No sabemos cómo, pero ya está aquí de nuevo la Navidad. El año ha pasado casi sin avisar y otra vez nos encontramos eligiendo los regalos de Reyes o Papa Noel, preparando el menú de Nochebuena y respirando profundo para no entrar en discusiones absurdas con nuestros cuñados. Este artículo de hoy, mitad en clave de humor, mitad con verdades como puños, pretende ayudarte a sobrevivir a la Navidad si eres de las personas a las que no les termina de convencer esta época del año.
Saca el brillibrilli, que empezamos.
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Trucos para sobrevivir a la Navidad
Los décimos de Lotería, los primeros responsables de la cuesta de enero
Quizás este consejo ya llega un poco tarde, pero aún estás a tiempo de no caer en la tentación. La Lotería de Navidad marca en España el inicio de la Navidad. Dos días antes de Nochebuena, los hogares, locales comerciales e incluso organismos públicos comparten banda sonora: la de los niños de San Ildefonso repitiendo sin cesar aquello de «miiiil euros». Y tras ello, la frase que también nos indica que sí, que ya estamos en Navidad y que la hemos empezado con un puñado de euros menos en el bolsillo: «por lo menos tenemos salud».
Sabemos que es muy tentador (y bonito) compartir número con nuestros amigos, vecinos, familiares, compañeros de trabajo, el señor de la esquina, el del bar, el del kiosko… Y también sabemos que no quieres que le toque a los demás y a ti no, pero cuidado, porque si se te va de las manos el tema de comprar lotería, puedes empezar la Navidad con una pupa muy grande. Y, seamos sinceros, por muchos décimos que lleves, la probabilidad de que te toque sigue siendo ínfima.
Por tanto, márcate (con cabeza) un presupuesto máximo y no gastes más de eso, pase lo que pase.
Las cenas de empresa: asistencia obligatoria
En toda empresa hay dos tipos de persona: los que se mueren por ir a la cena de empresa y los que preferirían que pasara por encima el Halcón Milenario y acabara con todo tal y como lo conocemos. Sea cual sea tu caso, en ambas situaciones debes tener cuidado.
Por un lado, si no te apetece ir, recuerda que la asistencia (aunque no se diga como tal) es obligatoria. No ir implica desapego con la empresa y puede ser visto como una falta de motivación, compañerismo, implicación y otras cuestiones con las que seguro que no quieres que te relaciones. Si, por el contrario, estás deseando que llegue el día, ten cuidado con ser demasiado efusivo. Recuerda que no deja de ser un compromiso de trabajo. No te pases.
Y es que en las cenas de empresa hay un código no escrito que no debes superar. Cuidado con la ropa, no te excedas ni vayas como si fueses a hacer la compra. Lo importante es siempre ir elegante pero discreto. Cuidado con el alcohol: todos vamos a tomar un par de copas, eso está claro, pero si quieres pillarte el coma etílico de tu vida, mejor resérvalo para la cena con tus amigos. Y, hablando de amigos, cuidado con ese compañero o compañera que protagoniza tus fantasías más ocultas el resto del año. No saques a la luz lo que no quieras que mañana sea el cotilleo del año en la oficina. Y por último, cuidado con tu jefe. Sí, por muy desenfadado que le veas en la cena de empresa, sigue siendo tu jefe.
Nochebuena, cenas y comidas familiares: los cuñados toman el protagonismo
Llegaron los últimos y se han hecho con el protagonismo en los eventos familiares navideños. Hay dos temas que deberían estar prohibidos en toda reunión con cuñados: fútbol (si sois de equipos diferentes)y política. No sabemos por qué, pero siempre alguien acaba discutiendo en la mesa por un tema que ni le va ni le viene.
No compres mañana los regalos que puedes comprar hoy
Hoy en día, el tema regalos se ha hecho mucho más sencillo. Gracias a gigantes como Amazon, que te envía tus pedidos en unas horas según donde vivas o en un día en la mayoría del resto de los casos, hay stock suficiente para todos e incluso podemos permitirnos el lujo de comprar nuestros regalos de reyes desde el sofá, en plena resaca post-nochevieja.
Sin embargo, te recomendamos que los compres cuanto antes. El 6 de enero va a llegar más pronto de lo que piensas y, aunque a la mayoría de nosotros nos gusta regalar, tenemos que reconocer que cada vez somos más y cada vez se hace más difícil tratar de ser original y regalar algo que le vaya a gustar a la otra persona, sin dejarnos el sueldo del mes en ello.
Cuando antes lo pienses, mejor. Cuando antes lo compres, también mejor. Evitarás colas, posibilidad de que no quede lo que quieres, conseguirás mejores precios… y tendrás una cosa menos por la que preocuparte en Navidad.
Tu estómago no entiende de Navidades
Otro aspecto fundamental para sobrevivir a la Navidad es recordar que tu estómago sigue siendo el mismo que en octubre. Es decir, no porque sea Navidad se activa un mecanismo que lo hace invencible a digestiones pesadas, dolores varios ni aumento de peso. Está claro que en estas fechas vamos a comer más (el socializar lo incluye), pero intenta compensar. Reserva las comidas / cenas copiosas para cuando realmente sea necesario y el resto del tiempo sigue haciendo vida normal en casa.
No te comas una tableta de turrón por día, no vivas a base de sobras… Porque este es otro tema fundamental: intenta calcular bien la comida para no pasarte tres días comiendo las sobras de esa comida tan poco digestiva y tan calórica.
Y, por último, no te olvides de disfrutar para sobrevivir a la Navidad
Sobrevivir a la Navidad no es fácil, lo sabemos. Cuando vamos creciendo, se va convirtiendo más en un cúmulo de obligaciones y compromisos que en unas semanas de disfrute. Si tienes un niño cerca, fíjate en él y trata de contagiarte de su alegría. Seguro que hay muchas cosas que te gustan de la Navidad y que ya has olvidado.
Aunque sea, simplemente, la decoración de las ciudades, el hecho de recibir regalos a los que les tenías ganas, el poder compartir sobremesa con tus familiares a los que hace tiempo que no ves o el reunirte (¡por fin!) con tu grupo de amigos o amigas.
Todo tiene su parte positiva y la Navidad también.
Y recuerda lo que dice una frase que vimos hace poco por Internet: «No sientas pena en Navidad por los que ya no están. Recuerda cómo te enseñaron a vivirla».
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