Cuando una persona ronca, definitivamente está lacerando la calidad del sueño de aquellos que están a su alrededor. No obstante, ese molesto ronquido no es dañino solo para quien tiene que escucharlo: la persona que ronca es la más afectada.
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El ronquido está muy lejos del nivel de respiración sosegado que debemos tener durante el sueño, y es un indicativo de que algo no marcha bien. Además del síntoma más evidente y sonoro de una posible enfermedad subyacente, es en sí mismo un problema de salud.
¿Te has preguntado,por qué roncamos?
Ese molesto sonido se debe a la vibración de las estructuras naso-orales, ante una resistencia al flujo aéreo en la vía aérea superior. Se produce fundamentalmente en el velo del paladar y la campanilla (úvula), que vibran cuando están relajadas durante el sueño.
Otras estructuras como las amígdalas inflamadas o muy desarrolladas, una garganta muy estrecha o una mandíbula muy pequeña pueden participar en el ronquido. Otros factores que lo desencadenan son:
- Alcoholismo
- Cuadros de sinusitis crónica
- Estrés
- Mal estado del colchón
- Mala postura al dormir
- Obesidad: la grasa abdominal obstaculiza el trabajo del diafragma, esencial en la respiración pulmonar
- Tabaquismo
¿Qué tan frecuente es el ronquido?
En realidad, roncamos mucho más de lo que imaginamos. Se estima que el 40% de los hombres y el 20% de las mujeres como media roncan, valores que aumentan con la edad. En los adultos, el 45% ronca de forma esporádica y el 25% lo hace de forma regular.
Existe además una predisposición genética para el ronquido: si los progenitores roncan, es probable que su descendencia lo haga también.
Cuando el ronquido es suave y rítmico, se considera que no es perjudicial ni síntoma de ninguna obstrucción. No obstante, cuando este se hace arrítmico es uno de los indicadores de que está ocurriendo una apnea de sueño obstructiva.
Síndrome de apnea obstructiva del sueño
En esta afección, ocurren suspensiones en la respiración y por tanto el aire no llega de forma regular a los pulmones para realizar el intercambio de gases. Se estima que cerca del 4% de la población adulta la padece en mayor o menor grado.
Durante este trastorno del sueño, se interrumpe la respiración durante unos 10 segundos, disminuyendo el oxígeno en sangre y aumentando los niveles de dióxido de carbono. El durmiente experimenta entonces un despertar inconsciente, en el que realiza un ronquido fuerte o emite un sonido como si se atragantara, que restablece la respiración.
Según estas pausas, la apnea obstructiva del sueño se clasifica en leve (entre 10 y 20 pausas por hora), moderada (20 a 30 pausas por hora) o severa (más de 30 pausas por hora). Estas dificultades respiratorias aumentan los riesgos de accidente vascular encefálico, también conocido como apoplejía, picos de presión arterial e infartos de corazón en el durmiente.
Roncar fuerte también puede ocasionar contracturas, pues ante una disminución del flujo respiratorio se pasa de un estado de sueño profundo a uno más ligero, donde el corazón late más aprisa, se tensa la musculatura torácica y se abren las vías respiratorias.
Otras consecuencias de los ronquidos
Incluso cuando no estamos en presencia de apneas obstructivas, el roncar acarrea efectos perjudiciales para la salud del individuo.
Así, como en cualquier otro trastorno del sueño, quienes roncan sufren durante el día de somnolencia, pérdida temporal de la memoria, incapacidad parcial del raciocinio lógico, jaquecas, episodios de irritabilidad, dificultad para memorizar y cambios bruscos de carácter.
Diagnosticando el ronquido
Si los ronquidos son alarmantes, deben ser estudiados como un trastorno del sueño para diagnosticar un posible síndrome de apnea obstructiva del sueño.
Para ello, el facultativo revisará los síntomas y la historia clínica, incluyendo un examen físico. También se realiza una entrevista a la pareja o a los padres si el afectado es menor de edad, para identificar si existe una apnea obstructiva y evaluar su severidad.
Como prueba definitoria, puede indicarse una poligrafía cardio-respiratoria, donde se mide durante el sueño el movimiento de la respiración, la cantidad de oxígeno en sangre, el ritmo cardiaco y la posición del paciente.
También puede indicarse una endoscopía del sueño para hallar las causas del ronquido y donde se origina la vibración. En el caso de un estrechamiento en el paladar o las amígdalas, puede evaluarse la necesidad de una intervención quirúrgica para eliminar el defecto.
Tratando a las personas que roncan
Para la apnea obstructiva del sueño severa, un tratamiento habitual es la respiración con mascarilla de presión continua de aire por las noches o Presión positiva continua de la vía aérea (CPAP). La presión sobre las vías respiratorias superiores mantiene el tono muscular de estas y no se producen episodios de apnea.
La dificultad en el uso de estos dispositivos es que el paciente ha de dormir con una mascarilla atada a un tubo conectado a un compresor de aire por al menos 5 horas durante la noche.
Otras medidas pueden incluir el uso de mochilas especiales que impiden dormir boca arriba y que la lengua se retraiga, además de elevar el torso unos 30 grados. También hay pacientes que se benefician de los llamados dispositivos de avance mandibular, que cambian a posición de la lengua y la mandíbula facilitando el flujo de aire.
Se recomienda además que las personas que roncan eliminen el alcohol, el tabaco y los somníferos.
Otro factor importante para evitar los ronquidos es su relación con el sobrepeso. Un porciento cercano al 90 de los pacientes de apnea obstructiva del sueño son obesos, y normalmente su condición mejora al reducir su peso corporal.
Como otro recurso, con un nivel de efectividad muy variable, el facultativo puede sugerir la necesidad de realizar una cirugía de las vías aéreas superiores. A través de una variedad de técnicas, es posible abrir de forma quirúrgica las vías aéreas superiores para evitar que se estrechen al dormir, con la consecuente reducción o eliminación de los ronquidos. No obstante, el éxito depende mucho del caso particular de cada paciente.
Aunque parezca trivial, el ronquido puede constituir un serio problema de salud para quien lo padece. Además, llega a ser sencillamente insoportable para aquellos que conviven con el roncador. No pocos matrimonios se han roto por esta causa, así que por su salud, su estabilidad familiar, su mejor opción es ocuparse de este molesto padecimiento.