El uso del chocolate, el tabaco, la chia, la quinoa, la mimosa… por solo enumerar algunos de los aportes incuestionables de la milenaria cultura de los pueblos originarios de nuestra América.
Y esto tan solo en el ámbito de la etnomedicina y de la nutrición humana. Pero en este contexto mención aparte merece la Mimosa tenuiflora también llamada «tepescohuite» y por otros “tepezcohuite”.
Pero a fin de cuentas ¿qué es la milagrosa tepezcohuite o mimosa?
La Mimosa tenuiflora, era utilizada desde los inmemoriales tiempos de los Mayas que fueron quienes la denominaron tepezcohuite.
La Mimosa tenuiflora (Tepezcohuite) se cultiva en varios lugares de la geografía de México, como son los estados de Oaxaca y Chiapas, considerado este ultimo como la fuente más importante, de ahí que al extraer de su corteza aceite este se le denomine “el aceite de Chiapas”.
También lo encontramos en Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Panamá, Colombia, Venezuela y Brasil, siempre en alturas entre el nivel del mar y los 1520 metros.
Tepezcohuite es un nombre que procede de la lengua náhuatl. Según los expertos, proviene de la palabra tepezcuahuitl, que significa “árbol del cerro que sangra”, mientras otros lo identifican como el “árbol de la piel”. Y es justo que así la hayan reconocido pues posee extraordinarias propiedades regeneradoras de la piel, de ahí que fuera considerado por la civilización Maya como un árbol sagrado.
Y muy en particular en la cicatrización de quemaduras, llagas, úlceras, válido tanto para seres humanos como para animales.
Beneficios que aporta el uso de la mimosa
Un ejemplo sustantivo de estas propiedades curativas, al borde de lo milagroso, fueron los resultados obtenidos en la ocasión de que México sufriera, en la década de los 80, el efecto de terremotos y catástrofes que dejaron un saldo de víctimas extraordinariamente alto.
Así se refleja en 1984, en ocasión de una severa explosión en una fábrica que dejó en el orden de 500 personas con quemaduras graves, que se les aplicó polvo de la corteza de mimosa a las personas quemadas, ratificándose sus propiedades como anti-inflamatorio, anestésico, anti-bacteriano, y regenerador de la piel.
En otra ocasión, cuando México fue lamentablemente afectado por el terrible terremoto del 85, de nuevo se utilizó formulaciones a base de extractos de mimosa con resultados altamente satisfactorios en los hospitales de Tlalnepantla .
Y esto quizás este en correspondencia con la composición de su extracto que es rico en taninos, saponinas, una fracción de alcaloide, lípidos, fitoesteroles, glucósidos, xilosa, ramnosa, arabinosa, y kukulkanins.
La corteza rojiza es rica en cobre, hierro, zinc, manganeso, magnesio y flavonoides, de ahí que se puede explicar su extraordinaria capacidad regeneradora de la piel, favoreciendo el proceso de cicatrización.
En síntesis, de ahí que también se puede aplicar en diversas enfermedades considerando sus propiedades y actividad:
- bacteriostática
- reparadora, en correspondencia con incremento de la capacidad de multiplicación celular potencias mitótico (división celular) de las células
- protectora del ácido hialurónico: los bioflavonoides presentes en los extractos de mimosa estimulan la microcirculación periférica de la sangre y por lo tanto, la regeneración de la piel.
- contra el envejecimiento de la piel
- antisépticas
- analgésicas
¿En qué formas se puede encontrar la mimosa?
Se puede encontrar formulaciones que contienen extractos de mimosa en forma de té, polvo o de ungüento, de los que han hecho diversas formulaciones, las más de ellas de uso tópico en la piel, como es el caso de los champús, cremas, cápsulas, jabones, entre otras.
También aparecen formulaciones que contienen mimosa, idóneas para ser utilizadas como protectores solares.