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Rutinas de ejercicios como terapia de más de 20 enfermedades crónicas

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Rutinas de ejercicios como terapia de más de 20 enfermedades crónicas

Científicamente está demostrado el efecto de los ejercicios como terapia para muchas enfermedades crónicas. Algunos pueden pensar que puedes optar por ejercicios físicos si solo buscas tener una buena apariencia. Cuando en realidad, hacer ejercicios mejora la fuerza y capacidad cardiorrespiratoria, por ejemplo. Lo cual no se conseguiría con ningún tipo de dieta.

Al mismo tiempo, una mala alimentación, no ayuda a tener una buena salud cardiovascular ni pulmonar. Puesto que una alimentación deficiente o en exceso acompañada de poca actividad física es una mala decisión que nos puede costar caro.

Además, un entrenamiento físico adecuado puede ayudar a reducir el riesgo de contraer ciertas enfermedades crónicas, aliviar sus síntomas y ayudar a su recuperación.

Ejercicios como terapia

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¿Son efectivos los ejercicios como terapia para curar alguna enfermedad?

Para tratar algunas enfermedades crónicas se puede recurrir a un entrenamiento físico supervisado. Según estudios, las actividades físicas logran un importante avance positivo en el paciente. Entre estas enfermedades se encuentran la psiquiátricas, neurológica, metabólicas, cardiovasculares, pulmonares, trastornos músulo-esqueléticos e incluso algunos tipos de cáncer.

Ejercicios como terapia de enfermedades psiquiátricas

En este grupo de enfermedades se encuentra la depresión, estrés, ansiedad y esquizofrenia entre otras. Todas estas enfermedades crónicas pueden desmejorar la vida social de las personas y afectar su salud física. Generalmente los médicos la tratan con antidepresivos. La actividad física puede llegar a ser un complemento que ayude mucho a la mejora de esta enfermedad.

El efecto principal del ejercicio en este tipo de trastornos es que mejora notablemente el estado de ánimo. Ayudando a disminuir con el tiempo los síntomas de depresión en las personas que se sienten físicamente activos.

El tipo de actividad recomendada como tratamiento alternativo de estos trastornos es la aeróbica, como correr, caminar, nadar o andar en bicicleta. Combinado con los ejercicios de resistencia. Cuántas más sesiones se realicen en la semana mejor será su estado de ánimo.

La razón de esta mejora se puede deber a una mejora en el aspecto general del cuerpo, como una mejor postura o descenso del peso. Lo que generalmente atrae a comentarios positivos de su grupo social.

Otro factor que ayuda a sentirse mejor es que al realizar una actividad física se debe pensar en los ejercicios que se están realizando no dando lugar a otro tipo de pensamientos, menos los negativos.

Ejercicios como terapia

De hecho, físicamente, ocurre un cambio de hormonas que ayudan a sentirse alegres, con buen ánimo. A través del ejercicio, se obtiene un efecto positivo directo sobre el hipocampo. Sin embargo, el mayor reto es lograr que una persona deprimida realice ejercicios. Una vez que se ha logrado transformar a la actividad física en un hábito todo irá sobre ruedas.

Ejercicios como terapia de enfermedades neurológicas

Dentro de esta categoría se encuentra la demencia, enfermedad de Parkinson y esclerosis múltiple. Existen más de 200 enfermedades que pueden derivar en demencia. Entre las más comunes se encuentran las neurodegenerativa como el Alzheimer. También se encuentra la demencia causada por aterosclerosis.

En el siguiente artículo te contamos la relación entre: Alzheimer y diabetes

Dichos trastornos tienen un mayor riesgo de existir en las personas mayores a 70 años. Las personas que tienen una actividad física intensa han demostrado un gran avance positivo en la prevención de este tipo de trastornos.

La razón principal de dicha mejora se debe a que el ejercicio ayuda al sistema vascular y metabólico. Dos factores principales que influyen en el desarrollo de la demencia.

Ejercicios como terapia de enfermedades metabólicas

Se denominan enfermedades metabólicas a la obesidad, hiperlipidemia, síndrome metabólico, síndrome de ovario poliquístico, diabetes tipo 1 y 2. La obesidad es uno de los mayores factores de riesgo en la actualidad. Una buena nutrición acompañada de una adecuada actividad física puede reducir de manera efectiva la masa grasa. En estos casos el tipo de ejercicio más aconsejado es el de alta intensidad.

Hacer actividad física no solamente ayuda a bajar de peso sino también a disminuir el riesgo de contraer enfermedades cardiovasculares. Como un efecto residual hacer ejercicio, hace que luego de una dieta no se pase por el efecto rebote, evitando que se vuelva a subir de peso.

De acuerdo a los resultados científicos si dos personas poseen el mismo IMC, índice de masa corporal, la persona que es más activa posee un riesgo menor de sufrir trastornos cardiovasculares. De hecho, las personas que realizan menos actividades físicas corren más peligro de desarrollar diabetes tipo 2.

La obesidad es uno de los factores que están asociados a la hipertensión, hipertrigliceridemia, hipercolesterolemia, y resistencia a la insulina. El ejercicio favorece a gastar energía, induciendo la lipólisis.

