La colonoscopia es una técnica utilizada para permitir que el médico observe en la parte más baja del intestino grueso y el recto, incluso se puede tratar de visualizar hasta los puntos más bajos del intestino delgado.
El método se usa para buscar señales tempranas de cáncer y para diagnosticar las causas de cambios inexplicados en los hábitos del intestino o trastornos como el síndrome de colon irritable. La colonoscopia le permite al médico ver tejido inflamado, crecimientos anormales, úlceras, y sangramiento.
¿Cómo se hace?
Para aplicar este método la persona descansará sobre su lado izquierdo en la mesa de examen. Antes de hacer el examen se usará algún fármaco contra el dolor (analgésico) y un sedante suave para mantenerle confortable y ayudar a que la persona permanezca relajada durante el examen.
En estas condiciones el médico introducirá un tubo largo, flexible, iluminado en su porción distal y lentamente lo guiará en los intestinos. El tubo es llamado un colonoscopio y es capaz de transmitir una imagen de la parte de adentro de los intestinos. La colonoscopia se ejecuta normalmente entre 30 a 60 minutos.
La preparación previa resulta complicada y molesta pero vale la pena considerando el beneficio potencial de evitar el riesgo de padecer de cáncer colorrectal.
¿Para qué sirve la colonoscopia?
Independientemente de poder visualizar la luz interior de los intestinos, acción que permite diagnosticar el cáncer de colon aun sin presentar sintomatología alguna, pues es conocida que al presentarse los síntomas puede resultar ya tarde para salvar a la persona afectada, de ahí la importancia capital de esta prueba.
Recordemos que en todo el mundo, más de un millón de personas son diagnosticadas con cáncer colorrectal cada año, y cerca de la mitad de estas personas mueren de la enfermedad.
Aparte del diagnóstico del cáncer colorrectal también se puede detectar la presencia de pólipos o lugares que muestren manifestación de inflamación, pudiendo el médico en ese momento quitar todo o parte de él tejido comprometido en la lesión, bien sea el pólipo o la zona inflamada, usando para este fin instrumentos diminutos hechos especialmente para este propósito.
Ese tejido es enviado a un laboratorio para el diagnóstico.
El cáncer colorrectal puede ser un cáncer evitable.
Saber las señales y los síntomas permite definir si existe degeneración maligna y por lo tanto se puede atender la ocurrencia de cáncer.
Aunque las manifestaciones puedan variar, los síntomas de cáncer colorrectal que con más frecuencia aparecen pueden incluir:
- Ausencia de alguna señal o síntomas
- Un cambio de hábitos del intestino
- La sangre en heces, ya sea de color rojo brillante o muy oscuro
- Diarreas alternando con crisis de estreñimiento, o sentir que el intestino no se vacía completamente
- Aumento de gases que producen crisis de dolor
- Pérdida de peso sin ninguna razón
- Cansancio
¿Quién debe hacerse la colonoscopia?
Todos los adultos con un riesgo común de padecer de cáncer colorrectal que tengan 50 años de edad o más.
Resulta aconsejable que los afroamericanos empiecen a sistematizar la prueba cuando tiene más de 45 anos pues afrontan un riesgo de padecer de cáncer colorrectal ligeramente más alto.
También están aquellos que tienen una historia familiar de cáncer colorrectal a los que sería adecuado realizar la colonoscopia antes de los 50 años.
De esta forma se puede descartar la presencia de otras enfermedades que presentan manifestaciones compatibles con el cáncer colorrectal, como es el caso del llamado colon irritable.
En conclusión, según el criterio de los expertos se considera que una colonoscopia a tiempo puede salvar vidas, al permitir que se detecten y así poder quitar los pólipos precancerosos a todo lo largo de los intestinos antes de que puedan transformarse en lesiones malignas.