La gingivitis es la inflamación de la encía, y habitualmente es el paso previo al desarrollo de la enfermedad periodontal (EP). Esta abarca un conjunto de procesos que afectan a los tejidos que protegen y sostienen al diente, es decir: encía, ligamento alveolo-dentario, hueso alveolar y cemento radicular.
El hombre la ha padecido desde tiempos muy remotos y es una de las afecciones más comunes del género humano. En general, en países no industrializados en los que no existen programas preventivos, todos los individuos tienen gingivitis en casi todas las áreas de la dentadura alrededor de los 14 años. Por supuesto, tiene remedio y alguno de los aliados son tan conocidos como la Coenzima Q10.
La enfermedad periodontal, constituye la segunda causa de la pérdida de dientes en el humano, al afectar los tejidos que sostienen al diente. Se consideran procesos infecciosos, en los que la destrucción de los tejidos de soporte se cree desencadenada y perpetuada por la presencia de determinadas bacterias y sus productos. Así, de las 300 a 400 especies bacterianas que habitan la cavidad oral, algunas son consideradas en general como patógenos periodontales.
La forma en la que ocurre es al crearse un predominio de la flora patógena en el surco gingival, que se enfrenta a la acción de los leucocitos polimorfonucleares, células que se encargan de la defensa frente a bacterias u otros agentes causantes de enfermedades. Si estas células tienen éxito en la contención de las bacterias, la enfermedad se ve limitada a la encía en el proceso denominado gingivitis.
En la primera etapa que generalmente aparece la gingivitis (inflamación de la encía) y puede continuar o no con la formación de bolsas y destrucción de tejidos profundos, que es lo que se conoce como periodontitis. La movilidad y la pérdida de dientes caracterizan a la etapa final.
La prevalencia de la periodontitis en el adulto es elevada aunque su gravedad sea moderada, con tan solo un 10% de periodontitis grave.
Las enfermedades periodontales se consideran procesos infecciosos, en los que la destrucción de los tejidos de soporte se cree desencadenada y perpetuada por la presencia de determinadas bacterias y sus productos. No obstante, el papel de la defensa del hospedero es esencial en la progresión del proceso.
Por ello en la actualidad, se le atribuye un papel relevante y muy importante dentro de la atención estomatológica o del dentista, orientado hacia el control de la respuesta del ser humano como complemento al control bacteriológico y al tratamiento de carácter preventivo.
Esta respuesta incluye, entre otros elementos, la liberación y activación de enzimas, la liberación de citocinas y la producción de especies reactivas del oxígeno (ERO) o radicales libres que producen daño local, es decir alrededor del diente y a distancia, como pudiera ser el corazón.
Entre las principales especies reactivas del oxígeno (ERO) que encontramos en los sistemas biológicos se encuentran: el radical anión superóxido, el peróxido de hidrógeno, el radical hidroxilo, el oxígeno simple, el óxido nítrico, el ácido hipocloroso y el peroxinitrito.
Estos metabolitos son capaces de producir daño molecular; por ello como consecuencia de la presión evolutiva, en los organismos aeróbicos han desarrollado mecanismos protectores, y entre ellos las enzimas superóxido dismutasas, catalasa y glutatión peroxidasa.
También participan en los mecanismos de defensa las vitaminas antioxidantes A, E y C, así como otros compuestos con propiedades antioxidantes como el ácido úrico y el glutatión reducido.
Si la formación de ERO excede las capacidades de los mecanismos defensivos, se instaura un estado denominado “Estrés Oxidativo” (EO) en el que estos metabolitos inducen reacciones en cadena capaces de dañar a toda clase de molécula de importancia biológica. De esta forma, se encuentran implicados en numerosos procesos y afecciones entre los cuales se encuentra la inflamación.
Antioxidantes en la terapia periodontal
Numerosos productos con propiedades antioxidantes se han utilizado en la terapia periodontal y en particular el uso terapéutico de las vitaminas antioxidantes A, C y E y derivados de la primera como el ácido retinoico. La administración de vitamina A en forma de suplemento dietético revirtió o enlenteció el desarrollo de esta afección, mientras que su uso en pastas dentales disminuyó la profundidad del daño y el e sangramiento de la encía.
El uso de la vitamina E y el selenio también han demostrado un efecto positivo en evitar el daño a las encías.
Entre otras sustancias con propiedades antioxidantes que se han reportado como efectivas en el tratamiento de la gingivitis se encuentra la coenzima Q10 y el aminoácido taurina.
Los extractos de diferentes plantas también se han utilizado con efectividad en el tratamiento de esta enfermedad. Los polifenoles y otros compuestos contenidos en ellos les proporcionan amplias propiedades antioxidantes. Ejemplo de ello son los polifenoles extraídos de hojas del té, que han demostrado ser inhibidores de la placa dentobacteriana.
También los extractos de la hoja del árbol del mango (Mangifera indica) han demostrado propiedades antibacterianas sobre la flora microbiana oral y en particular sobre las bacterias que causan enfermedades como la gingivitis.