Un pterigio es un crecimiento en el ojo de tejido benigno que genera una carnosidad que se desarrolla en la conjuntiva cubriendo lentamente la parte blanca del ojo y potencialmente puede dispersarse hacia la córnea. Algunos pacientes no experimentan problemas con estos crecimientos, porque aumentan lentamente y permanecen confinados en la zona del blanco del ojo.
No obstante en otros casos el paciente se queja de que experimentan obscurecimiento de la visión, sobre todo cuando el pterigio crece sobre la córnea.
Mientras el nombre suena exótico, los pterigios o pterygium son frecuentes y aparecen cuando los ojos son agredidos por la exposición a las radiaciones ultravioleta, o contaminantes ambientales, como puede ser el polvo o ambientes ácidos.
¿Qué causa el pterigio?
La causa exacta de pterigio no es conocida. Una explicación es que demasiada exposición a radiación de la luz ultravioleta puede conducir a estos crecimientos. Ocurren más a menudo en personas que viven en climas cálido-húmedos y pasan mucho tiempo al aire libre en medios ambientes soleados o de grandes vendavales.
Otro grupo de riesgo son las personas cuyos ojos están expuestos a los elementos como polen, polvo de lijar, humo, las que tienen grandes posibilidades de estar afectado por la formación de pterigios.
¿Cuáles son los síntomas?
La mayoría de las veces las personas que padecen de pterigio no presentan síntomas. Cuando lo hacen, los síntomas son usualmente ligeros, que incluyen coloración roja, visión borrosa, e inflamación del iris.
También se puede sentir sensación de ardor o picazón. Si el pterigio se vuelve lo suficientemente grande como para cubrir la córnea, puede interferir con la visión. El pterigio grueso o grande también puede inducir a tener la impresión de que tiene un objeto extraño en el ojo. Cuando se tiene un pterigio no se puede usar lentes de contacto.
Cuando aparece el pterigio, usualmente aparece en el lado del ojo cerca de la nariz, como una cuña triangular. Es alimentada la carnosidad por los vasos capilares que le proveen la sangre al ojo y conjuntiva, y los estratos sucesivos de colágeno y otros materiales son puestos para crear la carnosidad en forma de cuna. El paciente puede ver el crecimiento en el espejo, o puede observar que experimenta inflamación del iris o sensación como si tuviera un cuerpo extraño en el ojo, mucho antes de que el crecimiento afecte la visión.
En casos extremos puede ocasionar daño en la córnea, aunque esto sea raro. Esta condición necesita ser tratada desde que aparece la cicatrizando pues puede causar pérdida de la visión.
¿Cómo se diagnostica?
Diagnosticar un pterigio es relativamente fácil pues un simple reconocimiento del oftalmólogo usando una lámpara de hendidura puede determinar la existencia de esta carnosidad que se conoce como pterigio. Una vez vista es difícil de olvidar.
Si resultara necesario efectuar pruebas adicionales, podrían incluir:
- una prueba de agudeza visual
- la topografía corneal, que se usa para medir cambios de curvatura en su córnea
¿Cuáles son los tratamientos?
De hecho un pterigio usualmente no requiere ningún tratamiento a menos que esté bloqueando su visión o sea causa de gran incomodidad que se presente de forma aguda.
Para los casos menores, que por suerte son los más frecuentes, el tratamiento usual implica gotas de esteroides para los ojos o ungüento para tratar la inflamación.
En los casos más serios, el tratamiento usualmente implica un injerto de córnea. En este método, la córnea dañada es sacada y reemplazada con un injerto de córnea de donante que permitirá restaurar la visión.
Cirugía
En caso que el crecimiento del pterigio se convierta en un problema, la cirugía puede ser realizada para eliminarlo. Con gran frecuencia el crecimiento del pterigio resulta propenso a la recurrencia, de ahí que en muchas ocasiones el oftalmólogo puede recomendar darle seguimiento al tratamiento con medicamentos y mantener o implementar el cuidado preventivo.
Si el tratamiento con las gotas para los ojos o los ungüentos no proveen alivio podría recomendarse la cirugía para quitar al pterigio. La cirugía también se indica cuando un pterigio causa pérdida de visión o una condición llamada astigmatismo, que da como resultado visión borrosa.
En otras ocasiones se puede tratar con procedimientos quirúrgicos si la persona quiere que el pterigio sea eliminado por razones cosméticas.
De hecho existen algunos riesgos asociados con estas operaciones. En algunos casos el pterigio recidiva después de haberlo removido por tratamiento quirúrgico. En otras ocasiones la persona tiene la sensación de que el ojo aparece seco e irritado después de la cirugía.
¿Cómo se puede prevenir la formación del pterigio?
Si las personas viven en áreas secas y polvorientas se puede reducir el riesgo de desarrollar pterigio llevando puestos anteojos oscuros para proteger los ojos.
Otra medida debe ser aplicar gotas oculares para humedecer los ojos. Proteger los ojos con un sombrero de ala ancha es también aconsejable, y así evitar el efecto de las radiaciones solares en la cara y por lo tanto en los ojos.
Si es posible, evitar la exposición a los factores ambientales que pueden causar pterigio como son el polvo, polen, fumar, y la luz del sol, lo que puede evitar que se forme el pterigio y en caso de que ya exista puede desacelerar el crecimiento de la carnosidad. Eso también puede ayudar a impedir la recidiva si el paciente ha recibió tratamiento quirúrgico.
La formación de un pterigio no es la única afectación que puede ocurrir como consecuencia de la exposición de los ojos a la radiación ultravioleta.
Las personas que tienen los ojos claros, de colores como el verde o el azul, resultan más propensas al desarrollo de problemas de la visión, y en particular de pterigios sobre todo si permanecen al descubierto de forma rutinaria a la luz brillante del sol.
Esto no obvia que aquellos que tienen ojos obscuros no estén en peligro de padecer trastornos de la visión de ahí que la protección contra el sol ayudará a evitar los molestos pterigios y preservar los ojos así como el resto del cuerpo a fin de que no se afecten por el sol que de lejos brilla pero también quema.