A todos nos da miedo sufrir una enfermedad o que el paso del tiempo cause estragos en nuestra salud. Inevitablemente, la mayoría de las veces no podemos cambiar el curso de nuestro destino. La predisposición genética está ahí y, aunque sí podemos decidir si llevar una vida más o menos sana, hay ciertas cosas que están escritas. Pero, ¿de verdad podemos evitar otras? La respuesta es clara: Sí. Por eso, te sorprenderá saber que se pueden prevenir algunas enfermedades, como por ejemplo el Parkinson.
Queremos darte tres consejos muy fáciles de seguir que, aunque no te lo creas, te van a ayudar en la prevención del Parkinson. ¡Cuidado! ¿Crees que por ser joven esta enfermedad no te va a afectar? Cambiarás de opinión al saber que en torno a un 2% de las personas que lo sufren tienen menos de 20 años. Es para pensarlo…
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¿De verdad podemos prevenir el Parkinson?
Los neurólogos afirman que el Parkinson es una enfermedad generada por una falta de dopamina. Este químico está presenta en las respuestas del sistema nervioso relacionado con las emociones, por ello, parece evidente que si aprendemos a controlar las emociones, también estaremos generando dopamina de manera consciente. No es fácil, eso es evidente, pero sí que podemos hacer la tarea más sencilla. ¡Toma nota!
3 formas de prevenir el Parkinson y aprender a ser más felices
Para prevenir el Parkinson, tenemos que tratar de segregar dopamina. Una persona triste y desanimada, tendrá los niveles de dopamina más bajos, por lo que la predisposición a sufrir Parkinson de forma temprana se eleva. Con tres sencillos gestos podrás reducir la probabilidad de sufrir Parkinson o, en caso de que ya lo tengas, disminuir sus efectos.
Hacer deporte:
No hace falta que te apuesta a correr la maratón o que de repente te conviertas en un deportista de élite. Todo lo contrario. La actividad física, aunque sea a un nivel bajo, eleva la producción de dopamina, nos ayuda a sentirnos mejor, estar más felices y descansados.
Nos sirve cualquier tipo de ejercicio, desde salir a caminar con una amiga hasta bailar, una actividad buenísima para sociabilizar, mover todo el cuerpo y mejorar la producción de endorfinas.
Enamorarse:
Lo más fácil y lo más difícil al mismo tiempo. Es cierto que no podemos controlar nuestras emociones y decidir cuándo nos vamos a enamorar ni de quién, pero sí podemos decidir dejarnos llevar y disfrutar de lo que sentimos sin miedo al qué pasará después. Cuando nos enamoramos, nuestras hormonas elevan sus picos y la dopamina alcanza los límites más altos.
Fíjate objetivos y ve a por ellos:
Nada produce más satisfacción que tener claro lo que queremos, trabajar en ello y conseguirlo. Teniendo claros nuestros objetivos y poniéndonos un plan para alcanzarlos, aumentaremos la producción de dopamina y adrenalina.
No hace falta que sean grandes sueños imposibles de alcanzar, pueden ser pequeños logros diarios, como aprender a cocinar tu plato favorito o terminar de leer toda la bibliografía de tu autor preferido.
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