Hay personas que tenemos una clara debilidad: el chocolate. Y es que además de su inconfundible sabor y grandes beneficios, con el chocolate se pueden hacer múltiples combinaciones y recetas muy diferentes, ya que va bien prácticamente con todo, tanto dulce como salado. Si eres de los que se vuelve loco con este adictivo ingrediente y te gustó la crema de chocolate, no puedes dejar de hacer esta tarta mousse de chocolate que será tu perdición.
Esta receta es un tanto calórica pero puedes prepararla para un cumpleaños o una reunión y darás una sorpresa a tus comensales con un postre casero y lleno de sabor, y no imaginarán lo fácil que es. Claro que para una ocasión clave no es bueno experimentar y es mejor hacer previamente la tarta mousse de chocolate un par de veces para que ese día salga perfecta… Y así tienes una excusa para darte un capricho chocolateado.
Receta para hacer tarta mousse de chocolate
¿Qué necesitamos?
- 300 gramos de galletas «María»
- 400 gramos de chocolate para fundir
- 150 gramos de mantequilla
- 6 claras de huevo
- 200 gramos de azúcar
- 750 gramos de nata líquida para montar (35% materia grasa)
- 10 hojas de gelatina neutra
- agua
- chocolate en polvo (con un alto porcentaje de cacao) para decorar
- una pizca de sal
¿Cómo lo preparamos?
Para preparar nuestra tarta mousse de chocolate vamos a comenzar triturando las galletas y reservamos en un bol. Podemos usar una trituradora que tengamos en casa o machacarlas con ayuda del mortero, aunque es más lento el resultado es igual de bueno. Mientras tant, vamos derritiendo la mantequilla en el microondas o al baño maría, lo echamos sobre las galletas trituradas y mezclamos bien hasta crear una pasta.
Necesitamos un molde que se pueda desmoldar de unos 28 centímetros de diámetro. Echamos al molde la pasta resultante de mezclar las galletas y la mantequilla y cubrimos bien toda la base con ayuda de los dedos si queremos. Y metemos en el frigorífico durante 30 minutos.
Mientras reposa la base preparamos la mousse. Ponemos la gelatina en un bol con agua fría para hidratar las hojas, unos 10 minutos. Por otro lado ponemos un bol al baño maría con el chocolate, movemos cada poco con una cuchara de madera hasta que se derrita por completo, momento en el que incorporamos la gelatina hidratada bien escurrida (con la misma mano apretamos y sale todo el agua) y seguimos moviendo. Veremos que conforme añadimos la gelatina nuestro chocolate va cambiando de textura y el resultado será bastante más espeso.
Preparamos las claras en un bol aparte, le echamos una pizca de sal, y montamos con ayuda de unas barillas. Cuando estén casi montadas es el momento de agregar la mitad del azúcar y terminamos de montar. Sabemos que las claras están totalmente montadas cuando damos la vuelta al bol y no se cae. Ahora agregaremos el chocolate poco a poco y mezclaremos con movimientos envolventes, de abajo a arriba, para que se baje lo menos posible. Aunque esta forma es un poco más lenta, así quedará con más aire en su interior y tendrá la textura típica de una mousse.
Llegó el momento de ponernos con la nata. Para que monte mejor es preferible tener el bol donde la vayamos a preparar y las varillas en el congelador y la nata en la nevera, cuanto más frío esté todo lo que usemos tendremos mejor resultado y no se nos cortará. Montamos bien con las barillas y añadimos el resto del azúcar. Ya totalmente integrado el azúcar vamos a añadir poco a poco el chocolate al bol con la nata, también mezclando con movimientos envolventes para que se baje lo menos posible.
Sacamos el molde con la base de galletas de la nevera, ponemos encima la mezcla de chocolate y aplanamos en la medida de lo posible. Cubrimos nuestra tarta con film transparente y metemos en la nevera durante seis horas. Pasado ese tiempo desmoldamos con cuidado y decoramos con cacao, que espolvoreamos por encima con ayuda de un colador.
Si quieres ponerle cobertura de chocolate en vez de cacao en polvo, deberás ponerla pasadas las seis horas y volver a meter en la nevera una hora más antes de desmoldar.