qué es el ébola?
Comenzamos dando una definición sobre esta enfermedad para que sepas qué tenemos entre manos. El ébola es un virus de la familia Filoviridae, procedente de la República Democrática del Congo. De hecho, su nombre deriva del Río Ébola. La primera epidemia sucedió en 1976, si bien en 2013 hubo otro peligrosísimo brote que puso en alerta a las autoridades sanitarias a nivel mundial.
Su mayor problema deriva de lo infecciosa y contagiosa que resulta, además de la gran gravedad que representa tanto para la vida humana, como para la vida animal. Esta fiebre hemorrágica no tiene frenos y su cartera de víctimas mortales sigue aumentando. Su forma de contagio es a través de las secreciones y la sangre de aquellos que ya tienen la enfermedad, tanto si están vivos como muertos.
El nivel de probabilidad de muerte entre los afectados del ébola se sitúa en el 90%, aunque, según cuál sea la variante del virus que nos ha tocado, puede disminuir hasta el 50%.
Identificando el ébola: síntomas más frecuentes
Es posible que hayas contraído esta enfermedad y aún no lo sepas. Y es que su período de incubación desde el momento de contagio es de 2 a 21 días. Incluso, es probable que ya hayas comenzado con los síntomas y no te hayas dado cuenta. Al principio, es posible que lo confundas con una gripe muy fuerte: fiebres altas, dolor muscular, debilidad, dolor de cabeza y de garganta, diarrea, vómitos, erupciones en la piel…
Pero, por desgracia, los síntomas van en aumento y pronto empezarás a advertir que no se trata de una gripe estacional. De aquí, pasamos a una disfunción hepática y renal e, incluso, a hemorragias externas e internas.
Diagnosticar el ébola
Antes de alarmarte, hay que pasar por la consulta de un médico para que realice las pruebas pertinentes. Con ciertos exámenes de laboratorio, se puede identificar la presencia de este virus, aunque lo más utilizado es el Método ELISA, que captura anticuerpos en el suero del paciente tras su reacción con el propio virus.
Otras formas de diagnóstico es mediante un hemograma, si se detecta una disminución del número de glóbulos blancos y de las plaquetas y un aumento de los hematocritos.
Pronóstico y tratamiento del ébola
Aquí llega la peor parte. No existe ningún tratamiento para el ébola. Los médicos, solo nos ayudarán a tratar los síntomas para que sobrellevemos la enfermedad lo mejor posible, pero, en este caso, todo queda en manos del destino y de la evolución de nuestro cuerpo.
Los doctores controlarán nuestros signos vitales para comprobar el desarrollo de la enfermedad, pero no pueden hacer nada mucho más allá de tratar de controlar la fiebre y el dolor.
Como decimos, esta es una enfermedad muy peligrosa y con un altísimo índice de mortalidad. Además, el pronóstico es malo: desde el inicio de los síntomas hasta la muerte, pueden transcurrir solo 2 días o, en el mejor de los casos, 21.
La probabilidad de muerte va desde el 50% al 90%, según la variante que hayamos contraído.
¿Cómo protegernos del ébola? ¿Se puede prevenir?
¿Existe algún modo de evitar el temido ébola? Como se suele decir, cada uno tiene escrito su destino y, lo que está para ti, está. Pero queremos ser más pragmáticos cuando se trata de salud y siempre evitar aquellos factores que pueden aumentar la posibilidad de contraer una enfermedad, máxime cuando estamos hablando de algo tan peligroso como el ébola.
En este caso, desaconsejamos viajar a ciertos países, como Sierra Leona, Congo, Guinea o Liberia.
Además, la propia OMS ha emitido una serie de recomendaciones para prevenir la propagación de este virus.
Comida:
Comer carne cruda puede aumentar el riesgo de contraer esta enfermedad, ya que como hemos dicho se propaga principalmente por la sangre. También tomar frutas y verduras sin lavar, pueden tener secreciones de animales. Por suerte, esto tiene mayor o menor importancia según la zona en la que nos encontremos. Comernos sin lavar una manzana de Alicante no es lo mismo que si recogemos un tomate en el Congo. Por ello, si estás en una de las llamadas zonas de peligro, cuida mucho, muchísimo, lo que comes.
Contacto con animales y personas:
Nuestro contacto con los animales también debe ser con precaución. No toques a aquellos que pueden estar infectados y siempre, siempre, utiliza guantes y otras prendas protectoras, como guantes, mascarillas o ropa especial, tanto con animales como con personas infectadas.
Extrema la higiene:
Es muy importante que te laves las manos con frecuencia, siempre con agua caliente y jabón y que utilices desinfectantes.
Si trabajas en un centro médico:
Utilizar protección tanto para ti como para los propios pacientes o las visitas de familiares, así como seguir al dedillo las medidas de aislamiento. Nunca se deben saltar, bajo ningún concepto.
El ébola en España:
En 2014, España vivió una de sus situaciones de emergencia sanitaria más recordadas de los últimos tiempos. Tres casos que siempre recordaremos fue el del misionero Miguel Pajares, el primer enfermo europeo que murió en agosto de 2014 tan solo cinco días después de su traslado desde Liberia hasta el Hospital Carlos III de Madrid; el de Manuel García Viejo, también misionero español repatriado desde Sierra Leona, quien desafortunadamente también falleció en el mes de septiembre. El mismo año tuvimos el caso de Teresa Romero, la auxiliar de enfermería que fue la primera contagiada que contrajo el virus fuera de África tras tratar al misionero anteriormente mencionado y que, por fortuna, se recuperó. Tras un mes de cuidados intensivos y de tratamiento con plasma de la religiosa que superó el virus unos meses antes, en noviembre recibió el alta médica, aunque sí hubo una víctima relacionada con este caso, su perro Excalibur, que fue sacrificado como medida preventiva y que despertó opiniones encontradas entre los españoles. Algunos, defendían la postura del Ministerio de Sanidad, mientras que otros condenaron que ni siquiera se le realizaron las pruebas pertinentes al animal para comprobar si efectivamente podía ser un peligro para la sociedad o no.
El ébola en 2017:
¿Cómo está la situación en la actualidad? Por suerte, el ébola en la actualidad ya no es una emergencia internacional y solo se están dando caso en ciertos animales, como murciélagos y primates, pero entre el ser humano está controlado y no hay plagas ni propagación por fortuna.
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