Ya dimos respuesta al asunto sobre si podemos mezclar Ibuprofeno y alcohol y ahora nos replanteamos la pregunta con el paracetamol como protagonista.
El paracetamol también conocido como acetaminofén, es una droga perteneciente a los antiinflamatorios de tipo no esteroideos (AINE). Estos actúan mediante su común mecanismo de acción sobre la base de inhibir una enzima denominada ciclooxigenasa, que lleva a cabo la síntesis de sustancias involucradas en la fiebre y el dolor como lo son las prostaglandinas, y en la coagulación como son los tromboxanos. En el paracetamol el efecto antiinflamatorio es muy bajo y predominan sus poderes contra la fiebre, es decir antipirético y contra el dolor al actuar como analgésico.
Por ello ha sido utilizado de forma frecuente en el alivio de síntomas como el dolor de garganta, el dolor de cabeza y la fiebre, entre otros característicos del resfriado, la gripe, la vacunación, para el tratamiento dental y otras condiciones.
¿Es siempre seguro usar el paracetamol?
Aunque al inicio de su uso, el paracetamol se ha considerado por largo tiempo como una droga segura, que no causa graves reacciones adversas, con el tiempo se ha ido develando el lado peligroso del uso de este medicamento. Cada vez son más las llamadas de atención sobre los riesgos del uso del paracetamol en determinadas condiciones, sobre todo asociado a dosis incluso ligeramente por encima de las recomendadas como seguras. Entre las condiciones peligrosas se ha considerado la ingestión conjunta de paracetamol y alcohol.
Una combinación que es mejor evitar
Ante la necesidad de ingestión de cualquier otro medicamento, es preciso, si sabemos que estaremos involucrados en actividades sociales, en las que con gran probabilidad ingeriremos alcohol, asegurarnos de que no tendremos problemas.
Esta cuestión se hace cada vez más frecuente bajo la luz de los nuevos conocimientos acerca del posible efecto cardioprotector de la ingestión de pequeñas cantidades diarias de alcohol. Otro caso aún más serio es el de la ingestión crónica de grandes cantidades de alcohol, característico de la adicción al alcohol o alcoholismo. En cualquiera de estos casos, si tenemos necesidad de tomar algún antipirético o analgésico es preferible no elegir el paracetamol.
Paracetamol y alcohol: una vía directa a la toxicidad hepática
La combinación puede resultar muy tóxica para el hígado e incluso en ocasiones extremas provocar la muerte.
La dosis tóxica mínima del paracetamol en niños es 150 mg/kg de peso, mientras que para el adulto es de 10g al día. Sin embargo, estos valores pueden disminuir en diferentes condiciones, entre las cuales se encuentra el consumo de alcohol (3 o más bebidas alcohólicas de forma sistemática).
La toxicidad del paracetamol se expresa fundamentalmente en el hígado que es el órgano en el que se realiza su metabolización. Esta ocurre fundamentalmente a través de la conjugación del paracetamol con sustancias, como son el ácido glucurónico que lo hacen más soluble y permiten su excreción en la orina por el riñón. En menor grado se produce el metabolismo del paracetamol a través de un sistema enzimático hepático (citocromo P-450), proceso que origina un compuesto que resulta tóxico para el hígado llamado NAPQI, N-acetilbenzoquinoneimida de acuerdo a su estructura química.
Como el alcohol también es metabolizado en el hígado por el citocromo P-450, su consumo crónico produce la inducción de este sistema enzimático. Así, la combinación de ambos incrementa las cantidades de NAPQI que se producen por metabolización del paracetamol en el hígado y esto puede resultar en daño para este órgano.
Las pequeñas cantidades que se forman normalmente de este metabolito hepatotóxico del paracetamol, son eliminadas por mecanismos que dependen de los niveles de un compuesto antioxidante denominado glutatión en su forma reducida. Si este antioxidante está disminuido, como suele suceder en presencia de deficiencias nutricionales causadas por el alcoholismo, se ven también disminuidas estas vías de eliminación.
Entonces ante altos consumos de alcohol, se incrementan también por esta vía las concentraciones del metabolito tóxico del paracetamol, el cual daña a las células hepáticas pudiendo inducir incluso la muerte o necrosis de las células del higado. Se calcula que cuando las reservas de glutatión disminuyen en un 70%, NAPQI empieza a incrementarse y a provocar daño hepático.
El consumo de alcohol en altas cantidades puede además provocar daño renal lo que afecta la excreción de los metabolitos del paracetamol disminuyendo su dosis tóxica y su dosis letal.
Se puede resumir los efectos de la combinación paracetamol y alcohol a tres niveles:
- Altos niveles de consumo de alcohol inducen al citocromo P-450, lo que conduce a un incremento en la formación del metabolito hepatotóxico del paracetamol N-acetilbenzoquinoneimida.
- El consumo crónico y continuado de alcohol puede disminuir los niveles de glutatión, lo cual dificulta la eliminación del metabolito hepatotóxico del paracetamol (N-acetilbenzoquinoneimida) y eleva sus niveles.
- El consumo crónico de alcohol puede producir daño renal que dificulta la excreción de los metabolitos tóxicos del paracetamol quienes a su vez pueden incrementar el daño renal.
A esto se suma el hecho de que hay personas más sensibles a los efectos del paracetamol y por lo tanto en ellas las dosis tóxicas disminuyen pudiendo padecer hepatotoxicidad más fácilmente. El incremento de la sensibilidad puede estar determinado genéticamente.
Lo analizado ilustra por qué ante la pregunta: ¿paracetamol y alcohol?, la respuesta más sensata es: NO. Sin embargo, es el médico de cabecera quien luego de realizar un diagnóstico correcto, que evalúe integralmente a la persona, puede recetar el fármaco adecuado para el alivio de síntomas como el dolor y la fiebre.