La piel de nuestro rostro tiene particularidades únicas y cada una de ellas cuenta al momento de elegir una crema o productos de limpieza. Por eso es importante conocer las cualidades que encierra cada uno de los tipos de piel y darle lo que realmente necesita para que luzca suave y joven.
Aunque el tipo de piel de tu rostro es adquirido de manera hereditaria, existen algunos agentes externos que pueden modificarla drásticamente. El viento y el frío pueden lograr que tu piel luzca seca. A la vez, una alimentación excedida en grasas puede hacer que tu piel muestre signos de grasa. Aunque genéticamente estabas destinada a lucir una piel seca.
Por lo tanto, si realizamos algunos cambios en nuestra rutina. Tales como protegerla de los efectos de los agentes externos del clima y seguir una alimentación saludable es posible que cambiemos la apariencia de nuestra piel a una mejor.
Los cuidados diarios que damos a nuestra piel también influyen en su salud. Limpiar, tonificar e hidratar son pasos fundamentales que diariamente debemos regalar a nuestro rostro. Si lo hacemos de manera correcta es posible que luzca tersa e hidratada.
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Tipos de piel
Piel normal
Es el tipo de piel ideal, es la deseada por todas las mujeres, porque posee el equilibrio de humedad y luce aterciopelada. Sus poros son mínimos muy pequeños, por lo tanto no posee impurezas. La circulación sanguínea es la ideal, por lo tanto tiene ese tono y brillo que denota una piel saludable y radiante.
Al tacto una piel normal se siente suave, fresca y lisa, sin imperfecciones. Con textura aterciopelada. Posee muy poca sensibilidad y con el paso de los años tiende a secarse.
Los cuidados que requiere son mínimos, tales como limpieza, tonificación e hidratación. Todos estos pasos tienen que realizarse con productos aptos para piel normal.
Si tu piel luce diferente, sigue leyendo porque además de identificar tu tipo de piel también te daremos algunos valiosos consejos acerca qué hacer para que piel se parezca a una normal.
Piel seca
Una piel seca no es capaz de retener la humedad necesaria. Por ello luce deteriorada y es muy sensible a los efectos dañinos de un ambiente externo muy agresivo. El exceso de viento, sol, frío o incluso mucho tiempo bajo el calor de la calefacción le hace mucho daño.
Por lo tanto, necesita ayuda para equilibrar la cantidad de lípidos y restablecer su función de escudo protector contra el efecto dañino del medio ambiente.
Causas de una piel seca
Con el paso del tiempo los tipos de piel seca tienden a secarse más aún. Es uno de los tipos de piel más comunes y su causa más generalizada es la pérdida de agua que puede ocurrir desde el tejido más profundo.
Dicha pérdida de agua se puede deber a transpiración a través de las glándulas sudoríparas a causa de un excesivo calor, estrés o actividad intensa. Mientras que la pérdida de humedad en la parte profunda del tejido se debe a la falta de ceramidas, colesterol y ácidos grasos, llamados lípidos epidérmicos.
Para fijar el agua la piel necesita de hidratantes naturales como el ácido láctico, los aminoácidos y la urea.
Todos estos factores intervienen para que el tejido de la piel se vea tirante, frágil, apagada y áspera. La elasticidad es muy débil, por lo que es propensa a presentar líneas desde una temprana edad.
De acuerdo al nivel de sequedad que presenta se la clasifica en diferentes grados.
Piel muy seca
Las pieles de este tipo necesitan un tratamiento urgente, de lo contrario pueden sufrir descamaciones. Que sumada a textura tirante puede provocar picazón. Es extremadamente sensible a todo tipo de agentes externos, mostrando enrojecimiento, irritación o leves infecciones.
Piel extremadamente seca
Cuando la piel es extremadamente seca presenta asperezas con aspecto cuarteado que pueden llegar a ser grietas. Se las encuentra especialmente en pies, manos, rodillas y codos.
Piel grasa
Este tipo de piel se caracteriza por realizar una hiperproducción de sebo. Lo que provoca que se vea con exceso de brillo y poros agrandados muy visibles. La textura de la piel se nota mucho más gruesa y de tono pálido.
Este tipo de piel presenta impurezas siendo muy propensa a la formación de barritos, espinillas o acné. Que generalmente se ubican en el rostro, cuello, hombros, espalda y pecho.
Causas de una piel grasa
Los cambios hormonales y los efectos secundarios de algunos medicamentos. Sin embargo, algunas razones son solamente exceso de estrés, uso de productos cosméticos inadecuados o simplemente genética.
Piel mixta
El tipo de piel más común es la mixta. Se trata de una combinación de la piel seca y la grasa. Los rostros con ese tipo de piel se identifican fácilmente porque poseen una zona denominada T, porque se extiende en toda la frente, nariz y mentón. En esa zona la piel es especialmente grasa y en los pómulos y mejillas la piel se presenta seca.
Mientras que en la zona T la piel luce brillante, con poros agrandados y con impurezas, las mejillas se ven ásperas o descamadas.
Si no estás segura en cuál de los tipos de piel encasillar a tu rostro, te aconsejamos que te acerques a un dermatólogo. Para realizarte un test cutáneo y comenzar con los cuidados necesarios para lucir una piel sana y tersa.
Mira más: Recetas de Cremas hidratantes para cada tipo de piel