La meditación es una técnica que se usa desde hace cientos de años para, de alguna manera, llegar a estar en equilibrio con uno mismo y con el entorno y, además, llegar a estar más cerca del poder superior; de echo, la meditación fue desde un principio usada por monjes y personas religiosas como una experiencia que les acercaba a su dios. Esto no es nada nuevo, ya que la mayoría de nosotros cuando pensamos en la meditación no podemos evitar imaginar a un monje budista con las piernas cruzamos y diciendo «Ommmm», ¿no es cierto?
Sin embargo, en los últimos años la meditación a pasado las fronteras religiosas y se ha convertido en una gran aliada para problemas mucho más cotidianos como los de salud o incluso los físicos. Aprender a meditar nos va a ayudar a mejorar la memoria, la salud mental y física, a combatir el estrés e incluso a aumentar el coeficiente intelectual.
El por qué de aprender a meditar
La vida de hoy en día es una carrera continua contra el tiempo: levantarse temprano, llevar a los niños al colegio, ir trabajar, preparar la comida, mantener la casa limpia, ir al supermercado, ayudar a los niños con los deberes, lavadoras, el coche que se ha roto, sacar a pasear al perro, sacar tiempo para estar con tu pareja… pero, ¿y el tiempo para una misma? Muchas veces es casi imposible. Y no sólo eso, sino que mantenemos la cabeza inmersa en mil cosas a la vez, ¿o no te ha pasado que estás haciendo la comida y estás pensado ya en lo que tienes que hacer para mañana?
Aprender a meditar nos ayudará a centrarnos, a encontrar ese tiempo tan necesario para nosotras mismas y sobre todo, a mantener la cabeza en calma el tiempo suficiente para no volvernos locas o irritables.
Aprender a meditar significa aprender a centrarnos en el aquí y ahora, aprender a tomar control sobre nuestra mente y nuestra consciencia, lo cual nos ayudará a ser más equilibradas y a tomarnos las cosas con mucho más calma.
Todo esto no repercute sólo en nuestra mente, sino en todo lo demás. Si os paráis a pensarlo, el estrés que acumulamos a lo largo del días y de las semanas acaba interfiriendo de forma negativa sobre nuestro comportamiento y nuestra actitud hacia los demás: nos encontramos más cansadas, saltamos a la mínima, nos ahogamos en un vaso de agua… El estrés y la tensión se acumulan en nuestra vida e influyen en ella sin que apenas nos demos cuenta, por lo que aprender a meditar nos puede ayudar a volver a tomar el control sobre nuestros actos.
Antes de aprender a meditar
Lo primero de todo es elegir un lugar tranquilo y silencioso. Asegúrate que nadie te va a molestar durante tu tiempo de meditación, es decir: apaga el móvil, desconecta el fijo, la televisión y todo lo que te vaya a impedir estar desconectada del mundo. Tampoco es necesario que estés en total silencio, ya que a veces incluso el ruido cotidiano de la calle nos puede servir de ayuda en la meditación. También puedes poner música relajante o el sonido del agua corriendo, cualquier cosa que te relaje servirá.
Lo segundo que debes tener en cuenta antes de aprender a meditar es que debes estar cómoda: fuera tacones y ropa ajustada, usa lo más cómodo que tengas en tu armario. Si la idea es relajarse, no podemos estar más pendientes de lo incómoda que estamos el del frío que tenemos. Por eso también debes buscar una posición cómoda, no hace falta sentarse con las piernas cruzadas en esa extraña posición a la que nos tienen acostumbradas; usa la postura en la que mejor estés, ya sea tumbada, sentada o incluso de pie, ¡tú decides! Un consejo para aprender a meditar es que realices estiramientos antes de empezar, ya que vas a estar en la misma postura durante mucho tiempo, y un calambre arruinaría nuestro momento de paz.
Lo tercero es elegir el tiempo que vas a necesitar. Si te cuesta ponerte, puedes empezar con cinco minutos al día y luego ir alargando el tiempo. Lo ideal es meditar una media hora diaria para poder despejar la mente al cien por cien. Puedes hacerlo a cualquier hora del día, la que mejor te venga, pero ¡cuidado! No estés pendiente del reloj, ya que entonces no estarás despejando tu mente. Si tienes que irte, pon una alarma para que te avise cuando se ha acabado el tiempo de meditación o dile a alguien que te avise cuando pase cierto tiempo. En cualquier caso, asegúrate de que la meditación se convierte en parte de tu rutina diaria, sólo de esa forma hará efecto.
Aprender a meditar
Es muy importante que elijas la técnica que mejor se adapte a ti y la que más te ayude a la hora de aprender a meditar, por lo que puedes probarlas todas y decidir con cual de ellas te has sentido más relajada y en calma.
- La primera es muy simple y es perfecta para aprender a meditar. Para ello cierra los ojos y respira. Sigue tu respiración y concéntrate en ella, ya que va a ser la protagonista de esta técnica. Se trata de que seamos conscientes de ella centrándonos en algún punto alrededor de nuestro ombligo y sentir como el abdomen sube y baja a medida que respiramos. Puedes imaginar una moneda sobre esa zona o un globo o cualquier cosa que se te ocurra. Recuerda que no se trata de controlar la respiración, sino de ser conscientes de ella y de cómo nuestro cuerpo la acompaña sin nosotros saberlo.
- Otra técnica, la más conocida, se trata de repetir un mantra, es decir, el típico Om del que os hablamos al principio. Esta palabra significa yo soy en sanscrito y se usa para despejar la mente de cualquier distracción. Lo importante realmente no es la palabra en sí, sino el efecto que nos produce: cuando repites una palabra de forma serena sin pensar en nada más, se consigue que la mente quede en blanco y podamos meditar. Elige la palabra que quieras o usa esta misma, lo importante es que haga efecto.
- Esta técnica es algo más complicada para aprender a meditar, aunque dependiendo de la persona puede resultar igual de efectivo. Se trata de concentrarse, esta vez con los ojos abiertos, en un punto en concreto. Mucha gente se fija en una fuente o en una vela, ya que el movimiento del fuego es una de las cosas que más relaja, ¿alguna vez te ha sentado delante de una chimenea o una fogata y te has quedado en blanco? Pues meditar se trata de eso mismo, de llegar a un estado de paz mental, por lo que si tienes una chimenea en casa, ¡prueba!
- Otra técnica muy extendida es la de la visualización. Se trata de crear en tu mente un lugar ideal, el lugar más tranquilo y perfecto donde te gustaría estar: una playa desierta, una llanura, una cascada… cualquier lugar donde tú puedas sentir la paz. Lo más difícil de esta técnica se basa justo en la imaginación, ya que no todas las personas somos capaces de crear un lugar así, o al menos no al principio. Es por eso que para aprender a meditar es algo complicada pero, si eres capaz, ¡adelante!
- La última técnica que os traemos hoy nos va ayudar a liberar todo el estrés acumulado en nuestro cuerpo. Túmbate, cierra los ojos y piensa en un punto de cuerpo,lo ideal es empezar por los pies. Una vez que estás concentrada en un punto de tus pies, relaja toda esa zona, siendo consciente de cualquier músculo que esté contraído. Una vez tengas los pies relajados sube hasta los gemelos, los muslos y así por todo el cuerpo. Cuando termines, piensa en tu cuerpo de forma global y disfruta de la relajación.