El Sarampión es considerado como una enfermedad infecciosa que es transmitida por un virus que suele propagarse con mucha facilidad. Con mayor frecuencia afecta a los niños.
Anualmente se registran decenas de millones de casos y produce la muerte de gran cantidad de niños a pesar de que existe una vacuna contra la enfermedad. Por esta razón en los países que tienen la vacuna contra el sarampión en su programa de vacunación infantil, la afección es menos frecuente. Así todo se reportan gran número de casos cada año.
Si quieres conocer acerca de esta enfermedad, te invito a que nos acompañes en este artículo donde te describo las principales características del sarampión y cómo es su tratamiento.
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¿Qué es el Sarampión?
El sarampión como se dijo anteriormente es una enfermedad infecciosa transimitida por un virus y es altamente contagiosa. La transmisión se produce a través de las secreciones provenientes de la boca y de la nariz principalmente.
El niño es contagioso desde unos días antes hasta unos días después de la aparición de los síntomas. Es decir que el virus se transmite durante todo el tiempo en que transcurre la enfermedad.
Las personas que padecieron de sarampión en algún momento de sus vidas, presentan anticuerpos contra el virus. Esto significa que el sistema inmune, es decir las defensas del organismo están preparadas para contrarrestar el virus ante cualquier contacto. En este caso el paciente no volverá a padecer de sarampión durante toda su vida.
Esto es lo que se llama inmunidad de por vida para el virus específico del sarampión. Por otra parte las mujeres que padecieron anteriormente el sarampión y salen embarazadas, le ofrecen protección a sus bebés. Esto significa que mediante la placenta, la madre pasa al niño los anticuerpos para contrarrestar el sarampión durante el primer año de vida.
¿Cuándo pensar en sarampión?
El virus del sarampión, después de ponerse en contacto con la persona susceptibe, presentará un período de incubación que oscila entre 7 hasta 14 días. El período de incubación es el tiempo que necesita el virus para desarrollarse y comenzar a dañar el organismo.
En los niños inmunizados contra el virus, es decir que su sistema inmune provee los anticuerpos que puedan neutralizarlos, el sarampión no se pondrá de manifiesto. Esto sucede porque las defensas del organismo lo erradicarán antes de que aparezcan las primeras manifestaciones.
Al principio el niño comienza a sentirse mal con decaimiento y malestar general. Se constata fiebre de grado variable. La tos seca también es característica del sarampión. Se presentan también síntomas catarrales como estornudos e irritación nasal. La conjuntivitis es también muy característica de la enfermedad.
De 2 a 4 días después, en el niño con sarampión aparecerán unas manchas dentro de la boca, es decir en la mucosa oral. Estas manchas son específicas del sarampión. Es decir que cuando aparecen el primer posible diagnóstico será sarampión. Manchas de Koplik es el nombre científico que reciben estas.
La localización más frecuente de estas manchas de Koplik es entre las 2 primeras muelas superiores. Las manchas asemejan granos de arena blanca que presentan a su alrededor un aro rojizo. Las manchas pueden también extenderse por toda la mucosa oral dando aspecto de moteado.
Cuando el niño abre bien la boca se observa la faringe enrojecida e irritada.
Entre 1 y 2 días después de la aparición de las manchas, aparece una erupción muy característica y propia del sarampión, que se caracteriza por provocar poca picazón. La localización más frecuente del exantema es en la cara aunque también se presenta por debajo de las dos orejas y a los lados del cuello.
Primero tiene forma de manchas con un contorno irregular para después aparecer pápulas en el mismo sitio. Estas pápulas son elevaciones de la piel circulares de hasta un centímetro de diametro. Estas rápidamente invadirán todo el tronco y también las extremidades. Las palmas de las manos y plantas de los pies no quedarán exentas del exantema provocado por el sarampión. Es entonces que empiezan a desaparecer las lesiones de la cara.
