Practicar deportes es la vía para romper con el estilo de vida sedentario. Y si hay ejercicios físicos tiene que haber actividad muscular y por lo tanto contracción muscular. Y para que esta exista hace falta creatina.
Y el incremento de la actividad física, de conjunto con los cambios en los hábitos alimentarios en función de modificar la mala costumbre de comer de forma desequilibrada, es que nos permitirá enfrentarnos con éxito en la batalla por la salud.
Y es que se acepta como ciencia constituida que sedentarismo y el patrón alimentario predomínate en la sociedad moderna permite que se abran las puertas a las enfermedades crónicas no trasmisibles que se asocian a los desórdenes metabólicos.
Hay pruebas lo suficientemente convincentes como para considerar que la actividad física exigua y un régimen alimentario poco saludable se convierten en los principales factores que se pueden considerar como causales del riesgo de padecer cardiopatía coronaria, diabetes tipo 2, accidentes cerebrovasculares, hipertensión, obesidad, y osteoporosis entre otras afecciones.
Tomando como punto de partida los estimados actuales, se puede prever que a la altura del año 2020, el 73% de las muertes será causado por esas enfermedades, evitables si realizamos los cambios necesarios en el estilo de vida, tanto en lo concerniente a la práctica de ejercicios como al estilo de alimentación existente.
Hasta aquí estamos convencidos que la actividad física practicada de forma sistemática resulta más que conveniente, una necesidad para mantener la salud.
Pero ¿cómo podemos contribuir a mejorar nuestro rendimiento deportivo?
Si partimos de la consideración que el movimiento se alcanza como consecuencia de la contracción de las fibras musculares con el consiguiente gasto del ATP, “combustible” por excelencia para mantener el adecuado funcionamiento del fisiologismo humano, llegamos a la conclusión que si hacemos ejercicios gastamos ATP.
¿Cómo almacena el músculo el ATP necesario?
Los músculos solo pueden almacenar pequeñas cantidades de ATP, y esto lo hacen en forma de Fosfato de Creatina. Esta pequeña cantidad nos garantiza el tener el ATP para realizar actividad física intensa durante unos 10 segundos.
Con el entrenamiento y la alimentación se logran adaptaciones fisiológicas de forma tal que si la intensidad de los ejercicios aumenta, la demanda de energía también aumentará y con ello se incrementará esta reserva de Fosfato de Creatina.
Día a día se superan los registros en la práctica de los deportes. Si buscamos las estadísticas encontraremos que registros del orden de10 segundos al correr los 100 metros planos hubiera sido algo excepcional unos años atrás. Hoy, lejos de ser una proeza es un hecho habitual para este tipo de competencias de atletismo.
La cuestión es como superar estos registros sin transgredir las ordenanzas de los organismos que vigilan el uso de productos que se utilizan en aras de un mejor desempeño en la práctica de los deportes.
Ahora bien ¿Cuándo se debe tomar Creatina?
La suplementación con creatina se considera comprendida en las denominadas “ayudas ergogénicas” para los que practican deportes como una opción con el propósito de perfeccionar el rendimiento deportivo.
La creatina es una biomolécula nitrogenada que se conforma con los aminoácidos metionina, arginina y glicina que al acoplarse con un grupo fosfato genera la fosfocreatina imprescindible para la contracción muscular.
Esta se sintetiza en hígado, riñones y páncreas aunque también podemos encontrarla como procedente de fuentes externas como son los alimentos que comemos, esencialmente en carnes, leche, pescado y huevos.
Se estima que las necesidades diarias están alrededor de los 2 gramos, de estos, 1 gramo proviene de la dieta y el otro es producto de la biosíntesis interna. Su distribución en el organismo humano responde esencialmente a la función principal de la creatina, es decir, la participación protagónica en la contracción muscular hace que el 95% de la creatina se localice en el músculo esquelético.
Esto hace valorar que aquellos que realizan una actividad física intensa resulte aconsejable la suplementación con creatina para satisfacer las necesidades crecientes de estos atletas.