¿A quién no le gusta disfrutar el ambiente, y más aún de la buena comida de un excelente restaurante?
Y el tema probablemente no me dé muchos adeptos. Siempre trato de combinar armónicamente deber y placer. Pero a veces hay que abordar temas espinosos, como este, e inclinarnos más por el deber, aunque subliminalmente mantengamos el placer…
Porque de hecho no importa qué tipo de restaurante escoges, siempre será menos saludable que comer en casa.
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¿Crees que quiero echarte a perder un gran placer?
Para nada, solo quiero compartir algunas ideas, alertarte y motivarte para que cuides el tesoro más preciado de que dispones: tu salud.
Al respecto un investigador en la Universidad de Illinois analizó 8 años de datos implicando más de 18,000 adultos.
Al comer en restaurantes, no importaba la categoría, se apreciaba un incremento de casi 200 calorías al día. Las personas que comieron en restaurantes tradicionales consumían 58 gramos más de colesterol al día comparándolos con aquellos que cenaron en casa. Aquellos que consumían comidas rápidas ingirieron alrededor de 10 gramos de colesterol adicional.
Y es que comer en restaurantes y no aprovechar las veleidades culinarias se convierte en un verdadero sacrilegio.
Comer en un restaurante siempre es una experiencia agradable: no tienes que cocinar, alguien te sirve y te despreocupas de la agobiante tarea de lavar la vajilla y limpiar la cocina.
Sin embargo, las comidas del restaurante tienen muy mala reputación si de ganancia de peso se trata, y con razón. Los ingredientes en comidas del restaurante no son los únicos culpables de las ganancias de peso; hay varios otros factores que hacen que las comidas del restaurante no sea lo más adecuado para seguir una dieta saludable. Soy el primero que disfruto salir y compartir con amigos o familiares en un restaurante pero…
Acerquémonos al tema…aunque no nos agrade del todo
La cantidad de comida que recibes de forma convencional en un restaurante, es habitualmente varias veces el tamaño de la porción considerada saludable. Veamos…pan sin control, de diferentes sabores, crujiente, calientitos, que se acompaña de mantequilla u otros apetitosos acompañantes.
Las cremas que nos engañan con el disfraz de que estamos consumiendo vegetales. Y es verdad; veamos un simple ejemplo con una crema de zanahorias. A veces una taza de zanahoria es simplemente una taza de zanahoria. Pero habitualmente hay que considerar como viene acompañada o elaborada. En muchas ocasiones es un agradable plato de atractivos colores brillantes, amarillo-naranja, que se acompaña de pan crujiente y en muchas ocasiones del queso Roquefort, quizá, adornado con bonitas hierbas.
Y como justificación aparece el autoconvencimiento de que “por lo menos estoy comiendo una porción substancial de vegetales”, pero también estás consumiendo abundantes calorías.
Y no faltan los interminables buffets que se acompañan de extensas porciones de carne, las atractivas sopas y los aderezos para ensalada. ¡Atención! La mejor forma para prevenir la indeseada ganancia de peso consiste en rechazar los entremeses interminables, y para no perderlos hacer uso de una caja para llevar antes de traerlo a la mesa. En restaurantes de comida rápida, evite las comidas demasiados grandes haciendo el pedido del menú del niño, que tiene alta probabilidad de tener tamaños más razonables de la porción.
Las bebidas…
Lo primero que se ofrece al comer en restaurantes es la bebida. Una soda o el té helado endulzado servido en un vaso de 230 mililitros es una porción convencional, pero en muchas ocasiones está incluido repetir tantas veces lo desees. He ahí una primera trampa.
¿Qué decir del vino?
El vino y los cócteles son también a tener en cuenta. Una porción de 145 mililitros de vino tiene aproximadamente 125 calorías y un daikiri, en una copa normal tiene aproximadamente unas 112 calorías. Puedes, por lo tanto, evitar las indeseadas ganancias de peso causada por las bebidas en un restaurante ordenando agua o té sin endulzar.
Cuidado con la información nutricional de la lista de algunos restaurantes…
Si te guías por los números que brindan algunos menús de restaurantes no tendrías que preocuparte pues para nada sobrepasarías las calorías que puedes ingerir para no aumentar de peso. Pero una cosa es la lista del menú y otra la realidad.
Por precaución debes aumentar, como mínimo, alrededor de un 20 por ciento más de calorías de las enunciadas en la lista.
Otro factor: las compañías a la hora de comer en restaurantes
Si cenas con amigos, eres propenso a comer como un 35 por ciento más que si lo haces solo. A nadie se le ocurre despreciar la agradable posibilidad de compartir con amigos solo para no aumentar de peso y menos aún si vamos a comer en restaurantes.
Y es que hablar y comer facilita el perder el hilo de cuánta comida has consumido y a menudo te induce a ignorar las señales de que estás lleno y sigues comiendo. Si tu amigo ordena postre, es altamente probable que lo hagas, a veces por cortesía, otras porque realmente lo apeteces. De ahí que hay criterios, como los emitidos por la Universidad Purdue, que recomienda se debe comer a solas, para prevenir ganancias de peso por la influencia del restaurante.
Pero a esta altura de la lectura ya debes estar como yo, “hambriento”…
Y aquí me recuerdo de un libro sustantivo de las explicaciones necesarias para estos casos. Se trata del libro “El Fin de Comer Demasiado”, del ex comisionado de la FDA, David Kessler. En este explica que cuando hueles, o ves, o incluso solamente piensas en una de las agradables comidas que hemos mencionado u otras que aun sean más llamativas para tu gusto, aparecen señales de tu cerebro con la liberación de una sustancia llamada dopamina, pudiéramos decir que es el neurotransmisor que busca recompensa.
¿O es que el simple transito frente a un restaurante de tapas no significa nada para ti?
Nunca te ha pasado que la llamada fase cefálica de la digestión, esa que describimos con anterioridad, te traiciona y te obliga compulsivamente a entrar y disfrutar de las tapas y comer olvidándote de las calorías y como se traducen en los indeseados salvavidas que aparecen en la cintura.
Esa es la vida, y la sutil trampa de comer en restaurantes, que por lo demás, para nada es malintencionada, va dirigida a darte placer…pero que digo, otra vez me traiciona y casi me olvido del deber…no se puede consumir ricas comidas que tienen muchas calorías. Teoría o práctica…de ti depende