Tal vez no te haya pasado nunca, aunque en ese caso debemos darte la enhorabuena. La mayoría de las personas, en mayor o menor medida, han sufrido en alguna ocasión un ataque de nervios. No llega a ser un ataque de ansiedad como tal, pero sí que puede trastornar muchísimo a la persona que lo sufre. Imposiblidad para seguir con sus tareas, pensamientos negativos, percepción errónea de la realidad, sensación de dolor emocional… Tranquilo, hoy estamos para ayudarte.
Si te ha pasado esto alguna vez y no has sabido gestionarlo bien o si estás en una época en la que te ocurre más a menudo de lo que te gustaría, hoy queremos darte algunas pautas para saber llevarlo lo mejor posible, antes, durante y después, además de algunos detalles para que puedas evitar que vuelva a suceder.
Toma nota y no dejes que tus emociones alteren tu vida de esa manera. ¡Tú tienes el control!
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Consejos para lidiar con un ataque de nervios
Relájate y entiende la situación
Lo primero que debes hacer es entender por qué estás reaccionando de este modo. ¿Estás viviendo una temporada de estrés? ¿Algún estímulo extremo te ha propiciado que te pongas nervioso? ¿O por el contrario no ha ocurrido nada pero has tenido esta respuesta? Lamentamos decirte que este tercer caso es prácticamente imposible que suceda por lo que sí, siempre hay una causa.
Si logras detectar qué es lo que te ha puesto nervioso puedes entender la situación y evitar que tu cuerpo reaccione igual la próxima vez que ocurran estos hechos. Una vez comprendido esto, te costará menos tratar de relajarte. El cerebro necesita explicaciones obvias ante todo lo que sucede y, si consigues encontrarla (sin agobiarte más aún), tendrás en tu mano la capacidad de explicárselo a una tercera persona que te pueda ayudar o, simplemente, decirte a ti mismo que no pasa nada, que las emociones negativas son igual de necesarias que las positivas y que tú puedes controlar la situación. Tener la capacidad de transmitirte a ti mismo este mensaje es fundamental para cuidar tu salud mental y, por consiguiente, también tu salud física.
Mímate
Una vez que entiendas la situación, también debes decirte a ti mismo que eres humano y que puedes y debes tener este tipo de momentos. Siempre que la situación no se te vaya de las manos, que no hagas algo que no tenga vuelta atrás y sobre todo que no canalices tus nervios a través de hacer daño a otras personas, con palabras o con hechos, no hay nada de qué preocuparse. Insistimos: tienes derecho a tener estos días, así que si estás leyendo esto mientras estás con uno de estos ataques de nervios, simplemente respira y deja que fluya.
Y, en este punto, es muy importante que aprendas a mimarte. Que te cuides. ¿Cómo? Si puedes aparcar por un momento las obligaciones y rutinas, sería ideal. Toma el resto del día libre. Obviamente esto no lo podrás hacer siempre, pero de vez en cuanto es sano. Tu prioridad eres tú. Trata de repetirte que es el momento de disfrutar de tu tiempo libre, ya sea haciendo alguna actividad que tenías ganas o simplemente tumbándote en la cama o el sofá y relajando la mente. Esto también es mimarte y es importante que lo hagas si quieres conseguir relajarte y alejar los nervios que te han estropeado la jornada.
Ocupa la mente
Al hilo de lo que te acabamos de decir, va también este tercer punto. Puedes ocupar la mente simplemente pensando en otras cosas, aunque permanezcas en el sofá, o hacer alguna actividad. Hay personas que cuando están nerviosas necesitan actividad física, mientras que otras optan más por la actividad mental. Escúchate a ti y a lo que tu cuerpo necesita y quiere y sigue este camino. Hoy te lo mereces.
El deporte suele ser bastante positivo para este tipo de situaciones, pero también leer, ver algún capítulo de tu serie preferida o simplemente navegar por internet poniéndote al día del contenido de tus canales de Youtube favoritos o buscando opciones para tus próximas vacaciones. Evita las redes sociales, es lo más fácil en lo que entretener este tiempo, pero también puede ser bastante perjudicial, ya que es una fuente de estímulos externos que te pueden llevar a agravar la situación. Déjalas para mañana. Esto incluye todo tipo de redes sociales (tanto las profesionales, como Linkedin, como las personales, como Instagram, o incluso las de opinión, como Twitter).
Habla con alguien
Y relacionado con esto que acabamos de contar, ¿qué ocurre con las apps de mensajería? ¿Podemos utilizar Whatsapp, Facebook Messenger, Telegram…? Sí, sin ningún problema. Siempre que lo utilices para hablar con alguien que de verdad tenga esa capacidad de relajarte. Piénsalo, todos tenemos a alguien en nuestra vida que causa ese efecto placebo en nosotros.
Para evitar malentendidos y que sepa que estás vulnerable por este ataque de nervios, trata de transmitirle al inicio de la conversación que estás nervioso. Eso sí, también es muy importante que mantengas las formas. Si eres de los que cuando están nerviosos se dedican a atacar al otro y puedes hacer daño, es mejor que simplemente intercambies un par de frases amables y que pases al siguiente punto. A ti te ayudará a calmarte un poco, aunque no lo notes, y además no agravará la situación. Si hoy estás nervioso, mañana ya se te habrá pasado, pero si provocas un conflicto con otra persona, estos nervios harán que la situación sea todavía peor. Y no es lo que queremos, ¿verdad? Aprende a controlarte si quieres que este ataque de nervios se quede tan solo en un momento desagradable de intranquilidad, pero sin mayor consecuencia. Si eres capaz de hablar con otra persona y relajarte, genial, es la mayor opción que puedes seguir para calmar tus nervios.
Duerme
Y por último, lo que mejor funciona siempre para casi todo es dormir. Relaja el cuerpo y la mente de una forma natural, nos da descanso y nos hace afrontar el nuevo día de un modo mejor gracias a este parón. Si eres de los que echan siesta y el ataque de nervios ha sucedido por la mañana, no lo dudes, haz todo lo posible para poder hacer este descanso a media tarde.
Dormir casi siempre es la solución para todos los problemas anímicos. Pero no debes olvidarte de algo. Cuando despiertes, tu actitud va a ser lo más importante para no seguir arrastrando lo que tenías ayer. Y es muy fácil caer en un “yo me acosté nervioso, me debo despertar igual”. No. Cámbialo por un “yo me acosté nervioso y no quiero volver a tener otro día igual, así que hoy empiezo de cero”. Ponte inmediatamente en marcha, haz cosas, mantente activo y olvida lo sucedido. Sobre todo, lo importante es que este acto de dormir lo realices de forma natural. Evita cualquier tipo de medicación, ya que lo único que conseguirás con ello es transmitirle a tu cerebro el mensaje de que tú solo no puedes y es posible que te quede, además, algo de culpa.
Por tanto, ya sabes lo que tienes que hacer ante un ataque de nervios. Simplemente, entiende la situación, relájate, lánzate el mensaje de que es algo natural y que no pasa nada, conversa con alguien a quien quieras, haz alguna actividad que te guste, mímate y descansa. Ya está, lo tienes hecho.
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