Cuando la infección llega a su período de mayor intensidad la temperatura se eleva. Tanto es así que puede sobrepasar los 40 grados. La piel de alrededor de los ojos se inflama y la conjuntivitis se intensifica. El niño continuará con la tos seca y el exantema será extenso.
Después de 3 días como mínimo y un máximo de 5 días, el niño comenzará a sentirse mejor. La fiebre comienza a disminuir y los síntomas van desapareciendo paulatinamente.
El exantema desaparece rápidamente y en su lugar quedarán manchas decoloradas de coloración pardusca. Con posterioridad comenzará a descamarse toda la piel afectada. A partir de este momento de descamación, la enfermedad deja de ser transmisible.
Ante alguno de estos síntomas, se debe llevar al niño a que lo examine el médico. Es importante aclarar que aunque el sarampión es más frecuente en los niños, en los adultos también aparece la enfermedad con una sintomatología similar.
¿Cómo se diagnostica el sarampión?
El diagnóstico del sarampión es predominantemente clínico. Cuando llega a consulta un niño o un adulto con las manchas de Koplik en la mucosa oral o el exantema característico del sarampión, en seguida el médico diagnosticará sarampión.
Es importante señalar que ante una persona que estuvo expuesta a algún caso de sarampión recientemente y que presenta fiebre, conjuntivitis y tos, también se debe sospechar sarampión.
Las pruebas de laboratorio no son necesarias para establecer el diagnóstico. Sin embargo, en algunas ocasiones son indicadas. Esto se hace con la intención de estudiar la evolución de la enfermedad o en algunos casos con fines epidemiológicos.
En las pruebas de laboratorio se puede buscar la presencia de IgM. Esta es una inmunoglobulina, es decir un anticuerpo que interviene en la defensa del organismo. La IgM aparece ante infecciones como el sarampión. Por lo tanto la presencia de IgM nos indica que el individuo presenta esta infección.
Lo mismo ocurre con la IgG que es otra inmunoglobulina cuyos valores aumentan en presencia del sarampión. Estos exámenes no se realizan con la intención de establecer un diagnóstico. La demora de los resultados puede retardar las medidas que es necesario tomar con estos pacientes.
¿Se puede confundir el sarampión con otras enfermedades?
El sarampión a menudo suele confundirse con otras enfermedades. Esto sucede porque los síntomas son similares a los de otros padecimientos. Es por esto que es necesario acudir al médico. Este sabrá distinguir entre una enfermedad y otra y poner el tratamiento pertinente.
Las enfermedades que suelen confundirse con el sarampión son:
- La rubéola. Esta enfermedad infecciosa generalmente dura menos tiempo que el sarampión. La fiebre no es tan significativa. Además carece de los síntomas iniciales que se describen en el sarampión. Es característico de la rubéola las adenopatías. Es decir la inflamación de los ganglios. Generalmente estas se localizan en la región detrás de las orejas y parte posterior del cuello y son dolorosas a la palpación.
- Exantemas medicamentosos. Con frecuencia medicamentos como el fenobarbital y las sulfonamidas provocan un cuadro similar al del sarampión. Estos se diferencian por la ausencia de los síntomas iniciales como la tos. Además las lesiones de la piel no aparecen primero en la cabeza y después en el tronco.
- La roséola neonatal. Esta enfermedad provoca un exantema muy parecido al del sarampión. Se diferencia en que pocas veces se enferman los niños mayores de 3 años. También la fiebre de la roséola es muy alta al principio y el exantema aparece solo cuando la fiebre baja. Las manchas de Koplik no se presentan.
Otras enfermedades que cursan con síntomas y signos similares a los del sarampión son la escarlatina, la enfermedad del suero y la mononucleosis infecciosa. Un especialista siempre sabrá diferenciar estas enfermedades y llegar al diagnóstico más certero.
¿Cómo se tratan los pacientes con sarampión?
