Las superbacterias son consecuencia del uso y abuso de los antibióticos. Así de fácil resulta decirlo pero esa simpleza puede conspirar contra la salud de los seres humanos.
¿Cómo surgen las superbacterias?
A partir del descubrimiento de los antibióticos a fines del siglo XIX se abrieron nuevos horizontes acerca de cómo podía preservarse la salud del hombre.
Con el descubrimiento de los antibióticos el tratamiento de las infecciones sufrió profundas transformaciones que modificaron el decursar de la medicina y la historia de la humanidad.
Y es que aquellas enfermedades que devastaban a poblaciones enteras empezaron a ser controladas y la imagen de muerte cambió, como es el caso de la, tuberculosis, gonorrea, sífilis y lepra, que abrieron nuevos caminos para su cura a través del uso de los antibióticos.
Sin embargo el resurgir de infecciones mortales empaña el panorama actual pues algunas de estas enfermedades consideradas como flagelos en su momento, están resurgiendo brindando un panorama sombrío de cómo poder controlar su impacto de secuelas y de muerte.
Y es el caso para la tuberculosis al punto que la OMS reporta que en el 2014 aparecieron 440 000 personas afectadas por cepas de tuberculosis mutliresistente, es decir, nuevas cepas que son resistentes a los antibióticos que se usan habitualmente en el tratamiento de esta enfermedad. De hecho ha aumentado a 69 el número de países donde se constata esta dramática situación.
Lo cierto es que, según un informe del Centro para el Desarrollo Global, millones de niños en el llamado mundo en desarrollo, padecen la infección por cepas resistentes que ocasionan tuberculosis, paludismo, y sida entre otras muchas enfermedades que conducen inexorablemente a la muerte de estos niños.
¿Cómo desentrañar el enigma sobre el surgimiento de estas superbacterias?
El profesor Squire Booker de la Universidad del Estado de Pennsylvania, en los Estados Unidos de Norteamérica describió en la revista Science el mecanismo bioquímico que da lugar a que una bacteria, como las que frecuentemente están en los hospitales, se haga resistente a los antibióticos.
El equipo comenzó el estudio de una proteína codificada en un gen llamado Cfr que juega un papel esencial en los mecanismos que utiliza esta bacteria para lograr la resistencia a los antibióticos.
Este gen se encontró en una cepa de Staphylococcus aureus, bacteria que se encuentra habitualmente como parte de la flora que tenemos los humanos en la piel y fosas nasales, causando algunas de las formas de resistencias bacterianas más frecuentes.
Pero lo interesante y trascendente es que este gen se pasa con extraordinaria facilidad de bacterias que no causan enfermedad en los humanos a otras bacterias que son infecciosas para los seres humanos. Esto explica porque se han encontrado cepas de Staphylococcus aureus resistentes a siete tipos de antibióticos en Estados Unidos de Norteamérica, Brasil, México, Irlanda, Italia y España.
Escenario en el que nos encontramos
De esta forma las “superbacterias”, como es el caso de este Staphylococcus aureus resistente a la meticilina, o MRSA, según las siglas en inglés, ocasionan en la actualidad en el orden del 50% de las infecciones que se encuentran en los hospitales estadounidenses.
En este escenario las bacterias comienzan a desarrollar los mecanismos de resistencia a los antibióticos de forma inmediata pues si el tratamiento ha permitido la supervivencia de una bacteria, ¡TAN SOLO UNA!, esta será capaz de multiplicarse y todos los mecanismos de naturaleza genética que haya participado en el desarrollo de la resistencia a los antibióticos será multiplicado en la próxima generación de bacterias.
Imagínense que algunas bacterias se multiplican cada 20 minutos, es decir este llamado tiempo generacional es el tiempo suficiente y necesario para que el número total de bacterias sea duplicado. Así las cosas se calcula que si existiera un cultivo continuo de un tipo de bacteria denominada E. coli al cabo de 24 horas de cultivo se alcanzaría el peso del globo terráqueo.
Por suerte hay mecanismos que hacen que el problema no sea tan simple y esto no sea nada más que un cálculo alejado de la realidad práctica.
Otra arista del mismo problema
Muchas personas hacen gala de autoindicarse medicamentos, incluyendo los antibióticos. Es decir, se autodiagnostican una enfermedad y su tratamiento. De esta forma en muchas ocasiones hacen uso del arsenal de antibióticos existentes, las más de las veces tomándolo de forma innecesaria y contribuyendo a generar la formación y desarrollo de las superbacterias.
La automedicación con antibióticos puede desencadenar una epidemia de “superbacterias”, alertó la Organización Mundial de la Salud (OMS), que recordó que un sobreconsumo prolijo de antibióticos reduce las posibilidades para combatir infecciones bacterianas.
En este contexto, cuando hace falta hacer uso de un antibiótico, simplemente se ha llegado tarde, pues ya la bacteria ha creado resistencia y no se puede utilizar en el tratamiento y no se puede combatir las infecciones. ¡Atencion! Aquí comienza a peligrar la existencia humana.
El precio de los errores pasados…
Se ha demostrado, con la fuerza de argumentos sólidos producto de la investigación científica, que en muchas ocasiones la resistencia esta dada por el abuso del uso de los antibióticos. Y como caso particular aflora su uso en animales como pueden ser el cerdo que comemos o la leche que tomamos de vacas tratadas con antibióticos.
Hay que comer…es una verdad de perogrullo. Y los animales si enferman hay que tratarlos. No nos referimos a estos casos. Lo que también sucedió en la década de los 60 y 70 es que en muchas ocasiones se usaban los antibióticos de forma supuestamente preventiva o para aumentar el apetito y así engordaban más rápidamente y adquirían más peso para venderlos. Y esto por supuesto incrementaba las ganancias. Nada, un mero resorte comercial alejado de la ética médica.
Ecuación de la resistencia….
Hoy pagamos las consecuencias de esas prácticas. Los antibióticos usados en animales llegaban a los humanos a través de leche y carnes, interactuando con las bacterias que encontramos en humanos como flora normal, creando así mecanismos de resistencia e impidiendo el uso de los antibióticos en caso de que la persona enferme.
De esta forma el arsenal de antibióticos para tratar enfermedades disminuye por minuto y las superbacterias se adueñan del escenario.
He ahí el porqué del llamado de Margaret Chan, directora general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), al afirmar que nos encontramos en una era postantibiótico, en un nuevo orden mundial donde las infecciones comunes no podrán ser curadas y cerrarán el ciclo de enfermedad y muerte que asolará a la humanidad.
Al respecto la OMS ha declarado que estamos a punto de perder las curas con antibióticos milagrosos.
¿Quien ganará la partida? Superbacterias versus hombre.
Apuesto por el hombre que con inteligencia y decisión podremos ganar esta nueva batalla, ahora contra las superbacterias. Depende de nosotros… ¡Hagámoslo!