Aprender a conocer tú nivel de estrés te ayudará a tomar las medidas para reducir sus efectos negativos. El estrés es una reacción de nuestro cuerpo ante estímulos externos y en exceso puede afectarnos, pero remediarlo es muy sencillo… aparentemente.
Te invito a leer: 5 ERRORES QUE VAS A COMETER SI TIENES ESTRÉS DE FORMA INCONSCIENTE
Cuando enfrentamos una situación de amenaza o que exige demasiado de nosotros, los mecanismos de defensa del organismo activan el trabajo de las glándulas suprarrenales y la hipófisis, además de estimular la labor del hipotálamo.
Bajo esta situación el organismo de algunas personas experimentan síntomas visibles como temblores o inquietud, mientras que otras solo sufren aceleración cardíaca, sudoraciones, pupilas dilatadas o el erizamiento de los folículos pilosos de la piel en las piernas y los brazos. Los síntomas dependerán del nivel de estrés.
Es la típica respuesta de “pelea o huye”, pero de forma continuada. Nos mantiene atentos y vigilantes, pero si un nivel de estrés elevado se instaura y se transforma en nuestra condición de vida constante, nos desgasta y afecta.
Contenido
La función del estrés en tu organismo
Como parte del sistema defensivo del cuerpo ante una situación estresante, se experimenta una aceleración de las reacciones del sistema nervioso simpático. Luego, el organismo liberará grandes cantidades de catecolaminas, como son la adrenalina y la noradrenalina, además de la encefalina y el cortisol. Finalmente, la sangre sufrirá un aumento de glucosa en su circulación junto con aminoácidos libres y factores inmunitarios y de coagulación.
Esto no es más que un método de supervivencia que adopta el cuerpo humano para enfrentar cualquier posible situación estresante externa. Las complicaciones sobrevienen cuando un estado que debería ser de corta duración se extiende por demasiado tiempo.
En el caso antes mencionado las funciones orgánicas comienzan a dejar secuelas al aparecer reacciones adversas a su presencia y efectos secundarios indeseables.
Un nivel de estrés mantenido deteriora la salud y el bienestar
Una actitud de alerta y vigilia constante modifica las reservas hormonales y da lugar a la aparición de diversas enfermedades que van desde la ansiedad y la depresión hasta la trombosis, la inmunodeficiencia y la diabetes. Por el contrario, un nivel aceptable de estrés mantiene nuestro cuerpo activo y preparado para cualquier evento en nuestras vidas.
Varios estudios sobre el tema se basan en la resistencia que puede desarrollar el organismo ante altos niveles de tensión. Se sabe que un estilo de vida saludable con mucho ejercicio físico ayuda a potenciar nuestra resistencia, mientras que altas cargas de trabajo y presión ambiental y social pueden disminuir tu capacidad de adaptación.
Aunque también es cierto que dos personas nunca reaccionarán igual a un mismo estímulo, ni la misma persona tiene que reaccionar igual en dos momentos diferentes. Todo lo anterior hace necesario que aprendas a escuchar a tu cuerpo ante situaciones estresantes y darte cuenta de cuando tu nivel de estrés está llegando al límite.
¿Cómo saber que tu nivel de estrés te está afectando?
En caso de que tu nivel de estrés sea excesivo, dentro de los primeros síntomas se encuentra: el insomnio, modificaciones del apetito y ansiedad por comer, cambios repentinos de peso, agotamiento, dolores de cabeza y cervicales por contractura de los músculos del cuello.
Los primeros órganos en afectarse son el intestino grueso y los pulmones, más tarde le seguirán el páncreas, el corazón y la memoria.
La aparición de hiperglicemia y diabetes pueden ser un síntoma preocupante de tensión en nuestro organismo, pero por lo general con dos o más de los padecimientos ya se puede identificar una crisis en potencia.
Estrés laboral una situación particular
El nivel de estrés laboral es un problema creciente en numerosos países y es de tal magnitud su importancia que ha requerido de programas específicos por parte de la Organización Mundial de la Salud.
Muchas empresas contratan especialistas capaces de identificar estos problemas y establecen programas específicos para atajarlos a tiempo y que no repercutan en la salud de los trabajadores.
Factores que pueden activar una crisis de estrés
Las posibles causas desencadenantes de estrés son llamadas “estresores” o “factores estresantes” y pueden ser cualquier tipo de estímulo externo o interno, positivo o negativo, que de manera directa o indirecta propicie el desequilibrio o desestabilización del organismo.
Los estresores se catalogan en cuatro tipos: únicos, múltiples, cotidianos y biogénicos.
Únicos
El primero se refiere a cambios drásticos en el nuestro entorno, como cataclismos y otros fenómenos.
Múltiples
Atañen a una sola persona o pequeños grupos y son producto de trastornos vitales y significativos para ellas.
Cotidianos
Son una congestión de imprevistos o molestias rutinarias en nuestras vidas.
Biogénicos
Responden a la activación de mecanismos químicos y físicos que despiertan el estrés sin que por ello medie la intervención de procesos psicológicos.
Hay numerosos ejemplos prácticos de situaciones que actúan como factores estresantes, entre ellos los más comunes son: cambios o traumas repentinos, el padecimiento de una enfermedad, las adicciones, la percepción de una amenaza, la presión ambiental o social, la frustración y el aislamiento o confinamiento lejos de la sociedad.
Más cerca de entender la relación entre las emociones, el cerebro y el corazón
Los resultados de las investigaciones publicadas en este año 2017 dan explicación a algunas observaciones que indicaban que las emociones se reflejan en el corazón.
Investigadores de Harvard (Estados Unidos de América) han vinculado el efecto del nivel de estrés constante en una zona muy profunda del cerebro con un mayor riesgo de padecer ataques cardíacos. Según analizan los expertos el impacto de estos resultados indica que el incremento de actividad en la amígdala, una zona del cerebro que procesa las emociones ayuda a explicar este vínculo.
Los investigadores sugieren que la amígdala envía señales a la médula ósea para producir más glóbulos blancos y éstos, a su vez, actúan en las arterias al provocar que éstas se inflamen, causando ataques cardíacos o apoplejías.
Hoy en día el nivel de estrés elevado se considera un factor de riesgo similar al hábito de fumar o la presión arterial alta. Los autores del trabajo afirman: «Nuestros resultados aportan una revelación única de cómo el estrés puede llevar a enfermedades cardiovasculares«.
Según el nivel de estrés, ¿cuáles serán tus síntomas?
Una depresión por estrés puede dañar nuestro corazón y el sistema digestivo. En un alto grado, estas complicaciones llegan a causar adicción a determinadas sustancias que los pacientes utilizan de manera errada como controladores de su estado de desequilibrio. Algunas de ellas son el tabaco, el alcohol, los fármacos, el comer de forma compulsiva y hasta la ciberadicción.
Una vez identificado uno de estos factores y demostrada su correspondencia a un estado estresante, se pueden tratar de manera positiva buscando el origen del trauma a la par que atendemos la adicción como padecimiento secundario. Otras enfermedades asociadas con altos niveles de estrés son la osteoporosis, la obesidad, la inmunodeficiencia, la hipertensión y los trastornos cognitivos.
El estrés mantenido cuando no se enfrenta adecuadamente se puede convertir en una patología con serias repercusiones en tu bienestar y tu salud. En un próximo post conocerás las vías más efectivas para manejar el nivel de estrés y que salgas vencedor de esa batalla por tu estabilidad emocional, psíquica y física.
Te invito a leer: ¿QUé le pasa a tu cuerpo si estás un año sin sexo?