¿Te acuerdas cuando estabas planeando las vacaciones? ¿Cuándo llegó por fin el día en el que cerraste la puerta del trabajo y abriste la maleta? ¿Cuándo llegaste a tu destino vacacional o simplemente te tumbaste en el sofá a ver series en bucle y a pasarte las noches en las terracitas de los chiringuitos? Las vacaciones son la época más esperada del año por todos. Son esos días en los que por fin nos liberamos de obligaciones, nos olvidamos de aquello que nos causa rutina y disfrutamos de nuestro tiempo al 100%. Pero, tras ellas, es inevitable que miremos de frente a la temida depresión postvacacional.
¿Cómo podemos sobrellevarla mejor? ¿Hay algún truco para combatirla o evitarla? Sigue leyendo nuestros consejos y vuelve a la rutina con un bonito recuerdo pero con todas las ganas de comerte el mundo… hasta las próximas.
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Como evitar y superar la depresión postvacacional
Date margen:
Un error muy frecuente que solemos cometer y que hace que nos cueste más retomar la rutina es no darnos ningún margen. Me explico. Queremos aprovechar al máximo el tiempo en nuestro destino de vacaciones y apuramos en muchas ocasiones hasta el último día, regresando a casa justo la noche antes de volver a trabajar.
Al día siguiente, cuando suena el despertador y apenas 24 horas antes estábamos en nuestro destino paradisíaco, el golpe de realidad es horrible. Además, se le suma el estrés de volver a organizar la casa (deshacer maletas, lavar la ropa, hacer la compra…) y de retomar todo el trabajo que se nos ha quedado pendiente en vacaciones.
¿Qué ocurre? Que la vuelta a la realidad se hace aún más dura. Por eso, sería recomendable volver uno o dos días antes. Si pueden ser dos días, mejor. Dedicas un día a descansar en casa y volver a adaptarte de nuevo a tu espacio habitual y otro día a la tarea de deshacer las maletas, para que al menos el frente de las tareas domésticas se quede cubierto.
Inicia período de adaptación:
Igual que los niños, cuando empiezan el cole, tienen un período de adaptación, los adultos deberíamos hacer lo mismo. Vale, no le podemos decir a nuestro jefe que los primeros días vamos a trabajar media jornada, pero sí que podemos aprovechar nuestro tiempo fuera de la oficina de otro modo.
No te lleves trabajo a casa, disfruta de tu tiempo libre para que el cerebro crea que aún está de esparcimiento. Sal de casa, ve a comer o cenar fuera o queda con amigos. La idea es ir, poco a poco, repartiendo el tiempo de ocio y el de trabajo. Obviamente, finalmente ganará el tiempo de trabajo, pero que no sea de un día para otro si no quieres que te afecte la depresión postvacacional.
Plantéate nuevos retos profesionales:
Uno de los problemas que solemos tener en el trabajo es que nos acomodamos a la zona de confort. Y está muy bien, sí. Todos queremos estabilidad profesional y económica, se supone que es el objetivo que perseguimos. Sin embargo, esto puede hacer que con el tiempo no le veamos nada bueno a nuestro trabajo, que nos aburramos o que perdamos el interés. Esta en tu mano buscar una motivación extra.
Lo primero, plantéate si te gustaría cambiar de trabajo o seguir en el que tienes. Lo segundo, piensa objetivos, metas o sueños que te gustarían alcanzar, por pequeños o grandes que sean, deberías plantearte varios tamaños de metas para así tener un gran objetivo al frente, pero también varios pequeñitos para ir cumpliéndolos día a día. Tener algo por lo que trabajar es lo que te va a hacer sentir vivo.
Busca un plan que te guste al menos una vez a la semana:
Relacionado con lo que te hemos dicho de tener un período de adaptación, lo ideal es que planees algo que te guste, fuera del trabajo, al menos una vez a la semana. Una quedada con antiguos amigos, una escapada con tu pareja, una ruta de senderismo para el domingo, una barbacoa con los compañeros… De este modo, la semana se te pasará más rápido, disfrutarás más de tu tiempo y tendrás más y mejor tiempo de ocio.
Planea las próximas:
Esto es infalible. El ser humano necesita objetivos. Si has disfrutado de tus vacaciones, ¿no crees que es buen momento para planear las próximas? Comienza a soñar. Como dice una frase: «los viajes se disfrutan tres veces. Cuando se planean, cuando se viven y cuando se recuerdan». ¡Comienza con la primera etapa desde hoy mismo!
Dale vueltas al globo, métete en webs de viajes, sueña con destinos casi inalcanzables donde te gustaría ir… y ve apuntando tus ideas. También mira destinos más asequibles que sí sean más alcanzables para ti y empieza a mirar precios, hoteles, excursiones… Esto te mantendrá motivado y no notarás que queda tanto para las siguientes. Porque recuerda que el tiempo pasa muy rápido.
Además, también puedes mirar a más corto plazo. ¿Tienes un puente próximamente? ¿O te gustaría escaparte un fin de semana a un destino cercano a casa? Esto también es disfrutar.
Haz cambios:
Y por último, para matar a la señora depresión postvacacional, nada mejor que introducir cambios en tu vida. Puedes cambiar el modo en que haces las tareas del trabajo, la forma en la que disfrutas del tiempo libre o tu lista de rutinas. Si, por ejemplo, haces alguna actividad después del trabajo, quizás sería un buen momento para cambiarla.
A la vuelta de las vacaciones la gente aprovecha para apuntarse al gimnasio, para quedar con viejos amigos o para descubrir nuevos hobbies o iniciar algún proyecto interesante, más allá del dinero, que le entretenga en su tiempo libre y le haga disfrutar consigo mismo.
Repasa lo vivido:
Por último, no tengas miedo a recordar. Es posible que estas hayan sido las mejores vacaciones de tu vida, por eso ahora la señora depresión postvacacional ha venido a verte. Quizás estés triste porque te gustaría volver a aquellas noches en las que eras tan feliz o a aquellos días en los que te levantabas sabiendo que iba a ser un gran día, y sin embargo ahora, como por arte de magia, parece que has cerrado los ojos y que todo eso ha sido un sueño, piensas mientras vas en un metro atestado de gente en dirección a un trabajo que probablemente no te guste o no te motive.
Recuerda todos los buenos momentos, ríete con las fotografías, incluso repasa tus redes sociales para ver lo que subiste durante las vacaciones. Habla con la gente con la que compartiste aquello y recordad, recordad mucho. Los recuerdos, al principio, pueden doler. Pero después sanan. ¿Por qué? Porque te demuestran que has sido feliz y que volverás a serlo. Te lo prometemos.
Y tú, ¿qué trucos tienes para sobrellevar mejor la depresión postvacacional? ¿Qué haces cuándo vuelve a sonar el despertador y las vacaciones ya han quedado atrás? ¡Cuéntanoslo y ayuda a los demás a volver a la rutina con una sonrisa! Entre todos, podemos hacer que la vuelta al trabajo no sea un motivo de tristeza, si no algo para sonreir y seguir siendo felices cada día de nuestra vida.
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