Una de las enfermedades más temidas de nuestros días es el SIDA. Esta infección tan peligrosa puede costarnos la vida, además de ser altamente contagiosa, por ello, saber en qué punto se encuentra y prevenirla es fundamental para poder acabar con ella. Precisamente de esto queremos hablarte hoy: los síntomas del SIDA y los síntomas del VIH que, aunque pienses que sí, no son lo mismo.
O, mejor dicho, son diferentes estados de una misma enfermedad. Pero eso te lo contamos mejor a continuación.
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Diferencias entre VIH y SIDA
Las diferencias entre el VIH y el SIDA son, básicamente, el estado en el que se encuentre la enfermedad. El VIH representa un ataque directo a nuestro sistema inmunitario, debilitándonos y multiplicándose a un ritmo difícil de frenar.
Cuando la infección ya ha hecho de las suyas, ha avanzado y nuestro sistema inmunitario está débil, ya se habla de SIDA. En este punto, el cuerpo no puede defenderse de las infecciones que aparecen y pueden llegar a provocar la muerte.
Síntomas del VIH
El problema de este tipo de enfermedades es que los síntomas no se producen al momento, si no que tienen que transcurrir semanas e incluso meses para que empecemos a notar que algo no va bien. Y, aún así, a veces es difícil detectarlo. Por ejemplo, entre los síntomas del VIH, encontramos cosas «cotidianas» como dolor de cabeza, dolor de garganta, fiebre, diarrea o sudor.
Si has tenido algún tipo de encuentro de riesgo y comienzan estos síntomas, acude al médico a la mayor brevedad para descartar.
Síntomas del SIDA
Tras 10-15 años de tener VIH, aparecen los síntomas del SIDA. Es por ello que, cuando lo detectamos ya en esta etapa, es casi imposible lugar contra él, ya que el estado de la enfermedad está demasiado avanzado. En este sentido, los síntomas del SIDA son los mismos del VIH, con mayor intensidad y con algún añadido como pérdida de peso, problemas respiratorios, cansancio o temblores, entre otros.
Por desgracia, en este punto es muy difícil hacer algo por el paciente, por lo que recuerda acudir siempre a tiempo a un médico.
La prevención es fundamental
En este tipo de enfermedades, se aplica más que nunca aquello de «mejor prevenir que curar». Las enfermedades de transmisión sexual se pueden evitar, así que recuerda siempre actuar con cabeza, estar concienciado y concienciar a tu entorno. Esto es fundamental para que se frenen las muertes por SIDA y VIH en el mundo.
No olvides que la prevención es tan sencilla que, si te contagias, te arrepentirás toda la vida de haber sido tan inconsciente.
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