¿Eres de esas personas que van con prisa a todos lados? ¿Has hecho del «no tengo tiempo» tu lema de vida? Esto a veces es incompatible con llevar una vida sana: terminamos comiendo lo primero que se nos pone por delante (y suele coincidir que siempre son comidas rápidas o ya preparadas ricas en grasas saturadas y sal), no acudimos al médico con la regularidad que deberíamos y terminamos camuflando nuestros males bajo un Ibuprofeno y un montón de estrés. Nos dejamos a nosotros mismos para mañana y, al final, ese mañana nunca llega. Hoy te pedimos 5 minutos de tu tiempo para leer este interesante artículo y descubrir 10 hábitos saludables que van a mejorar tu vida.
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Contenido
10 hábitos saludables para el día a día
1. Comida rápida no es igual a comida poco sana
Cuando vamos con prisas, recurrimos a comida precocinadas, comida artificial rica en ingredientes de cuestionable calidad que nos ofrecen un plato relativamente sabroso en apenas 2-3 minutos en el microondas. ¿Realmente piensas que esto puede ser sano?
Evidentemente, no debemos llevarlo al extremo y si te gustan estas «comidas», una vez al año, no hacen daño. Pero no lo tomes por sistema: además de encarecer bastante el carrito de la compra, tu salud y tu peso se van a ver resentidos.
¿Por qué lo podemos sustituir? Las frutas, hortalizas y cereales son alimentos que no necesitan preparación ni ensucian la cocina. Una idea de comida que puedes preparar en 2 minutos es una gran ensalada con tomate, lechuga, maíz, manzana en tiras, un puñado de muesli y un yogur como salsa. Tendrás una comida muy completa, barata y rápida.
2. Aprende a delegar
No tienes que hacerte tú cargo de todo, de verdad, no hace falta. Aplícatelo a todos los niveles de tu vida: en el trabajo, seguro que tu compañero también puede hacer el último informe que ha encargado el jefe o en casa, si no hay nada para comer hoy, tu pareja o tus hijos también pueden preparar algo. No intentes ser un superhombre o una supermujer, los héroes no existen y al final la única perjudicada va a ser tu salud.
3. Lo urgente no siempre es lo importante
Ésta es una popular cita y no cabe duda que es real. A veces nos meten prisas o nos las metemos nosotros mismos con cosas que no son importantes, que pueden esperar a mañana mientras hacemos aquello que realmente importa: un paseo con la familia, una llamada larga a esa amiga con la que hace tiempo que no hablas… Cuestión de prioridades, ¿no crees? Elige qué es para ti lo importante en tu vida y no lo dejes pasar.
4. Nunca pospongas el ejercicio
Nos da pereza o simplemente no nos gusta. Pero por suerte o por desgracia, hacer ejercicio es básico y, en mayor o menor medida, debemos practicarlo. La clave está en escoger algo que nos guste o, si realmente no nos llama la atención ningún deporte o no tenemos con quién practicarlo, bastará con salir a caminar 1 hora al día con tu reproductor de música y unas buenas zapatillas.
Si no estás acostumbrado a moverte, verás como los primeros días te gusta, pero después será algo que incluso te pedirá el cuerpo. ¡No te atrofies!
5. ¡Vigila la báscula!
El peso no es solo una cuestión de belleza. Influye (y mucho) en tu salud. Vigila al menos una vez a la semana cómo vas de peso y trata de no pasarte de los valores saludables recomendados. El sobrepeso acarrea muchos trastornos asociados que podemos evitar si lo atajamos a tiempo.
6. Cultiva las relaciones personales
Porque no todo en la vida es trabajar, no hay hábitos saludables mejores que cultivar nuestras relaciones personales, tanto las actuales como las antiguas. Fija un día a la semana para tomar un café con alguien o salir a cenar por la noche. Y, si realmente no os ponéis de acuerdo, haz un repaso a la agenda y busca aquellas amistades con las que hace tiempo que no hablas: antiguos compañeros de colegio, ex trabajadores de tu empresa, ese primo al que hace tiempo que no ves. Hoy en día, gracias a la tecnología mantener el contacto es más fácil que nunca.
7. ¡Pero también tu mente!
¿Hace cuánto no aprendes un nuevo hobby? ¿Hace cuánto no lees un libro que realmente te apetezca? Déjate un día a la semana (por lo menos) para hacer aquello que te gusta y que te ayuda a desarrollar la mente. Cualquier cosa que nos haga pensar y estar mentalmente activos nos sirve: una película, un libro, manualidades o incluso escribir tu propia novela o microcuentos.
8. El día tiene 24 horas, créenos, sí da tiempo a todo
¿Has pensado que si no tienes tiempo para nada, es porque estás llegando tarde a todo? Uno de los hábitos saludables que te proponemos es que aprendas a gestionar tu tiempo, algo tan importante en nuestros días y que sin embargo no todos le damos la misma importancia. La clave está en identificar cuáles son tus ladrones de tiempo y acabar con ellos.
Pon también tus límites si estos ladrones de tiempo no son cosas, si no personas. No permitas visitas improvisadas a casa si estás trabajando o tienes tareas pendientes de hacer, no es necesario que cojas siempre el teléfono al primer tono, puedes vivir con una llamada perdida y responderla después cuando te venga bien.
9. Aprende a decir no
¿Cuántas veces decimos sí cuando en realidad queremos decir no? Muchas, muchísimas. Probablemente, más de las que te gustaría. Esto nos lleva a una situación de angustia, insatisfacción y estrés que, créenos, no combina nada bien con tu propósito de llevar a cabo hábitos saludables.
Aprende a identificar a que sí y a que no puedes negarte y ponlo en práctica. No siempre debes tratar de contentar a todo el mundo. De vez en cuando, te mereces contentarte a ti mismo.
10. Viaja más
El último de nuestros hábitos saludables te va a gustar. Viajar es mucho más que un hobby: nos abre el alma, la mente, tiene el poder de regenerarnos como personas y ayudarnos a crecer. ¿No te lo crees? Entonces algo no estás haciendo bien. Cuando viajes, huye de las superficialidades y céntrate en lo que de verdad importa. Ponte las gafas de ver la realidad y observa a ese paisano que llega tarde a alguna parte, a esas olas que desafían a la orilla, a ese inmigrante que se esconde de las luces de la ciudad y a ese camarero que te atiende con una sonrisa triste. Si tu visita es cultural, planifícate dos días totalmente opuestos: uno, con todo aquello que sale en las guías de viajes; otro, con la cara más desconocida de la ciudad. Los contrastes enriquecen.
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