Cuando se sospecha que una persona se encuentra enferma de sarampión, es necesario informar a los sistemas de salud superiores. Esto se debe realizar antes de confirmar el diagnóstico mediante los análisis de laboratorio.
El tratamiento consiste en general en la toma de medidas para conservar la vida del paciente y de vigilancia. Los niños con malnutrición o los que presentan un déficit de vitamina A, están predispuestos a morir de sarampión. Por esto la administración de vitamina A es útil para reducir el riego de muerte en los niños malnutridos.
A los niños que son mayores de 1 año y presentan signos en los ojos de déficit de vitamina A se les pone tratamiento con esta vitamina. También deben recibir tratamiento con vitamina A, los niños que viven en lugares donde es alta la frecuencia de este trastorno. Es decir los niños que habiten en lugares con alta incidencia de déficit de vitamina A.
Por esto en las poblaciones que presentan riesgo de malnutrición o déficit de vitamina A, se deben administrar complementos de vitamina.
¿Cómo se previene el sarampión?
La prevención del sarampión está encaminada principalmente a la vacunación de todos los niños. Algunos países presentan un esquema de vacunación gratuito para los niños en el que se incluye la vacuna contra el sarampión. La vacuna consiste en el virus atenuado. Esto significa que la vacuna contiene el virus, pero este ya no tiene la capacidad de producir la infección descrita anteriormente.
La administración de la vacuna se realiza en 2 dosis. La primera vacuna debe aplicarse entre el año y los 15 meses de nacido el niño. Aunque en caso de haber una epidemia se puede vacunar hasta a los lactantes de 6 meses. Esta vacuna tiene una alta eficacia y ha reducido en los últimos años, en un alto grado, los casos de enfermos por sarampión.
La vacuna provoca que en el organismo se generen los anticuerpos específicos que son necesarios para combatir la enfermedad y erradicarla. De esta manera, el cuerpo combate contra el virus aunque este se encuentre atenuado. Los anticuerpos que se forman deben durar de por vida. Por esta razón, después de administrada la vacuna, el niño puede presentar una infección que no se transmitirá y tendrá pocos síntomas. De lo contrario, el niño puede no sentir nada.
Está descrito que en algunos niños después de administrada la vacuna, entre 5 y 10 días después, puede quejarse de cierto malestar. Esto es debido a la fiebre mayor de 38 grados centígrados que a veces se presenta. El exantema también puede presentarse después de la fiebre. De cualquier forma esto es poco frecuente.
Esta vacuna presenta pocas contraindicaciones. Es decir, que hay personas a las que no se les puede administrar. Esto ocurre porque la persona presenta otra enfermedad o condición con la cual la vacuna puede presentar resultados negativos. En estos casos el sistema inmune del paciente no está preparado para enfrentarse a la vacuna que contiene el virus atenuado. De esta manera la infección puede desarrollarse y tener graves consecuencias para el paciente. Estos casos son:
- Presencia de cáncer o neoplasias malignas que se encuentren generalizadas. Ejemplo de esto son la leucemia y el linfoma.
- El tratamiento con inmunosupresores como los corticoesteroirdes.
- Inmunodeficiencia
- El VIH se considera una contraindicación para aplicar esta vacuna solo cuando el paciente presente una depresión de las defensas del organismo grave.
Cuando una persona se pone en contacto con otra y presenta la posibilidad de haberse contagiado necesita ser atendido. En estos casos se le administra la vacuna. Es importante considerar que la vacuna debe ser suministrada no después de los 3 días posteriores al contacto con el virus.
En los países donde se aplica la vacuna aparecen pocos casos de sarampión de ahí que el programa de vacunación a los niños tiene gran importancia, más que eso es vital, para evitar y erradicar el sarampión que puede causar hasta la muerte.
Por ello, si el niño ha sido vacunado contra el Sarampión, puedes estar tranquila, con una gran probabilidad no padecerá la enfermedad o sus malas consecuencias.
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