Cuando inhalamos y exhalamos el aire por la boca de manera continuada y excesiva estamos practicando la llamada respiración bucal, la cual se considera una disfunción o alteración de la función.
Es decir, respirar por la boca no es normal a pesar de su frecuente práctica en los niños, lejos de eso se constituye en un hábito deformante. Por ello respirar por la boca puede provocar que se afecte tu salud bucal.
Más datos: La respiración bucal
¿Respirar por la boca puede ocasionar afectaciones de la salud bucal?
Como hemos señalado en artículos anteriores el respirar por la boca puede causar varias alteraciones de la salud bucal. Algunas de ellas son:
- boca y labios secos
- caries dental
- enfermedad periodontal inflamatoria
- halitosis
- deformidad cráneo-facial
¿Por qué respirar por la boca provoca sequedad de los labios y la boca?
Respirar por la boca provoca pérdida de agua y energía, y esto a su vez afecta el volumen y perfil de la saliva. La saliva es la encargada de mantener la humedad en la cavidad bucal, y cualquier factor que afecte el contenido de líquidos en el cuerpo afecta también el flujo salival.
Al respirar por la boca, se incrementa la evaporación y esta es la principal causa de la pérdida de agua, lo que unido a la disminución de producción de saliva provoca sequedad de los labios y la boca.
¿Por qué respirar por la boca puede provocar caries dentales?
Las caries dentales es un problema de salud bucal que se caracteriza por la destrucción de los tejidos dentarios y puede provocar la pérdida de estos. En el inicio y desarrollo de las caries dentales participan determinadas bacterias denominadas cariogénicas, es decir son aquellas que originan la caries.
Estas bacterias cariogénicas se unen fuertemente a las superficies de los dientes originando la placa dental y allí producen ácidos que atacan a los tejidos dentarios provocando su desmineralización. Así comienza el desarrollo de las caries dentales.
Diferentes factores pueden inhibir el desarrollo de las caries dentales y dentro de ellos se considera esencial la higiene bucal.
Otro factor muy importante es el papel de la saliva como protector de la cavidad bucal. Son muchas las funciones de la saliva como por ejemplo, el mantenimiento del pH o concentración de hidrogeniones de la boca, la remineralización de los dientes y la acción antibacteriana. Estas funciones juegan un papel esencial para evitar las caries dentales.
La acción de la saliva amortiguando el pH evita que este se acidifique y se dañen los dientes. Por otra parte, su función en la remineralización de los dientes, también contribuye a evitar el desarrollo de la enfermedad. Además, la saliva contiene compuestos que funcionan como antibacterianos, y por tanto atenúa el crecimiento de las bacterias que provocan la caries dental.
Por todo ello, al respirar por la boca, se afecta el adecuado volumen y composición de la saliva, lo que favorece la aparición y desarrollo de las caries dentales.
¿Qué es la enfermedad periodontal inflamatoria y por qué la respiración bucal puede ocasionarla?
Otro problema de salud bucal muy importante es la enfermedad periodontal inflamatoria. Esta afecta a los tejidos que sostienen al diente denominados tejidos periodontales. Estos tejidos son la encía, el ligamento alveolo-dentario, el hueso alveolar y el cemento radicular.
En la enfermedad periodontal o gingivitis también participan determinadas especies de bacterias que conforman la placa dental y liberan sustancias dañinas para los tejidos periodontales. Estas sustancias liberadas por las bacterias van a inducir una respuesta inflamatoria en los tejidos periodontales, respuesta que aunque tiene una función defensiva, puede sobrepasarse y provocar daño a los tejidos. Si el proceso no se detiene puede provocar que los dientes se aflojen y se caigan; de ahí que esta enfermedad es la segunda causa de la pérdida de dientes en los seres humanos.
Respirar por la boca de forma sostenida, puede provocar una mordida abierta anterior que favorece la enfermedad periodontal inflamatoria y la pérdida de dientes anteriores. Al parecer esto es causado por la pérdida de la función de autolimpieza de la saliva, la deshidratación de la superficie gingival y la disminución de la resistencia de las células epiteliales gingivales a la acción de las sustancias dañinas producidas por las bacterias de la placa dental.
¿Qué es la halitosis y por qué se relaciona con la respiración bucal?
La halitosis se caracteriza por mal olor del aliento. Puede relacionarse con respirar por la boca porque los cambios que esto produce en la saliva favorecen el desarrollo de bacterias que producen sustancias que desprenden mal olor. También respirar por la boca favorece la enfermedad periodontal inflamatoria y esta contribuye a la halitosis.
¿Cuáles deformidades cráneo-faciales pueden originarse por la respiración bucal?
Son múltiples las deformaciones de la cara y el cráneo que puede provocar el respirar por la boca. Esto se debe a que cuando estas estructuras están creciendo se adaptan al patrón de respiración bucal. Ocurren cambios en los músculos y en los huesos que provocan deformidad y mala posición de los dientes en las arcadas dentarias. Esto se une a alteraciones de los labios, la lengua, el paladar y la mandíbula, que dan lugar a la denominada facies adenoidea o síndrome de la cara larga, todo lo cual afecta no solo la estética sino también la función.
¿Qué debemos hacer para dejar de respirar por la boca?
En primer lugar es muy importante tener en cuenta, que el respirar por la boca de forma continuada, no es algo que las personas hacen porque lo desean. Siempre habrá una causa que determine el cambio desde la respiración nasal normal a la respiración bucal que es anormal.
No obstante una vez eliminada la causa, la respiración bucal puede quedar como un hábito que requiere tratamiento para ser eliminado. Por ello es fundamental conocer cuál es la causa para poder eliminarla tempranamente y evitar así las consecuencias de respirar por la boca.
Quien está capacitado para reconocer cuál es la causa desencadenante de la respiración bucal es el odontólogo. En muchas ocasiones se necesita también del criterio de otros especialistas como por ejemplo el otorrinolaringólogo y el alergólogo, para llegar a un correcto diagnóstico e instaurar un tratamiento temprano.
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