Ejercicios como terapia

Para bajar varios kilos se recomienda realizar ejercicio aeróbico intenso, combinado con los de fuerza. Teniendo en cuenta que cuando se tiene cardiopatía esquémica, es mejor evitar los entrenamientos intensos. Cuando se tiene hipertensión, los ejercicios de fuerza se deben hacer con peso muy liviano y a baja velocidad.

Ejercicios como terapia de enfermedades cardiovasculares

Entre las enfermedades cardiovasculares se encuentra la hipertensión, enfermedades coronarias, insuficiencia cardíaca, apoplejía cerebral y claudicación intermitente. Cuando la actividad física es deficiente aumenta el riesgo de sufrir aterosclerosis e hipertensión. Al realizar ejercicio de manera frecuente se logra reducir la presión arterial disminuyendo el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular.  Incluso ayuda a una mejor y rápida recuperación luego pasar por un accidente cerebrovascular.

El ejercicio no solo ayuda a bajar de peso, sino que también influye en la estructura vascular y neurohormonal, disminuyendo la vasoconstricción. Además, la sensibilidad a la insulina aumenta.

Aquí te mostramos algunas: Rutinas que reducen el riesgo cardiovascular

Ejercicios como terapia de enfermedades pulmonares

Dentro de las enfermedades pulmonares se incluye al EPOC, asma y fibrosis quística, entre otras. Caminar o andar en bicicleta aumenta la capacidad pulmonar. El entrenamiento de resistencia ayuda a la rehabilitación pulmonar en pacientes con EPOC. Mejorando su calidad de vida y salud. Aunque la disnea que se siente puede limitar la intensidad del ejercicio. Con ejercicios frecuentes se mantiene una buena masa muscular, lo que disminuye el riesgo de mortalidad.

La actividad física no influye directamente en la función pulmonar de las personas que tienen EPOC. Su función es aumentar el CFR, es decir, el nivel de reposo espiratorio o capacidad residual funcional. Esto sucede por el efecto de los músculos y el corazón.

Ejercicios como terapia de trastornos musculoesqueléticos

Entre estos trastornos se encuentra la osteoartritis, osteoporosis, dolor de espalda y artritis reumatoide. Estos trastornos son comunes en personas mayores de 60 años. Causado por la pérdida del cartílago articular. El dolor y la posible deformación de las articulaciones hacen que la persona no realice actividad física con frecuencia. Pero estos trastornos aumentan cuando existe sobrepeso y una pobre masa muscular.

Existe evidencia de que el entrenamiento físico tiene un efecto positivo sobre el dolor, la función física y la calidad de vida general. Ayudando a mejorar también el efecto de rigidez en la articulación.

No existen razones sólidas que indiquen que el ejercicio actúe directamente en la enfermedad. Lo que se logra es una mayor eficiencia en el mecanismo de acción inmediato, como mejor equilibrio, fuerza muscular y resistencia. No es necesario que el entrenamiento esté enfocado en la articulación afectada para obtener estos beneficios.

Ejercicios como terapia

Incluso no se debe ejercitar la articulación inflamada hasta que el remedio haya hecho efecto. Lo más importante es no generar una mayor presión en la articulación afectada. Especialmente si la persona tiene sobrepeso, porque puede ejercer una sobrecarga mecánica que puede empeorar la situación.

Ejercicios como terapia de cáncer

Se denomina cáncer al crecimiento celular incontrolado que genera una compresión, invasión y degradación del tejido sano que lo rodea. Las células malignas pueden migrar a través del torrente sanguíneo y del líquido linfático e infectar a órganos periféricos. Etapa denominada metástasis.

Además de la causa genética, el cáncer puede ser causado por factores ambientales como tabaco, radiación, contaminación, infección o mala alimentación. Las personas que siguen un tratamiento suelen sentir un malestar general, falta de apetito, pérdida de peso y masa muscular. Su calidad de vida disminuye considerablemente.

Aquí es donde la actividad física tiene mucha importancia. No solamente ayuda a prevenir el desarrollo de esta enfermedad, sino que también se logra una alta posibilidad de supervivencia en comparación con las personas físicamente inactivas.

El entrenamiento físico tiene un impacto muy positivo en el estado físico y bienestar emocional, logrando a la vez, un aumento de su autoconfianza. Con respecto a la enfermedad en sí, el ejercicio, interviene en la vascularización, función inmunológica y metabolismo.

El tipo de entrenamiento se deberá adaptar a cada persona, porque se sentirán cansados física y mentalmente. Por lo general, se recomienda actividad aeróbica con una mezcla de ejercicios de resistencia. Comenzando desde un nivel bajo de intensidad.

La actividad física no se recomienda cuando la persona posee un recuento bajo de leucocitos a causa de quimioterapia o radioterapia. Tampoco en casos de metástasis en huesos ni infecciones.

Como conclusión, se puede definir que el ejercicio aplicado en el tipo e intensidad adecuada ayuda en la prevención y tratamiento de un gran número de enfermedades crónicas.