La enfermedad de los legionarios es causada por un tipo de bacterias llamado Legionella. Y aunque popularmente se la confunde con la salmonelosis, poco tienen en común.
Esta bacteria recibió su nombre después de una epidemia en 1976, en ocasión que la asociación de excombatientes norteamericanos se reunió en una convención en Filadelfia y se enfermaron los participantes con este nuevo tipo de infección en los pulmones, en forma de neumonía.
Los patrones de la enfermedad
Cada año, en los Estados Unidos de América, entre 8,000 y 18,000 personas son hospitalizadas con la enfermedad de los legionarios. No obstante muchas infecciones no son diagnosticadas o reportadas, de ahí que este número puede estar alejado de la realidad y que muchas más personas realmente se afecten.
Esta enfermedad aflora usualmente en el verano y la primera etapa del otoño, pero puede ocurrir en cualquier época del año. De hecho durante este verano se han diagnosticado, tan solo en la ciudad de Nueva York, más de 100 personas cobrando la vida de más de 10 de ellos.
Síntomas y manifestaciones de legionelosis
La enfermedad de los legionarios puede tener síntomas comunes con otras formas de neumonía, lo que hace difícil el diagnóstico temprano. Las señales de enfermedad de los legionarios pueden incluir:
- Tos
- Dificultad para respirar
- Fiebre alta
- Dolores musculares
- Dolores de cabeza
Estos síntomas usualmente empiezan entre 2 a 14 días después de ser expuestos a las bacterias. En la mayoría de las personas infectadas los síntomas desaparecen sin tratamiento.
Causas y vías de transmisión
Este tipo de bacteria (Legionella) se encuentra de forma natural en el medio ambiente, usualmente en agua, y muy en particular si se trata de agua caliente. De ahí que las fuentes más frecuentes para encontrar Legionella son:
- Bañeras de agua caliente
- Torres de refrigeración de aire acondicionado
- Tanques de agua caliente
- Grandes sistemas de plomería
- Fuentes ornamentales
Al parecer no proliferan en aparatos de aire acondicionado del coche o domésticos, del tipo que se ubican en las ventanas.
Las personas se infectan con la enfermedad de los legionarios cuando respiran las pequeñas gotitas de agua en el aire que aparecen en forma de niebla o vapor que contiene las bacterias. Un ejemplo podría ser el respirar las gotitas de una bañera de agua caliente que no se ha limpiado correctamente y ha sido desinfectada.
La Legionella no se difunden de una persona a otra. La mayor parte de las personas expuesta a las bacterias no se enferman. Una persona diagnosticada con enfermedad de los legionarios no constituye una amenaza a otros que compartan la oficina u otras áreas, como pudiera ser el hogar.
Personas con riesgo de enfermar de Legionella.
Ciertos grupos de personas tienen mayor probabilidad de enfermarse gravemente cuando se infectaron con Legionella. Entre estas se encuentran:
- Las personas que tienen más de 50 años
- Fumadores activos e incluso aquellos que han dejado de fumar
- Personas con enfermedades crónicas de los pulmones, como la EPOC (Enfermedad obstructiva crónica), asmáticos o que padezcan de enfisema
- Personas que padezcan adicción a las drogas
- Pacientes con sistemas inmunológicos debilitados
Tratamiento y posibles complicaciones
El tratamiento de la enfermedad se basa fundamentalmente en el uso de antibióticos. Existe entre un 5 al 30 por ciento que presentan complicaciones, fundamentalmente con compromiso respiratorio.
¿Cómo se puede prevenir la infección por Legionella?
No existen vacunas que pueden prevenir legionelosis. La llave para evitar la infección con Legionella es el adecuado mantenimiento de las redes fluviales en las cuales las Legionella crecen, incluyendo sistemas de agua potable, bañeras de agua caliente, fuentes ornamentales, y torres de refrigeración. Para esto se debe garantizar los niveles de sustancias desinfectantes, fundamentalmente cloro, que son necesarias para eliminar los gérmenes del tipo de la Legionella, y el pH adecuado del sistema.